viernes, 7 de noviembre de 2014
El carro de Helios surgiendo del Océano, Dionisos, Kore, Démeter y Hebe.
Nos encontramos ante una obra escultórica perteneciente al arte griego, denominada El carro de Helios surgiendo del Océano, Dionisos, Kore, Démeter y Hebe.
Observamos una escultura de bulto redondo o exenta. Se trata de un grupo de estatuas, es decir, representaciones de cuerpos enteros de varias figuras humanas. Esta escultura consta de una combinación de posiciones, ya que Hebe se encuentra de pie, Démeter y Kore son sedentes y Dionisos yacente.
La obra es original, de ahí a que a las figuras les falten partes de sus cuerpos como por ejemplo las extremidades o la cabeza. Está construida de mármol pentélico. Las esculturas están talladas sobre piedra. Aunque no podemos apreciarlo debido a la antigüedad de las figuras, estuvieron policromadas. Por la sensación visual, podemos pensar que las figuras constan de una suave textura. En estas figuras deducimos una sensación de pesadez debido al material y el volumen de ellas.
La escultura anteriormente se encontraba en un marco arquitectónico, cuyo punto de vista era único y frontal. Fueron creadas para decorar el frontón de las columnas. Al encontrarse anteriormente en esos lugares, las esculturas recibirían luz natural.
En las figuras observamos la representación del movimiento de cada una de ellas. En Dionisos por lo que vemos deducimos que se encuentra en postura de espera o de contemplación, y por lo que sabemos, concretamente se encuentra contemplando el carro del Sol. En las figuras sedentes de Démeter y Kore observamos sus extremidades levantadas y en la figura de Hebe vemos como extiende uno de sus brazos.
Dicha escultura tiene su significado en la contemplación del carro del Sol, que surge del océano al despuntar el alba anunciando un nuevo día. Enfrente se encuentran Hestia, Dione y Afrodita que observan como el carro de la Luna se hunde en el Océano tras haber brillado durante toda la noche.
Esta figura consta del año 438-432 a.C. La situamos en el arte griego, formando parte de la estructura del templo griego: el Partenón. Actualmente se encuentra en el Museo Británico de Londres.
Observamos como las telas de los vestidos se pegan al cuerpo dejando traslucir la anatomía, lo que da origen a una técnica que los arqueólogos han apodado de "paños mojados" y que los diseñadores actuales de alta costura han rebautizado como transparencia.
También debemos destacar otras esculturas que han formado parte del Partenón como: el Nacimiento de Atenea. Se situaba en el frontón oriental de este templo. En ella vemos como la joven Niké está coronando a la diosa mientras Hermes y Hefaisto corren despavoridos ante el extraño alumbramiento. Estas imágenes se han perdido, pero conocemos la escena por descripciones literarias y por el dibujo que en 1674 realizó el pintor Carrey. También conocemos el Patronato del Ática. Formaba parte del frontón occidental del Partenón, y al igual que la anterior, de ella solo poseemos una maqueta en el Museo de la Acrópolis en Atenas. Observamos como se representa la elección del Patrono del Ática en la cuál quedaron finalistas del concurso Poseidón y Atenea.
No debemos olvidar hablar de la obra arquitectónica nombrada anteriormente: el templo griego: el Partenón. Se trata de un templo octástilo, anfipróstilo y períptero que sigue siendo el emblema universal del arte griego. Se concibió como expresión del agradecimiento que sentían los atenienses por la diosa Atenea. Fue construido por los arquitectos Ictino y Calícrates y bajo la supervisión general de Fidias. Se trata de una obra diseñada para ser observada a distancia y consta de una estructura muy simple con una sala rectangular o naos, que alberga la efigie divina, procedida de un pórtico delantero abierto o pronaos, y secundada en el extremo opuesto por otro pórtico cerrado llamado opistódomo. El núcleo longitudinal y simétrico se eleva sobre una plataforma de tres gradas, donde el peldaño superior o estílobato aguanta el peso del edificio.
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