Madinat al-Zahra
Madinat al-Zahra es una ciudad islámica de 112 ha de
superficie. Fue mandada construir por el primer califa de al-Andalus, Abd
al-Rahman III en el año 936 ó 940, como regalo a su esposa favorita, Azahara.
Como residencia personal y sede del gobierno, la zona palaciega albergaba las
viviendas de los dignatarios más importantes y el conjunto de los órganos
administrativos del Estado, que fueron trasladados desde Córdoba. Durante los
reinados de Abd al-Rahman III y al-Hakam II, la ciudad se convirtió en la capital
de al-Andalus y por sus salones desfilaron los embajadores procedentes de los
países mediterráneos y de la actual Centroeuropa.
Se dispone la ciudad en tres terrazas rodeadas por una
muralla, de las cuales el Alcazar se situaba en las dos más altas y el resto de
estancias, viviendas y la mezquita, en la inferior. Abd al-Rahman no escatimó
en materiales para lograr el efecto buscado: la insignia del poderoso reino que
gobernaba. Ricos mármoles violáceos y rojos, oro y piedras preciosas, además
del cuidado trabajo artesanal de los mejores canteros y las legendarias
contribuciones bizatinas.
Parte del alcázar tenía carácter público y era donde se
sucedían las visitas oficiales. En la parte más alta se sitúa el Salón Alto,
dispuesto en cinco naves con arcadas. Más abajo se encuentra el Salón Rico. La
estancia se divide en tres naves con arcos de mármol rojo y azulado, siendo las
laterales ciegas y abierta la central. La decoración de ataurique (motivos
vegetales labrados) y la riqueza e los materiales han configurado el nombre del
engalanado recinto, completado con baños y abierto al Jardín Alto, de gran
hermosura. Se desarrolla este jardín en cuatro zonas, quedando el punto de
intersección ocupado por un pabellón y cuatro albercas. Una de éstas, la
enfrentada al Salón Rico ha pasado a la leyenda por cobijar en su interior
mercurio y bañar el grandioso recinto con destellos de mil colores.
Otras de las estancias que destacan son: la mezquita Aljama, orientada hacia
La Meca. Consta de un patio porticado en tres de sus lados y una sala de
oración de cinco naves longitudinales separadas por arquerías perpendiculares
al muro de quibla.
El patio de los pilares, se trata de uno de los conjuntos arquitectónicos más importantes del
palacio. No se conoce con precisión cuál fue la función y el uso al que estuvo
destinado este conjunto, aunque su posición central en el sector privado del
palacio, próximo a las residencias califales, parece indicar un carácter
residencial. Se organiza en torno a un gran patio rodeado de pilares cuadrados.
Salón de Abd al-Rahman III, identificado con uno de los grandes salones de recepción existentes en
la ciudad, el llamado Salón Oriental, este edificio fue el marco arquitectónico
destinado a la celebración de recepciones políticas por parte del califa.
El recinto sufrió grandes destrozos a través de las sucesivas guerras que
asolaron Al-Andalus a principios del siglo XI, transformando en ruinas Madinat
al-Zahra. El esfuerzo por crear una ciudad ideal tan sólo duró setenta años,
efímera vida para la que fuera "la favorita" del primer califa.
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