Empezamos con las entradas de obras de Arte Egipcio que han salido en Selectividad en los últimos años. La primera de ellas, el Escriba Sentado del Museo del Louvre.
El primer enlace resulta de especial interés
Un análisis sucinto de la obra lo encontráis aquí.
FICHA TÉCNICA: La Obra propuesta para comentar esta semana se 
trata de la escultura que representa a un escriba sentado y se encuentra
 expuesto en el museo del Louvre (París) de donde recibe el nombre. De 
autor desconocido, esta obra, encontrada en el siglo XIX en la 
necrópolis de Saqqara, se fecha durante la V Dinastía (aprox. 2.500 a.C)
 siendo por lo tanto una obra reprsentativa del arte egipcio del Imperio
 Antiguo.
ANÁLISIS DE LA OBRA: la escultura, una obra exenta realizada en 
piedra caliza policromada, representa a un hombre semidesnudo tan sólo 
vestido con un faldellín cuyo color blanco destaca del color terroso del
 cuerpo, sentado con las piernas dobladas sobre las que coloca un rollo 
de papiro que sujeta con la mano izquierda  mientras con la mano derecha
 debió sujetar un cálamo para escribir que hoy en día ha desaparecido. 
Estos elementos nos delatan el oficio de escriba del personaje 
representado. Con una marcada frontalidad, el personaje levanta 
ligeramente un rostro con labios finos y apretados y unos ojos 
realizados con cristal de roca perfilado con cobre que le otorgan gran 
fuerza y vivacidad a la mirada . El cuerpo semidesnudo es representado 
con gran realismo, con un pecho caído y una barriga prominente mientras 
los brazos se separan del cuerpo, algo infrecuente en la estatuaria 
egipcia donde todo el cuerpo se representaba en un único bloque, que 
contribuye a darle a la escultura una postura más natural y relajada. 
COMENTARIO DE LA OBRA: Esta escultura, cuya finalidad probablemente fuera funeraria, pues posiblemente se esculpiera para servir de soporte al Ka en
 la otra vida, muestra  la importancia de la figura de los escribas en 
la civilización egipcia que llevó al personaje protagonista de esta obra
 a querer perpetuar su imagen para la eternidad realizando su oficio de 
escribano. Dicha obra muestra la dignidad del personaje en el desempeño 
de sus funciones visible no sólo en la representación de sus 
instrumentos de escriba, cálamo y papiro, sino en la mirada atenta y 
concentrada hacia un invisible personaje que dicta las instrucciones y 
ocuparía el lugar del espectador. Toda la atención se centra por un lado
 en la mirada del personaje, intensificada por el recurso del uso de 
cristal para los ojos, y por otro en la acción de escribir propia del 
oficio del personaje representado. Para centrar la atención en esta 
parte de la escultura el escultor recurrió a ensanchar ligeramente la 
cadera y esconder los pies de los que sólo se muestran tres dedos. Más 
que el acto de escribir en sí mismo, el escriba es representado en el 
instante previo al mismo en el que con la espalda recta, la mirada algo 
elevada y los labios apretados escucha con atención las instrucciones 
que tendrá que dejar por escrito. La obra destaca a su vez por su 
sencillez al mostrar al personaje sin ningún elemento supérfulo o de 
adorno (joyas, peluca,...) que puedan desviar  la atención de lo que 
verdaderamente se pretende representar: el oficio de escriba. Como hemos
 comentado anteriormente cabe mencionar el realismo con el que es 
representada la anatomía del personaje, de formas fondonas, alejado del 
lenguaje idealizado utilizado para la representación de los dioses o del
 faraón, considerado igualmente un dios. 
Hay muchos comentarios del Escriba realizados por alumnos de 2º de Bachillerato de otros centros. Por ejemplo

 
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