Nos encontramos ante una obra pictórica
de Arte Gótico. Es un tríptico, concretamente el del Jardín de las Delicias realizado,
en óleo sobre tabla, entre 1500 y 1510 por Jeroen van Aken, El Bosco.

La tabla central es el Jardín de
las delicias representa un falso paraíso en el que la humanidad ha sucumbido
plenamente al pecado, especialmente a la lujuria, y se dirige a su perdición.
Decenas de símbolos diferentes, algunas de cuyas claves solo se pueden intuir,
pueblan este espacio en el que la locura se ha apoderado del mundo. Aparecen
tanto hombres como mujeres, blancos y negros, desnudos, protagonizando todo
tipo de relaciones sexuales. Además, aparecen también relaciones eróticas o
sexuales entre animales, e incluso entre plantas.

El grupo de personas montadas sobre animales que rodean el estanque en el que están mujeres desnudas simboliza la humanidad guiada por sus instintos (los animales) acercándose a la lujuria y la concupiscencia (simbolizadas por el estanque y las mujeres).
Las frutas representadas simbolizan la fugacidad del placer carnal ya que éstas pueden pasar en unos días de la plenitud de la madurez a estar podridas. Los animales representados con unas dimensiones agrandadas y en posición invertida pueden simbolizar que éste no es el Paraíso y aludir a la idea de que nada es lo que parece.

Se emplea una perspectiva cónica,
colocando siempre la línea del horizonte muy alta para lograr profundidad y
poder poner sucesivos planos en los que sitúa las distintas escenas y grupos de
personajes.
Podemos apreciar que en todas las
escenas aparecen elementos o ejes en torno a los cuales parecen articularse la
multitud de figuras representadas (las fuentes en la primera tabla, los
estanques en la segunda, y el hombre-árbol y la zanfoña en la tercera).
La gama de colores empleada es muy
amplia en los paneles del Paraíso y del Jardín de las Delicias en los que
dominan los tonos verdes amarillentos, azules y carnes de las figuras, creando
una sensación de armonía )y del Infierno ( en el que destacan los cálidos rojos
y pardos y los tonos marrones y negros que dan una apariencia tétrica y
terrible a la escena), aunque en la imagen de la ”Creación del mundo “ que
aparece con el tríptico cerrado, ésta se limita a colores fríos como grises y
tonos grisáceos o poco saturados de azules y verdes.
El Jardín de las Delicias es un
gran tríptico ( abierto mide 390 x220 cm y su panel central 195 x220 cm..)
pintado al óleo .El pintor ha aplicado cuidadosamente las pinceladas, muchas de
ellas pequeñísimas para poder reproducir la gran cantidad de pequeñísimos
detalles, haciendo que se fundan unas con otras y creando una superficie
pictórica absolutamente homogénea. El panel central tiene el doble de
anchura que los laterales de modo que éstos pueden cerrarse completamente sobre
aquel. El tema del Jardín de las delicias aparece en el panel central, mientras
que en el panel derecho abierto aparece el Infierno y en el lado izquierdo el
Paraíso o el Jardín del Edén en el último día de la creación. Los paneles
cerrados muestran la creación del Mundo en su tercer día.
A pesar de que el cuadro sea contemporáneo de algunas de las obras maestras del renacimiento italiano (como las primeras obras de Leonardo da Vinci), la composición es uno de los elementos que más claramente nos lo sitúa dentro de una estética aún gótica ya que en ésta, su gran cantidad de detalles y la grandísima minuciosidad con la que aparecen representados nos exige una mirada dinámica que circule por la imagen extrayendo e interpretando datos de la multitud de escenas y figuras, de modo que la imagen que quedará en nuestra mente de dicho cuadro se construirá por sumandos de las distintas y detalladas visiones parciales y será tanto más completa cuanto más minuciosa y atenta haya sido también nuestra observación.
El Bosco emplea un sutil claroscuro, producto de representar las escenas bajo lo que parece una iluminación difusa, que le permite generar la sensación de volumen de los elementos y figuras representados.
Los dos paneles laterales forman
al cerrarse la imagen del tercer día de la Creación del mundo. El Bosco pinta aquí una
esfera transparente dentro de la cual aparece una tierra aún plana símbolo,
según parece, de la fragilidad del universo. Sólo se representan formas
vegetales y minerales, no hay animales ni personas. Los tonos grisáceos
empleados pueden aludir a que se trata de un mundo todavía sin sol ni luna.
Como vemos, el objetivo principal
de El Bosco es, como en otras ocasiones el de moralizar, utilizando imágenes de
una imaginación desbordante que enlazan con la tradición medieval que se servía
de la deformación y la caricatura para aludir al pecado y la perversión de los seres.
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