Nos encontramos ante un relieve en mármol,inspirado en la técnica donatelliana del schiacciato. Esta obra pertenece a Miguel ángel, y su nombre es Virge de la escalera.
La Virgen de la escalera es una escultura en relieve de mármol, datada hacia 1491 y que se guarda en la Casa Buonarroti de
Florencia. La obra inacabada tiene unas medidas de 55,5 x 40 cm.
Es una de las primeras esculturas realizadas por Miguel Ángel, cerca de cuando también ejecutó la Batalla de los Centauros. Los detalles de como están realizados los pies de la Virgen, hacen pensar que es realmente una de sus primeras obras, tambien anterior a la de la Batalla. Está trabajada con el mismo estilo virtuoso de Donatello en la Virgen de la Leche, nombrado estilo stiacciato que significa literalmente «relieve comprimido». Vasari la describe: No hace mucho tiempo que Leonardo ( el sobrino de Miguel Ángel) tiene también en su casa, en memoria de su tío, el bajo relieve de una Madonna de mármol, de medida no más grande que un brazo. Miguel Ángel la esculpió cuando era joven y copió el estilo de Donatello con tanto éxito, que parece obra suya, quitando que posee un diseño más gracioso. Leonardo posteriormente regaló esta obra al Duque Cosimo de Médici, quien la considera singular, ya que es la única escultura de bajo relieve dejada por Miguel Ángel.
Miguel Ángel muestra a la virgen en primer término de perfil y de cuerpo entero, lo que le confiere a su imagen cierta monumentalidad, pero -algo inusual- sienta al Niño en su seno dando la espalda al observador y protegido por el abrazo maternal. El brazo derecho, casi de la talla de un adulto por lo musculoso y abultado, cuelga flácido, haciendo pensar que está dormido. Esa actitud parece reforzada por la mirada ensimismada de la madre, como adivinando el trágico destino de su hijo. La mirada de la Virgen se fija en la escena que está a su lado: hay una escalera, algunos angelitos, y uno de ellos, que está agarrado a la barandilla, sostiene junto con otro un paño, justo a la izquierda de la Virgen. La barandilla en realidad tiene forma de cruz y el paño puede ser una profecía de la Síndone.La acción característica la ha desplazado aquí el escultor a los niños que juegan en la escalera, mientras que en la escena protagonizada por sus modelos, ya genérica, se centra en la relación madre-hijo.
Se ha visto en los genios que en el
fondo sostienen la sábana, un presentimiento de la muerte de Cristo y
una mención a su sudario, mientras que la escalera se ha puesto en
relación con algunos textos religiosos difundidos en la época. , el Niño
se encuentra de espaldas sentado sobre suyo y mamando. Una escalera
puesta en la parte izquierda, se cree, que hace referencia a un libro
publicado en 1477: Libro de la escalera del Paraíso, con la metáfora
atribuida a San Agustín por la que la Virgen se convierte en escalera
para la bajada de Jesus a la tierra y a la vez por la que pueden subir
los moratles, al cielo. También se cree que los cinco escalones
representan las cinco letras del nombre de María y, siguiendo con los
símbolos, la piedra cuadrada donde está sentada podría referirse a San
Pedro, la roca sobre la que la iglesia fue fundada.
Miguel Ángel muestra a la virgen en primer término de perfil y de cuerpo entero, lo que le confiere a su imagen cierta monumentalidad, pero -algo inusual- sienta al Niño en su seno dando la espalda al observador y protegido por el abrazo maternal. El brazo derecho, casi de la talla de un adulto por lo musculoso y abultado, cuelga flácido, haciendo pensar que está dormido. Esa actitud parece reforzada por la mirada ensimismada de la madre, como adivinando el trágico destino de su hijo. La acción característica la ha desplazado aquí el escultor a los niños que juegan en la escalera, mientras que en la escena protagonizada por sus modelos, ya genérica, se centra en la relación madre-hijo.
Miguel Ángel muestra a la virgen en primer término de perfil y de cuerpo entero, lo que le confiere a su imagen cierta monumentalidad, pero -algo inusual- sienta al Niño en su seno dando la espalda al observador y protegido por el abrazo maternal. El brazo derecho, casi de la talla de un adulto por lo musculoso y abultado, cuelga flácido, haciendo pensar que está dormido. Esa actitud parece reforzada por la mirada ensimismada de la madre, como adivinando el trágico destino de su hijo. La acción característica la ha desplazado aquí el escultor a los niños que juegan en la escalera, mientras que en la escena protagonizada por sus modelos, ya genérica, se centra en la relación madre-hijo.
Se ha
visto en los genios que en el fondo sostienen la sábana, un
presentimiento de la muerte de Cristo y una mención a su sudario,
mientras que la escalera se ha puesto en relación con algunos textos
religiosos difundidos en la época.
A partir del
Trecento, el Niño dormido representa una prefiguración de la muerte. Por
tanto, la Virgen de la escalera de Miguel Ángel es una memoria de la
pasión de Cristo, un trabajo preparatorio para las cuatro
extraordinarias piezas de la Piedad, verdaderas obras maestras de la
madurez del escultor.
Regalada al Duque Cosimo en
1566, fue devuelta a la familia Buonarroti en 1617, permaneciendo desde
entonces en la Casa Buonarroti.
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