Referiendonos a la teoría, nos encontramos ante la Iglesia de Santa Sofía(532-537). Desde la Edad de Oro de Bizancio, esta mezquita que en un tiempo fue un templo católico, es uno de los más extraordinarios edificios dentro de la historia de la arquitectura. Desempeñó un papel importantísimo tanto arquitectónica como litúrgicamente en la confesión Ortodoxa Oriental, en el Imperio Bizantino y, más tarde, como mezquita durante el Imperio Otomano. Fue reconstruida en la época de Justiniano, para ello el emperador recurrió a dos arquitectos de tradición griega, Antemio de Tralles como autor teórico del proyecto e Isidoro de Mileto, encargado de llevarlo a término.
Su esplendor es debido, en parte, al haber sido levantada junto al palacio del emperador Justiniano. Se concibe como la gran iglesia del emperador y contiene todos los elementos de la magnificencia cortesana a la vez que unifica todas las tradiciones arquitectónicas de la Antigüedad: la tradición oriental de la arquitectura mesopotámica, persa y siria, se funde con las tradiciones constructivas griegas, romanas y paleocristianas, además de las adiciones musulmanas. A su vez, Santa Sofía va a ejercer una gran influencia en la arquitectura posterior del Románico y del Renacimiento.
En el año 568 Isidoro el Joven fue el encargado de reconstruir la cúpula, castigada por los terremotos de los años 553 y 557 y definitivamente destruida por el año 558.
En 1453 Constantinopla fue tomada por los turcos y la iglesia Santa Sofía convertida en mezquita. A consecuencia de ello se levantaron los minaretes exteriores, se transformó la decoración interior agregando los cuatro emblemas circulares en las esquinas de la planta, los primitivos mosaicos se vieron afectados perdiendo el esplendor original y se reorientó el templo, que alteró el eje longitudinal original de la planta ya que el ábside de la iglesia quedó relegado a segundo plano. Al principio los turcos preservaron los frescos y las figuras de mosaicos de los santos cristianos que adornaban las paredes, pero en el décimosexto siglo, éstos fueron cubiertos totalmente con yeso ya que el código islámico prohibe la representación figural.
Mustafa Kemal Atatürk, el fundador de la república laica de Turquía, convirtió en el año 1935 la iglesia Santa Sofía en museo, tras una importante restauración. El Museo Santa Sofía se encuentra en Sultanahmed, en el corazón del barrio histórico de Estambul, Turquía. El edificio, orientado hacia el este, se enfrenta con la Mezquita Azul y por una de las calles laterales con la Yerebatan Cistern. El Topkapi Palace está a unos pocos metros.