La obra es una copia romana en mármol, pero la original fue realizada en bronce. La técnica de ejecución es la talla sobre piedra. Al ser solo un copia, esta escultura no está actualmente policromada, pero la original si lo estaba, siendo una escultura brillantemente pintada, empleándose postizos en los bronces. Por lo que observamos de la figura y por el material que está compuesto, podemos deducir que posee una textura suave.
Se trata de una figura en posición de movimiento, con sus extremidades superiores levantadas y una pierna más avanzada que la otra, actuando esta última de sostén: postura de contraposto. En ella, observamos también los otros dos principios que los griegos aplicaron a sus figuras: proporción armónica: siete cabezas y el principio de diartrosis: división entre el tronco y las extremidades, dentro del tronco marcaron nítidamente los pectorales, cintura y extremidades. Vemos en ella una figura realista. En la imagen siguiente podemos ver el principio de diartrosis:
Se representa un atleta joven con una banda aplicada en la frente, el cuál se encuentra en el momento que se ciñe la cinta de los campeones atléticos. Posee una expresión de su rostro dulce, que ha sido interpretada como una concesión al arte espiritual de Fidias.
La escultura fue realizada en el 430 a.C y se encuentra en el Museo Arqueológico en Atenas. La representación de este joven aún no estaba totalmente formada, y se hizo célebre por su precio de 100 talentos. Dicha obra fue realizada por el contemporáneo de Fidias: Policleto, un escultor de atletas en bronce y un teórico de la escultura. Su iconografía se enriqueció con la realización de esta obra.
Entre las obras de Policleto también debemos destacar el Doríforo, un joven en actitud de avanzar, que porta la lanza en la mano izquierda, apoyándosela en el hombro. Fue fundido en bronce en el año 440 a.C y presenta los grandes logros de la escultura griega del siglo V.
Junto a Policleto, cabe destacar la importancia de la presencia de Fidias en la escultura griega. Se trata del primer imaginero del arte clásico occidental. Sus creaciones ofrecen las características de imagen devota: hermosura de su rostro, honesto ademán y gallarda postura. En su catálogo destacan las tres imágenes de Atenea, con la advocación de Promakhos, Lemnia y Parthenos y el monumental Zeus, de Olimpia, que mereció ser incluido entre las maravillas del mundo antiguo. Ninguna de estas obras se conservan en la actualidad, pero son conocidas por copias y descripciones literarias.
Dentro de la escultura griega, el principal problema que se plantea es la falta de piezas originales, como ya hemos podido deducir de las obras citadas anteriormente.
El bronce se convirtió en el material favorito a la hora de realizar estatuas exentas. Otro de los problemas que conocemos es la policromía, ya que todas las esculturas de mármol estaban brillantemente pintadas, empleándose además postizos en los bronces como: láminas de plata sonrosadas en los labios, incrustaciones de pasta vítrea en los ojos y rodetes de cuero para los pezones.
Algo que no debemos olvidar dentro de las características de esta escultura debido a la importancia que los griegos le dieron y que ya hemos citado anteriormente en nuestra escultura del Diadúmeno son los tres conceptos que estos aplicaron a las estatuas: proporción armónica, principio de diartrosis y postura de contraposto.