Nos
encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al Renacimiento,
concretamente con la imagen de Palas domando al centauro, realizada por Sandro
Botticello tras su regreso a Roma.
Esta obra
consiste en una escena mitológica en la
que el maestro parece hacer una interpretación de las ideas neoplatónicas
introducidas en la Corte de los Médici por Marsilio Ficino y Picco della
Mirandola, dos grandes humanistas que unieron las ideas platónicas con el
pensamiento cristiano. De esta manera, Botticelli se convierte en un humanista
más, interesado por los debates que se realizaban en la Florencia del
Quattrocento.
Esta
tabla acompañaba a la Primavera en la decoración de una sala del palacio de
Lorenzo di Pierfrancesco de Médici, formando un conjunto de increíble belleza plástica.
La figura de Minerva, diosa de la sabiduría, se presenta vestida con un traje
semitransparente adornado con tres anillos entrelazados que forman el escudo de
los Médici; porta una alabarda y diversas ramas de olivo, símbolo de la paz,
rodean su cabello y su cuerpo. Junto a ella vemos al centauro que gira su
cabeza hacia la diosa con gesto de dolor, llevando en su mano derecha un arco y
el carcaj en la espalda.
La
cornisa de un edificio cierra la composición por la izquierda mientras al fondo
se aprecia un amplio paisaje marino y una supuesta valla formada por estacas
puntiagudas. Al aparecer la diosa con la alabarda, arma empleada en exclusiva
por los centinelas, y agarrar por el cabello al centauro, se puede deducir que
nos encontramos ante una detención por lo que se sugiere que Botticelli ha
representado el triunfo de la castidad sobre el vicio.
Las
figuras están dotadas de monumentalidad gracias al empleo de la luz, pero
exhiben cierto hieratismo, careciendo de movimiento. La perspectiva está
perfectamente captada, uniendo referencias arquitectónicas y paisaje. La
delicadeza de las telas y la minuciosidad de los detalles indican el
aprendizaje del artista como orfebre durante su juventud.
Lo que no
se discute es el contenido moral de la pintura, en la que la virtud y la
castidad vencen a la sensualidad, a la brutalidad del instinto, según los
preceptos de Marsilio Ficino y el círculo neoplatónico que frecuentaba
Botticelli. Las dos partes del alma humana, luchando entre ellas, están
representadas por la naturaleza dual del centauro. Este último quizá fue
inspirado por algún relieve clásico, aunque la expresión patética, entre
irritada y triste, es enteramente de Botticelli.
Otra
interpretación del cuadro hace referencia a la labor política de Lorenzo de
Médicis como pacificador. Así, Palas sería la señoría florentina de Lorenzo el
Magnífico que en aquel periodo estaba en Nápoles para evitar la guerra,
simbolizada por el Centauro, entre el Papa y el Rey de Nápoles, en su célebre
función de "fiel de la balanza" de los potentados italianos de
finales del siglo XV. Esta interpretación justificaría la corona y la
decoración de la ropa con ramos de olivo, lo que es notorio que simboliza la
paz.
Esta
pintura marca el final del periodo mediceo de Botticelli, pues de aquí en
adelante la temática de sus pinturas cambia y se convierte crecientemente en
religiosa.