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jueves, 9 de abril de 2015

El Buen Pastor.

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al arte barroco, en concreto , al realismo barroco de Murillo.



Observamos la imagen del niño Jesús con gran ternura y a su lado una oveja. La obra se caracteriza por su difuminado, y por los colores claros que transmiten a la persona que lo observa una sensación pacífica y de tranquilidad.

El pequeño pastor es representado con ropa color rosa clarito, y en su mano derecha porta un palo, característico de los pastores. Su mano izquierda reposa en el animal, mientras este, mirando al lateral, se muestra tranquilo y obediente permaneciendo a su lado.

La obra esta ubicada en el campo, a sus lados nos encontramos tierra, rocas e hierbas, y al fondo, se encuentran el resto de ovejas que el pastor posee en un ganado. Por lo tanto, hace gran referencia a la naturaleza.

La obra fue creada por Bartolomé Murillo en 1655-1660 en óleo sobre lienzo y sus dimensiones son de 123 x 101 cm. Se encuentra actualmente en el Museo del Prado, Madrid.

Bartolomé Esteban Murillo pertenece a la generación siguiente a Velázquez y presenta diferencias biográficas con su paisano. Renunció a la Corte por vivir en Sevilla y tampoco visitó Italia, por lo que no gozó de esa libertad del pintor sin encargos que tuvieron los artistas de cámara, cuyo único trabajo fue retratar al Rey, y hubo de ganarse la vida con la venta de sus obras.

La sociedad le recompensó con la fama, aplaudiendo sus creaciones; la belleza de sus Purísimas, la ternura de sus Niños Jesús y la delicadeza de sus Maternidades. Los románticos extranjeros dividieron el estilo de Murillo en tres períodos: frío, cálido y vaporoso. El primero corresponde a la etapa juvenil. Deriva de su admiración por Zurbarán y se caracteriza por los fuertes contrastes de luz, la precisión en el dibujo y la pincelada lisa. Obras de esta fase inicial claroscurista son los cuadros que representan a la Virgen del Rosario con el Niño y a la Sagrada Familia del pajarito, donde el artista "desdramatiza" los sentimientos religiosos, tras la pavorosa epidemia de peste.

El período cálido se inicia en 1656 con el San Antonio de la catedral hispalense; Murillo comienza a pintar gigantescos cuadros, incorpora los efectos de contraluz venecianos. El tenebrismo desaparece, la pincelada se hace suelta y el colorido brillante. En los lienzos del retablo mayor de los Capuchinos de Sevilla se inicia ya el glorioso tránsito hacia su espléndido final pictórico.

El período vaporoso es el típico de sus últimos años, cuando el color se hace transparente y difuminado. De 1669 son grandes cuadros para los altares laterales del convento de capuchinos, que completan su intervención en este centro: San Francisco abrazado al Crucificado, La adoración de los pastores y Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosna.

Hasta su fallecimiento, Murillo concentró toda su gracia pictórica en las apoteósicas visiones de la Inmaculada y en las representaciones infantiles; Los niños de la concha, San Juanito con el cordero.

El carácter afable de estos temas piadosos encuentran su correlato en el ámbito profano: Muchachos comiendo empanada, Muchachos comiendo uvas y Muchachos jugando a los dados, cuyas escenas callejeras, carentes de amargura, le convierten en un precursor del Rococó.

Santa Casilda.

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al arte barroco, y en concreto, al naturalismo tenebrista de Zurbarán.




Se trata de un retrato. Es representado con ropajes cuyos colores son cálidos: amarillo, naranja, y azul, significando esto una recuperación lenta del color.

Se intenta plasmar la atención del observador en la imagen y por ello se utiliza un fondo liso, color negro. La Santa tiene en sus manos unas flores, que milagrosamente, han sufrido una transformación, puesto que anteriormente eran panes que ocultaba en los pliegues de la falda.

Representa a la santa, hija de un rey taifa de Toledo, que fue sorprendido por los musulmanes cuando trataba de pasar comida a los cautivos cristianos. Se creó en el año 1640, es un óleo sobre lienzo cuyas dimensiones son  184 x 90 cm y actualmente se encuentra en el Museo del Prado, Madrid.

Francisco de Zurbarán es el prototipo de pintor español que transmite a sus lienzos el mismo amor por los objetos cercanos e idéntica confianza en los seres celestiales, que los imagineros plasmaban en relieves y pasos procesionales.

