Junto con Santiago de Compostela, San Isidoro de León y Jaca representa la cumbre del arte románico español del S XI.
Tras cambiar de mano en varias ocasiones durante la Edad Media, y tras su definitiva separación del monasterio, la iglesia sufrió diversos añadidos durante el siglo XV: una torre que serviría de campanari sobre el cimborrio original, y varias dependencias que hicieron de sacristía. Tras estas últimas noticias medievales, el templo sufre un progresivo deterioro, que lleva a que a finales del siglo XIX sea declarado inadecuado para el culto. Tras su cierre, el deterioro se acelera, con varios desprendimientos en la bóveda y las paredes.
Varios informes emitidos durante esta época reflejan el preocupante estado de la edificación que amenazaba ruina. La labor de restauración del templo se inicia por Manuel Aníbal Álvarez y Amoroso entre (1894-1904), eliminando estructuras añadidas, reconstruyendo partes desaparecidas e inventándose alguna zona, como la portada apuntada del muro sur del transepto, allí donde hubo sacristía adosada, casi todo el hastial de poniente, y 86 de los 320 canecillos; entre otras cosas.
Se reabre definitivamente al público en 1904, en la actualidad puede contemplarse, en el interior de la propia iglesia, una maqueta que representa la situación de la iglesia en el momento de acometer su restauración.
La apariencia exterior de la Iglesia de San Martín de Frómista es característica del periodo románico en que fue construida. Sobre sus naves, de escasa altura, destacan el cimborrio octogonal sobre el crucero y las dos torres cilíndricas a ambos lados de la fachada principal. Las tres naves, con bóveda de cañón, la central más ancha y alta que las laterales, terminan en tres ábsides circulares.
Desde el exterior se advierten sus muros sólidos, con escasos ventanales con arcos de medio punto en los ábsides y en los laterales del templo. En las fachadas, a modo de cornisa, se extiende un adorno ajedrezado de piedra a diferentes alturas. Además, bajo los aleros de las puertas y tejados hay más de 300 pequeños canecillos, con figuras similares a gárgolas, representando animales, seres humanos y seres mitológicos o fantásticos. Sobre la puerta principal hay un crismón de seis brazos, de dudosa antigüedad.
La iglesia tiene cuatro entradas, una en cada una de sus fachadas, aunque sólo dos permanecen útiles: la de la fachada principal, la más ricamente adornada de todas, y la de la portada sur (actual puerta de entrada al público). La puerta de la fachada norte está tapiada.
En su interior la iglesia de San Martín presenta una planta basilical, formada por tres naves de distinto tamaño separadas por pilares compuestos. La nave principal o central es más ancha que las dos laterales, y las tres terminan en ábsides semicirculares. En el caso de esta iglesia, la planta basilical está combinada con la forma de cruz latina, con el cimborrio octogonal situado sobre el crucero.
Los ábsides albergan diversas esculturas medievales, entre las que destaca un Cristo del siglo XIII, en el de la nave central.
Cada uno
de sus muros laterales posee una portada inscrita en cuerpo ligeramente
resaltado, a la altura del segundo tramo en el lado sur y en el tercero
en el norte. La portada oeste, neorrománica de la restauración,
se pone en duda que existiera.
Tres ventanales
de medio punto, uno por tramo -salvado en cada caso el de la puerta- iluminan
el templo a través de sus muros laterales.
La estructura
es igual en todos ellos: Doble arquivolta, de bisel la exterior y de baquetón
la interna, que apea en capiteles de diversos motivos y columnillas.El interior de la iglesia, aunque en general sobrio, tiene algunos elementos decorativos de interés. Destacan los capiteles de las columnas, con imágenes vegetales, animales o narrativas. Entre ellos merece la pena observar con detenimiento los dedicados a la historia de Adán y Eva, o a la fábula de "La zorra y las uvas".
http://www.arquivoltas.com/8-palencia/02-fromista00.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_de_San_Mart%C3%ADn_de_Tours_%28Fr%C3%B3mista%29