La Anunciación
La Anunciación de Fra Angelico (1400-1455) es una obra realizada en temple sobre tabla, de estilo renacentista. Esta obra fue realizada para el altar derecho de la iglesia del convento de Santo Domingo en Fiesole, Florencia. El famoso retablo del convento se conforma a través de una tabla en la que aparece representada la Anunciación.
Fra Angelico representa en su obra dos escenas íntimamente ligadas. Por un lado, en la parte derecha de la tabla y ocupando la mayor parte de ésta, aparecen representados María y el arcángel San Gabriel. La Virgen sedente estaba leyendo a la llegada del ángel, ha posado el libro en su regazo y cruza las manos sobre su pecho inclinándose para realizar una reverencia. El arcángel llegado desde el cielo, responde con la misma reverencia a la Madre de Dios. Ambos personajes son rubios, de rasgos estilizados y poco proporcionados, sus dimensiones (demasiado grandes) nos remiten todavía a ecos medievalistas de proporciones jerárquicas.
Ambos personajes están cobijados bajo un pórtico abierto realizado en mármol, que remite al Hospital de los Inocentes realizado por Brunelleschi en aquellos años. Al fondo una estancia abierta en la que se dejan ver algunos sencillos muebles induce a la profundidad.
La parte izquierda de la tabla está ocupada por la expulsión del paraíso de Adán y Eva. Ambos ya vestidos y completamente avergonzados son expulsados del Edén por un ángel. Sobre ellos, en la esquina superior derecha, las manos de Dios asoman resplandecientes enviando un haz de luz y al Espíritu Santo, representado en forma de paloma, hacia la joven María.
Las pálidas encarnaciones de los personajes resaltan sobre los colores brillantes típicos de la primera etapa de Fra Angelico. El azul de las bóvedas y del manto de María se contrapone con el rojizo de la túnica que viste el arcángel y el vestido de la Virgen. Los colores fríos y sosegados ayudan a trasmitir la paz y trascendencia del momento. El detallismo de la composición es asombroso destacando las alas del ángel, de cuya minuciosidad se desprende el estudio de Fra Angelico en las alas de las aves.
La tabla se trata de una obra de juventud realizada entre 1426-1428, en ella son notables las diversas corrientes que influyeron el arte de Fra Angelico. Por un lado el detallismo y la minuciosidad lo relacionan con las obras del norte de Europa.
martes, 1 de marzo de 2016
San Jorge
Nos encontramos ante una escultura realizada en mármol por Donatello entre los años 1416 y 1417. Fue una escultura encargada por el gremio de los fabricantes de armas y concebida para ocupar una de las hornacinas de Orsanmichele en la ciudad de Florencia, pero que en la actualidad se conserva y expone en el museo del Bargello de esa misma ciudad italiana.
Es una obra de principios del Quattrocento y salida de las manos de un Donatello de apenas 30 años. Tal vez por eso es una escultura en la que aún se ven características herederas del estilo gótico como son su equilibrio y la leve torsión de la figura. Sin embargo, también se ven rasgos de lo que va a ser la escultura renacentista.
Con el San Jorge, Donatello estaba evolucionando en su arte escultórico. Él quería sustituir la delicadeza y los refinamientos de obras precedentes por una nueva y vigorosa observación del natural, algo que en este caso se manifiesta en numerosos detalles de la figura, especialmente en cómo están talladas las manos e incluso las cejas.
Pero, como algo propio del Renacimiento, se trata de observar el natural para representar un ideal. Aquí el ideal del hombre caballeresco y también religioso, un joven fuerte, valiente y seguro de sí mismo, con el que se habría de identificar la ciudadanía florentina. Lo vemos sereno y retador, y transmite sobre todo energía y valor. Algo que se ve en su rostro y también en su postura contenida. Se trata de un personaje con un enorme aplomo y con mucha decisión. Y todo ello nos llega no por los gestos de la figura, ni por una postura exagerada. Todo lo contrario. Todo es contención en su presentación, y en cambio nos llega su fuerza interior y su decisión, con un bello rostro que mira con valentía hacia delante y al propio espectador.
Es sumamente interesante ver en el museo florentino de escultura del Bargello las tres esculturas de héroes de Donatello. Su primer David en mármol de 1408, éste San Jorge también marmóreo, y el último David de hacia 1440 y ya moldeado en bronce. Todos ellos plantean el ideal de belleza renacentista, y sin embargo vemos como la escultura de Donatello ha evolucionado de manera trepidante entre las dos primeras obras y la broncínea hacia un mayor dinamismo y movimiento.
