Estamos
ante la representación de una cacería de cérvidos realizada sobre roca. Es una
pintura rupestre del Mesolítico (3500-2000 a. C.), realizada por las tribus de
la zona levantina y se trata de la Cacería de Ciervos, en el Abrigo de los
Caballos, ubicado en el Barranco de La Valltorta (Castellón).
En cuanto a la técnica se debieron utilizar pinceles de
pelo, plumas u otros materiales orgánicos, llevando a cabo una pincelada
acabada. Los contornos de las figuras están bien delimitados, no existe
modelado y los colores son planos, también vemos que hay un par de figuras que
no están totalmente rellenas de color, lo que se podría interpretar como un
alarde de un cierto realismo (moteado de las pieles de los animales). Podemos
apreciar que carece de perspectiva, todas las figuras están en primer plano. En
realidad es una representación plana, lineal y sin volumen.
En
cuanto a su iluminación, son pinturas realizadas para ser contempladas bajo la
luz solar dentro de abrigos naturales.
La
composición es sencilla, enfrenta a los arqueros con los animales, basándose en la combinación
de líneas horizontales, las flechas, arcos y brazos, con las verticales que
forman las patas de los animales.
Finalmente,
podemos decir que es una representación
figurativa, más naturalista con relación a los animales que a la figura
humana. Vemos que los cazadores están representados de una manera esquemática,
se muestran gestos y no anatomías, con una gran estilización que pretende
mostrar el ímpetu de una cacería, si nos fijamos veremos que los cuerpos acaban
siendo un elemento más de los arcos en tensión. Incluso para aumentar el
movimiento, los animales abren extremadamente sus patas y se ubican en forma
diagonal.
A finales de la última
glaciación, en torno al 9000-8000 a.C. se produce un cambio importante en las
formas de vidas de los humanos y este hecho va a repercutir en su arte. El
artista deja las cuevas del Paleolítico de la zona franco-cantábrica y se
decantará por los abrigos naturales ubicándose en la zona mediterránea.
realizaron para ser contempladas no bajo la luz del fuego sino
bajo la luz solar. Se representarán escenas, en las que junto a los animales
ahora va a aparecer la figura humana, normalmente pequeñas, estilizadas y
recurriendo a formas estereotipadas, en las que el movimiento va a ser muy
importante, recurriendo a efectos expresionistas: piernas abiertas, músculos
exagerados y la utilización de la diagonal, como podemos contemplar en la
imagen que estamos comentando.
Los
animales más representados serán ciervos, como en esta pintura, cabras
montesas, jabalíes, toros, caballos, insectos… Entre las figuras humanas
destacan las masculinas, armadas con arcos y flechas y en segundo plano las
femeninas, más escasas, vestidas con faldas largas y el torso descubierto.
Predomina
la monocromía, silueteando las imágenes en blanco, negro o rojo.
En
cuanto a los temas nos encontramos con tres grandes bloques: actividades
económicas (caza, recolección, ganadería…), aquí podíamos ubicar nuestra
pintura; escenas de guerra; y escenas lúdico-religiosas (danzas, hechicería…).
Con
relación a su significado, también podemos pensar que pudiera ser de tipo religioso o
propiciatorio, similar a las del Paleolítico, aunque sabemos que su intención
sigue siendo muy discutida. En este caso la temática es más amplia y en
ocasiones pudiera ser que su finalidad fuera meramente narrativa.
Otros
ejemplos pueden ser “Mujeres danzando en el abrigo de Cogull, Lérida”,
“Recolección de miel, cueva de La Araña, en Bicopr, Valencia”…
Las
pinturas rupestres levantina superarán el Mesolítico y se adentrarán en el Neolítico y en la Edad de
los Metales.