Las pinturas que analizamos se encuentran divididas en dos
franjas horizontales de distinto tamaño, separadas por una banda con textos. En
la franja superior, que se corresponde con el cascarón o zona curvada en
vertical de la bóveda, figura en posición central un Pantocrátor o Cristo en
Majestad. Se halla sentado, apoyado sobre una franja curvada decorada con
motivos vegetales. Lo rodea una mandorla decorada con perlas, en cuya parte
superior apoya su cabeza y un nimbo de color blanco. Viste una túnica de color
gris, a la que se sobrepone un manto de tono azulado. Su rostro, alargado y muy
simétrico, presenta una mirada penetrante. Este Cristo Juez alza su brazo
derecho en actitud de bendecir, mientras su mano izquierda sostiene un libro
abierto en el que puede leerse la frase "EGO SUM LUX MUNDI" (yo soy
la luz del mundo) escrita en letras capitales latinas. Además, muestra sus pies
desnudos, sobresaliendo de la mandorla y apoyados en una media esfera. A
izquierda y derecha de su figura aparecen las letras griegas alfa y omega.
La simbología del ábside de Tahull es bien evidente.
Constituye una representación gráfica de un pasaje del Apocalipsis de San Juan,
en el que describe la visión de Cristo entronizado rodeado por el Tetramorfos,
que acabará simbolizando la obra de los cuatro evangelistas. Así pues, nos
encontramos ante un tema de hondas raíces en la iconografía cristiana: la
Maiestas Domini o Cristo en Majestad, que representa a Jesús todopoderoso en
actitud de bendecir al mundo (que se halla a sus pies) pero cuyo rostro (serio
y sereno al mismo tiempo) denota también la concepción de Dios-juez de las
obras humanas. Como las letras griegas acreditan, él es principio y fin de
todas las cosas; la luz del mundo, en definitiva, según reza la frase en latín.
Debe, por tanto, el hombre seguir este mensaje divino, que le garantiza su
salvación eterna.