Por técnica y espíritu fue un "escultor de la pintura", evidencias que se hacen notables en su Crucificado, de la sacristía del convento sevillano de San Pablo. Se formó en Sevilla, luego se refugia en Madrid hasta su muerte, empujado por el éxito arrollador del joven Murillo que le roba prestigio y encargos. Con anterioridad, Zurbarán ya había estado en la Corte, invitado por Velázquez, donde pintó Los trabajos de Hércules y Felipe IV lo nombró "Pintor de Su Majestad"

Su estilo se movió siempre dentro del naturalismo tenebrista del Caravaggio, con figuras muy plásticas de contorno dibujado y sombras robustas. En la recta final esponjará también sus pinturas por influencia de Murillo. Tuvo un gran taller, con numerosos aprendices y oficiales.
Va a pasar a la historia como el pintor de los frailes, la vida monástica y la tela de sus hábitos. Realizó grandes ciclos para las órdenes religiosas y quieren decorar sus claustros, iglesias y sacristías con programas didácticos y retóricos de sus santos y mártires.

En 1629 desarrolla cinco episodios de San Buenaventura para el Colegio franciscano del Santo y un año más tarde pinta para los jesuitas La visión del Beato Alonso Rodríguez. En 1631 firma la Apoteosis de Santo Tomás de Aquino.

En la Cartuja pinta los cuadros del retablo mayor con escenas de la Anunciación, Adoración de los Pastores, Epifanía y Circuncisión. Guadalupe conserva los ocho lienzos de Venerables jerónimos, que tapizan las paredes de su suntuosa Sacristía.

Este interés por los ciclos hará que Zurbarán cultive series evangélicas, bíblicas y profanas, integradas por doce y siete personajes. Son los doce apóstoles, las doce tribus de Israel, los doce trabajos de Hércules, los doce césares,  y los siete infantes de Lara.

Otros temas que Zurbarán explotó fueron la Santa Faz y el Niño Jesús labrando en la carpintería con Nazaret una cruz o confeccionado una corona de espinas que se clava en un dedo, brotándole un hilillo de sangre.

La humildad y su verídica transcripción del mundo cotidiano quedan sintetizadas en su faceta como bodegonista, ilustrando en sus ordenados fruteros y cacharros de cocina la máxima de Santa Teresa de  Jesús: " Dios también se encuentra entre los pucheros ".

miércoles, 8 de abril de 2015

Paso de la Oración en el Huerto.

Nos encontramos ante una obra escultórica, perteneciente al arte barroco, en concreto a la escuela murciana de Francisco Salzillo.



En la imagen observamos que se trata de una obra con esculturas de bulto redondo y se trata de una composición puesto que posee más de una figura, en concreto cinco.

En esta obra, Francisco combina imágenes de talla con otras de vestir. Así podemos ver que cuatro de las cinco figuras que componen esta obra son de talla y la restante, perteneciente a Jesús se trata de la de vestir. Predomina el color de los ropajes, siendo intenso y llamativo. Tres de las figuras poseen una capa color rojo bastante llamativo. Sin embargo, Jesús, posee una túnica morada, que a simple vista parece estar bordado con estampados color blanco y morado. En su cintura posee un cíngulo color oro.

Las imágenes presentan una gran naturalidad, creando a los personajes con rasgos físicos propios. También dota de gran naturalidad a la obra la presencia del árbol que se encuentra tras el ángel.

La obra Paso de la Oración en el Huerto se trata de un misterio, puesto que aparece más de una imagen, entre las cuales se encuentran la de Jesús, el ángel, y los apóstoles Pedro, Santiago y Juan. Representa el momento en el que el ángel le transmite cuales son los acontecimientos que le van a ocurrir a Jesús y le reconforta.

La obra fue creada en 1754, hecha de madera policromada. Pertenece a la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Murcia. El precio del grupo fue de 7500 reales, desglosados en las siguientes partidas: cabeza, manos y pies de Jesús, 600 reales, y las figuras de los apóstoles 1500 reales cada una, el ángel 2000 reales, y las nubes, andas y varas que completan en paso 400 reales.