Nos encontramos ante una escultura realizada en mármol por Donatello entre los años 1416 y 1417. Fue una escultura encargada por el gremio de los fabricantes de armas y concebida para ocupar una de las hornacinas de Orsanmichele en la ciudad de Florencia, pero que en la actualidad se conserva y expone en el museo del Bargello de esa misma ciudad italiana.
Es una obra de principios del Quattrocento y salida de las manos de un Donatello de apenas 30 años. Tal vez por eso es una escultura en la que aún se ven características herederas del estilo gótico como son su equilibrio y la leve torsión de la figura. Sin embargo, también se ven rasgos de lo que va a ser la escultura renacentista.
Con el San Jorge, Donatello estaba evolucionando en su arte escultórico. Él quería sustituir la delicadeza y los refinamientos de obras precedentes por una nueva y vigorosa observación del natural, algo que en este caso se manifiesta en numerosos detalles de la figura, especialmente en cómo están talladas las manos e incluso las cejas.
Pero, como algo propio del Renacimiento, se trata de observar el natural para representar un ideal. Aquí el ideal del hombre caballeresco y también religioso, un joven fuerte, valiente y seguro de sí mismo, con el que se habría de identificar la ciudadanía florentina. Lo vemos sereno y retador, y transmite sobre todo energía y valor. Algo que se ve en su rostro y también en su postura contenida. Se trata de un personaje con un enorme aplomo y con mucha decisión. Y todo ello nos llega no por los gestos de la figura, ni por una postura exagerada. Todo lo contrario. Todo es contención en su presentación, y en cambio nos llega su fuerza interior y su decisión, con un bello rostro que mira con valentía hacia delante y al propio espectador.
Es sumamente interesante ver en el museo florentino de escultura del Bargello las tres esculturas de héroes de Donatello. Su primer David en mármol de 1408, éste San Jorge también marmóreo, y el último David de hacia 1440 y ya moldeado en bronce. Todos ellos plantean el ideal de belleza renacentista, y sin embargo vemos como la escultura de Donatello ha evolucionado de manera trepidante entre las dos primeras obras y la broncínea hacia un mayor dinamismo y movimiento.
Hospital de los Inocentes
Estamos ante uno de los arquitectos más destacados del Renacimiento italiano, y concretamente del que se desarrolló durante el Quattrocento en la ciudad de Florencia, fue Filippo Brunelleschi (1377 – 1446).
Tal vez su primera gran obra fue este edificio florentino, conocido como el Hospital de los Inocentes, construido a partir del año 1419.
La fachada de la construcción aparece recorrida por una arquería continua de medio punto, toda ella apoyada en columnas, en la que destaca la pequeña circunferencia de su fuste y todas ellas de una regularidad perfecta. Cada uno de los arcos de la arquería se corresponde al interior de la galería con una cubierta de medio cañón coronada por un cuadrado, cuyos lados coinciden en dimensiones con la longitud de las columnas. Con este cuidado estudio de cada una de las dimensiones y proporciones del edificio y de los diferentes módulos que se repiten a lo largo del mismo, el arquitecto estaba buscando materializar la armonía.
Las arcadas que ya hemos citado se enmarcan entre dos pilastras, ambas situadas en los dos extremos, así como se ve una larga banda tangente a los arcos. Y también se descubren uno de los elementos arquitectónicos más emblemáticos de las edificaciones renacentistas: los tondos en las albanegas.
Todos y cada uno de los elementos, sean estructurales o de carácter ornamental, están guiados por el orden, ya que el propósito de Brunelleschi era crear un organismo claro, armónico, en el que todo se basa en unas relaciones de media, de proporción, el único medio para alcanzar la deseada belleza en la arquitectura.
Brunelleschi representa el inicio de las formas renacentistas en varios campos. E incluso con ésta, su primera gran obra, aunque no revoluciona ni crea una nueva tipología de hospital, si es cierto que ya no se trata de un hospital con las características de los medievales de las décadas inmediatamente anteriores.
Y siendo una obra de sus comienzos ya se ve algo que será una de las constantes a largo de sus siguientes creaciones. Se trata del bicromatismo, que en este caso se materializa en el blanco de los muros que contrasta con el tono gris de la piedra.
Y también, como en obras posteriores, emplea como base para la construcción diversas figuras matemáticas muy simples. En este caso eligió, el cuadrado y el círculo. Dos figuras a las que consideraba perfectas desde un punto de vista matemático, algo que en la época significaba la perfección filosófica y también estética. El lugar más visible donde se aprecia esta relación entre el círculo y el cuadrado es la arquería de la fachada y su galería, donde crea espacios cúbicos cubiertos por semiesferas. Un modelo que también incorporó al interior de la Capilla de San Lorenzo, cuyo diseño comenzó mientras se estaba construyendo el Hospital de los Inocentes.