Otra caracterización convencional que recibió fue la de Maestro: el guía que imparte la divina sabiduría, según se reconoce Cristo a sí mismo en el evangelio de San Mateo. En esta versión docente se le representa como un filósofo romano enseñando a sus apóstoles y discípulos. Simultáneamente se pinto a la Virgen como madre, sentada con el Niño en el regazo, y a la iglesia como Orante con los brazos extendidos, aludiendo a la plegaria universal de toda la cristiandad.
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