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Nos encontramos ante una obra arquitectónica del arte egipcio, para ser más concreto, nos encontramos de Ramsés II y el pequeño espeo de Nefertari, construcciones que podemos datar hacia el 1290- 1224 a.C . Se encuentra en Abu Simbel (Egipto).
Podemos observar como estas obras arquitectónicas están perforadas en la pared, encontramos una entrada rodeada de colosales estatuas del faraón y los dioses. Alrededor de estos, se encuentran unos símbolos, llamados jeroglíficos, que es el sistema de escritura de los antiguos egipcios. En el gran espeo, las colosales estatuas son un alto relieve adosado que se encuentran en posición de pie. En el pequeño espeo, las esculturas son también de un alto relieve adosado, pero estas se encuentran en posición sedentes (sentadas)
El gran espeo y el pequeño espeo fueron templos de la arquitectura egipcia. Los templos fueron el logro arquitectónico por excelencia del Imperio Antiguo.
El esquema clásico constaba de una avenida de esfinges o de carneros que desembocaban en la puerta de entrada, flanqueada por pilonos. Delante se eregía el obelisco, y las colosales estatuas del faraón. Una vez dentro del recinto sagrado, se disponían en eje longitudinal el patio, hasta donde accedía el pueblo en las grandes festividades, y varias salas hipóstilas de uso sacerdotal, que conducían a capillas, donde se custodiaba la barca de Osiris y la imagen titular.
El templo además de santuario de culto, fue un centro económico, y sus sacerdotes, los intermediarios entre dios y el faraón. En su evolución arquitectónica se dieron tres tipos: templos al aire libre, el semiespeo que presenta a cielo raso la mitad de sus partes, excavándose las salas hipóstilas y la capilla en la roca; y el espeo, totalmente rupestre, con todas sus dependencias excavadas en la roca.
miércoles, 21 de octubre de 2015
NEBAMON Y SU FAMILIA EN UNA CACERÍA DE PATOS SALVAJES.
Nos encontramos ante una obra pictórica, cuyo nombre es Nebamon y su familia en una cacería de patos salvajes y perteneciente al arte egipcio, concretamente realizado entre 1470-1439 a.C.
Se trata de un dibujo esquemático y bien definido, cuyo color es el tostado para las carnaciones de los hombres, y amarillentas pálidas o rosadas para las mujeres, lo que conocemos como policromía. Las pelucas de los personajes siempre eran negras y las vestimentas blancas. Las aves se encuentran dibujados en gran variedad de colores.
El cuerpo de Nebamon junto al de su mujer se encuentran en una perspectiva frontal, con su tronco y extremidades hacia el frente y la cabeza de perfil mirando hacia la derecha.
Se encuentran navegando por el río Nilo puesto que, para los egipcios el Nilo es considerado como un genio fecundador y como la principal vía de comunicación.
Existen características que representan tanto la escultura como la pintura egipcia, como es por ejemplo la armonía de proporciones, en la que la figura del ser humano debe estar representada de modo que su longitud sea 18 puños: 2 para el rostro, 10 desde hombros hasta rodilla y 6 desde la rodilla hasta los pies.
Otra de las características que nos encontramos es la ley de frontalidad, en la que la línea de los hombros y caderas permanecía de manera recta.
También se puede observar como se da la característica de la visión rectilínea.
TRIADA DE MYKERINOS
Estamos ante una obra de altorrelieve escultórica, se
localiza en el Museo Egipcio de El Cairo (Egipto). Procede del templo
funerario del faraón Micerinos, situado junto a su pirámide, en Giza.
Está construida hacia 2530-2500 a.C. durante la
IV Dinastía del Imperio Antiguo.
Podemos observar al faraón Micerinos en el centro,
entre la diosa Hathor y la divinidad protectora del nomo de Cinopolis.
Es una piedra de color gris que forma un único bloque
con perfil en L, en cuya pared vertical encontramos tres figuras talladas
mediante altorrelieve de bulto redondo, la base da estabilidad al conjunto
y muestra algunas inscripciones jeroglíficas. La escultura mide 92 cm de
altura.
La obra está realizada mediante talla directa sobre la
piedra, y posteriormente se procedió a pulirla.
El monarca aparece
representado con la corona blanca del Alto Egipto y se viste con un sencillo
faldellín plisado que deja al descubierto su torso, brazos y piernas. Lleva
también la típica barba postiza característica de la realeza egipcia. Micerinos
se encuentra en actitud de avanzar, para lo que adelanta su pierna izquierda,
mientras su musculatura queda muy marcada.
Las dos divinidades femeninas que acompañan al faraón
muestran entre sí algunos rasgos semejantes: ambas se visten con sencillas
túnicas casi transparentes que dejan entrever diversos rasgos anatómicos y
poseen melenas que caen por delante del cuello para llegar casi hasta los
pechos. A la derecha de Micerinos se halla la diosa Hathor, cuya
cabeza se remata con cuernos de vaca, entre los cuales se muestra el disco
solar. A la izquierda del rey encontramos a la diosa protectora del nomo
de Cinopolis, sobre cuya cabeza se coloca su emblema característico, en el que
se distingue un chacal. Existe además otra pequeña diferencia entre las
dos diosas: mientras Hathor avanza levemente su pie izquierdo, en actitud de
inicio de la marcha, la otra diosa se mantiene por completo estática, con los
pies juntos. Sin embargo, las dos divinidades se agarran con una de sus
manos al brazo más próximo del faraón.
En las tres figuras se ha aplicado el canon
escultórico egipcio de los 18 puños y se hace evidente la ley de la
frontalidad, que concibe a las esculturas para ser contempladas de frente.