Francisco Salzillo es el mejor imaginero levantino y el artista más fervoroso de todo el siglo XVIII español. Su profunda religiosidad viene avalada por el noviciado que cursa con los dominicos y la sentida devoción popular que provocan sus obras. Sus figuras suelen ser movidas y expresivas, dotadas de infinita gracia, con carnes aporcelanadas y brillantemente estofadas, que pregonan la estética rococó.

Entre sus demás obras destacan La Caída. En 1763 realiza La Cena y El Prendimiento y en 1777, Los Azotes. Se manifiesta en pasos de una sola figura y crea en 1755 La Verónica y un año más tarde el San Juan y la Dolorosa: el primero de talla completa, siendo su mejor logro, y la Dolorosa es imagen de vestir, que cifra el canon de belleza de la mujer murciana.

Por último, Don Jesualdo Riquelme le solicita un monumental belén para instalarlo durante la Navidad en el piso bajo de su casa. Salzillo modela 728 figurillas en barro, de las que 456 son personajes y el resto, animales, componiendo escenas evangélicas por las que desfilan sus vecinos murcianos.

martes, 7 de abril de 2015

Cristo Yacente.

Nos encontramos ante una obra escultórica, perteneciente al arte barroco, en concreto a la escuela castellana de Gregorio Fernández.


En la imagen observamos a Cristo tumbado, siendo este una obra de bulto redondo, con excelentes gestos en su cara que representa el sufrimiento que llevo a cabo. Se le representa con la boca y los ojos abiertos a medias. El perfecto ondulado del cabello y de la barba, que dotan a la escultura de una mayor naturalidad. Es sorprendente también en esta obra la delicadeza con la que es tratada a la hora de representar sus heridas. La más llamativa es su herida del costado, la cual aun se encuentra abierta y sangrando, mientras que esta sangre desciende por todo su tronco.

La sangre también puede contemplarse en su rostro, tras las heridas que le han provocado la corona de espina. Así, podemos observar que por su frente desciende multitud de sangre, llegando esta incluso hasta la nariz. Del interior de la boca también procede gran cantidad de sangre.



La obra no carece de detalle, puesto que en sus manos y pies podemos observar las heridas causadas por los clavos que le atravesaron este parte de su cuerpo al ser crucificado en la cruz. Estas heridas son representadas también con grandes cantidades de sangre, enriqueciendo aun más de naturalismo la obra.



La imagen de Cristo Yacente posee su pierna derecha un poco levantada y apoyada en la izquierda, movimiento que se puede interpretar como símbolo de dolor.

La perfecta y excelente representación de todas las partes del cuerpo de Cristo dejan a la persona que lo observa impactada, puesto que es tallada con la más posible precisión los huesos, tendones, costillas, etc.

La obra es representada también con el paño de pureza, que es tallado con grandes movimientos y relieves, representando perfectamente las arrugas y los dobles de esta.

La obra es creada por Gregorio Fernández, en madera policromada. Mide 155 cm y se encuentra actualmente en el convento de los Capuchinos, El Pardo, Madrid.

Se creó en 1614 siendo regalado por el monarca con el propósito de que los religiosos se convirtieran en directores espirituales del Real Sitio. Su belleza puso en circulación otra leyenda, según la cual Fernández habría exclamado: "El cuerpo lo he hecho yo, pero la cabeza sólo la ha podido hacer Dios".

Las obras de nuestro autor, son de talla completa y bulto redondo, están teñidas de patetismo, caracterizándose en su etapa de esplendor por el modelado blando del desnudo y la rigidez metálica de los ropajes. Son telas pesadas, que se quiebran en pliegues geométricos. Paños artificiosos, que contrarresta con los postizos realistas que aplica a sus imágenes: ojos de cristal, dientes de marfil, uñas de asta y grumos de corcho para dar volumen a los coágulo de sangre.

Como creador de tipos iconográficos, dio forma definitiva en Castilla al modelo de la Inmaculada y al de la Virgen de la Piedad. Aunque las novedades le reportaron fama y estima popular fueron sus interpretaciones pasionistas: el Flagelado, atado a una columna baja y troncocónica, y el Yacente, que reclina la cabeza encima de una almohada y reposa extendido sobre la sábana.

