Nos
encontramos ante una obra pictórica renacentista, para ser más
exactos, estamos frente a La Trinidad, realizada por
Masaccio entre los años 1426 y 1428. Es una pintura al fresco sobre
muro y sus medidas son 667 centímetros de altura por 317 centímetros
de anchura. Se encuentra en Santa Maria Novella, en Florencia.
Es
una obra que marca de manera rotunda el definitivo triunfo de la
perspectiva matemática en la pintura italiana del Quattrocento.
La
pintura estuvo mucho tiempo oculta, desde que Vasari realizara unas
reformas en el templo a mediados del siglo XVI. Llama la atención
que fuese el propio Vasari quien tapase esta joya, teniendo,
como tenía, una alta valoración de la obra de Masaccio.
Trescientos años después de su ocultación la pintura fue
recuperada para que ahora podamos disfrutarla en todo su esplendor,
máxime después de la última restauración efectuada en el
conjunto.
Lo
que hace especial a esta obra son los innumerables detalles que nos
ofrece. De una parte, la composición en dos escenas diferentes: en
la parte inferior encontramos un altar que hace las veces de sepulcro
enmarcado por columnas, sobre el que figura un esqueleto.Que nos
lanza un mensaje que podemos leer en el fondo, escrito en letras
capitales: "Yo
fui antes los que vosotros sois y lo que yo soy ahora vosotros lo
seréis".
A
continuación, nos encontramos una segunda escena, flanqueada por los
donantes de la obra. Aquí la capacidad de Masaccio para representar
el volumen y la profundidad nos permite apreciar a esos donantes
arrodillados, dispuestos a ambos lados de la escena principal y que
parecen asistir a ella desde otro plano, como si estuviesen fuera de
la representación. Y ésta consiste en una Trinidad en la que
Masaccio nos muestra al Padre sosteniendo con firmeza la cruz en la
que yace el Hijo muerto, mientras el Espíritu Santo, como paloma, se
sitúa entre las cabezas de ambos, hasta tal punto que el observador
poco atento podría confundirlo con un cuello blanco que tuvieran los
ropajes de Dios. Por lo demás, al pie de la cruz hallamos a María y
San Juan, que la acompaña en su dolor, escena típica del Calvario.
En
cuanto al marco arquitectónico, Masaccio nos ha situado ante una
arquitectura clasicista en la que dos enormes pilastras de orden
corintio enmarcan un arco de medio punto sostenido por columnas
jónicas. Tras el arco se inicia una bóveda de medio cañón
decorada con casetones que alcanza hasta el otro arco que al fondo
cierra la composición. Aquí encontramos una novedad absoluta, la
construcción que nos presenta el pintor y la composición toda se
hallan sometidas a las leyes de la perspectiva geométrica por
primera vez en la historia de la pintura, hasta tal punto que el
espacio pintado deviene real y el espectador cree encontrarse ante un
enorme hueco abierto en la pared de la iglesia. Al parecer manejó
aquí Masaccio las enseñanzas que, al respecto, había recibido de
Brunelleschi, a quien conoció en la ciudad de Florencia.
Contribuye
a consolidar este efecto el hecho de que los personajes estén
mostrados a tamaño real, así como la disposición triangular que
presentan y la línea ascendente que los conecta, pasando por el
madero de la cruz y llegando hasta la cabeza de Dios Padre. Sin
embargo, la alinación de los capiteles del conjunto compone otro
triángulo, con el vértice a los pies de la cruz y sobre el centro
del esqueleto.
Toda
la escena está enmarcada en tres grandes cuadrados que organizan el
sistema de proporciones, mientras que se genera un punto de vista que
parte precisamente de los ojos del espectador y que justamente lleva
la mirada hasta el centro del mensaje religioso que la obra quiere
transmitir: la importancia trascendental de la Trinidad en el
pensamiento cristiano y en la propia concepción de la salvación de
la especie humana.
En
definitiva, Masaccio nos ha legado en esta obra muchos planteamientos
novedosos, que se incorporarán al conjunto de cánones renacentistas
aplicados a la pintura. La Trinidad es, por tanto, toda una lección
del arte de pintar y de las fórmulas de la perspectiva matemática
de la mano de un joven que se disponía a morir sin haber cumplido
aún los veintisiete años.
Para saber más de Masaccio.