lunes, 9 de noviembre de 2015

Los órdenes clásicos: jónico, dórico y corintio.

Nos encontramos ante la presentación de los órdenes clásicos griegos: dórico, jónico y corintio.

La arquitectura griega se forjó a partir de los órdenes clásicos, entendiendo como tales al conjunto de reglas referidas a la escala, forma y decoración del edificio. En el curso del siglo VII se fueron concretando los órdenes dórico y jónico; durante la segunda mitad del siglo V a.C apareció el orden corintio.

La escalan era humana. El dramaturgo Sófocles había afirmado que "numerosas son las maravillas de la naturaleza, pero de todas ellas la más grande es el hombre" Una idea que Protágoras resumió en la máxima: "el hombre es la medida de todas las cosas".

La forma viene determinada por la columna, que se compone de basa, fuste y capitel; el diámetro inferior del fuste constituye la unidad de medida para calcular todas las proporciones. La altura de la columna dórica equivale a seis veces la longitud del diámetro del fuste; la jónica, a nueve veces; y la corintia, a diez. Además de proporcionar el módulo, el fuste aparece estriado, conteniendo veinte acanaladuras el dórico y veinticuatro el jónico y el corintio. El capitel, que dulcifica la brusca transcisión entre la verticalidad de la columna y la horizontalidad del entablamento, ofrece tipos distintos: el dórico se caracteriza por un grueso ábaco; el jónico, por sus volutas; y el corintio, por semejar un cestillo de hojas de acanto.

La decoración se centra en el friso que cabalga sobre el entablamento. El friso dórico aparece fragmentado por metopas intercaladas entre triglifos; mientras que el jónico y el corintio presentan un campo liso y continuo para desarrollar ciclos narrativos en relieve.

El orden dórico se impuso en el Peloponeso, extendiéndose a las colonias italianas que se fundaron entre la Magna Grecia y Sicilia. El orden jónico apareció en Asia Menor y en las islas del Egeo. A partir del siglo V comenzaron a yuxtaponerse ambos órdenes en un mismo edificio, reservándose el dórico para el exterior y aplicando el jónico en el revestimiento interno. El Partenón, eregido en la Acrópolis de Atenas entre el 447 y el 432 a. C, muestra esta combinación. La geografía del orden corintio partió del Peloponeso y conocería su máxima expansión en el período helenístico.




















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