Una leyenda sostiene que una vez concluido el Cristo atado a la columna, bajó Jesús a su talle para preguntarle dónde se había inspirado. La obra más alabada es la del Descendimiento, constando de siete figuras vestidas a la moda del siglo XVII, con el propósito de que la escenografía sacra fuera más fácilmente comprendida por los fieles.

lunes, 6 de abril de 2015

Plaza Mayor, Madrid.

Nos encontramos ante una obra arquitectónica, perteneciente al arte barroco, y en concreto a la arquitectura barroca española.




Se trata de una espacio público de estructura rectangular, con soportales para resguardar de las inclemencias a comerciantes y compradores.


Sus edificios son de tres plantas, con alzado uniforme y balcones de hierro, que los convierte en palcos para presenciar los espectáculos civiles y religiosos que se celebran. La primera plaza mayor que corresponde a estas características es la de Madrid.

Posee un estilo churrigueresco, mucho más decorado que la tradición española desde el Escorial.
Al igual que las obras de la arquitectura barroca española, este edificio se caracteriza por su sobriedad, sencillez y ausencia de curvas.

Fue llevada a cabo por Juan Gómez de Mora en 1617-1619.Las plantas de la arquitectura barroca española suelen ser de salón y de cajón. El tipo salón responde al templo cruciforme, con una única y amplia nave, y capillas laterales entre contrafuertes interiores. Andalucía impone el cajón, consistente en un rectángulo perimetral. Ambas soluciones dejan paso a una descollante capilla mayor, visible desde todas las partes del templo.

Las proporciones cúbicas y la escasa altura se proyecta en las fachadas, la del convento de San José y la del monasterio de La Encarnación van a servir de patrón universal para toda España.

La pobreza constructiva es visible en la utilización casi exclusiva del ladrillo y en las falsas cúpulas de la meseta castellana, denominadas "encamonadas", de madera y yeso. Se introduce el cubrir las capillas con cimborrio de madera, y es obra muy segura y muy fuerte, que imita en el exterior a las de cantería. La sencillez externa dejará paso durante el último tercio del siglo XVII a una deslumbrante decoración interior, hasta el punto de convertirlas en cuevas doradas. Las iglesias aparecen brilllantes y revestidas de espumosas yeserías, coloristas cuadros de altar y refulgentes retablos dorados. Surge también una nómina de arquitectos y entallados, y todos fueron dueños de un exultante repertorio ornamental, que se conciben como retablos en piedra. Esta máscara decorativa, ha sido interpretada como una estrategia política para ocultar a clases populares la postración política y económica en que se hallaba sumido el país.

Entre las obras cabe destacar: Fachada del Real monasterio de la Encarnación, Capilla Sacramental, Sacristía de la Cartuja, Portada del Real Hospicio del Ave María y San Fernando, Fachada del Obradoiro, Fachada de la Catedral de Murcia, Portada del colegio- seminario de San Telmo.

La lección de anatomía del doctor Nicolaes Tulp.

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al arte barroco y en concreto a la escuela holandesa de Rembrandt, tratándose esta de La lección de anatomía del doctor Nicolaes Tulp.



Se trata de una obra especialmente tenebrista, en la cual no se diferencia la oscuridad del cuadro con la vestimenta de los personajes. Observamos como un foco de luz se proyecta en la clase, es decir, en el cuerpo del cadáver y en la cara del maestro y los alumnos.

La obra posee una estructura piramidal y proyecta la idea de contemplación de los espectadores a la clase. El fondo pierde importancia, siendo este de color oscuro sin ningún tipo de representación ni elemento decorativo. Representa el crudo realismo de una clase de anatomía impartida por el patólogo Nicolaes Tulp en la que disecciona el brazo de un cadáver. El cadáver, solía ser de personas que habían sido condenados a pena de muerte.

Se trata de un óleo sobre lienzo, cuyas dimensiones son de 169x216 cm y se encuentra situada en Mauritshuis, La Haya.

Rembrandt Harmenszoon van Rijin fue pintor, grabador y dibujante, siendo también el gran intérprete de la sociedad burguesa holandesa y el primer artista que ya no depende del mecenazgo de la corte o de la aristocracia, sino que vende sus productos en el mercado. Cursó su formación pictórica con Pieter Lastman y le enseña los secretos del tenebrismo caravaggiesco. Rembrandt acuña un estilo propio en el que los contrastes de luz y sombra nunca serán tajantes, sino que envuelve sus figuras en penumbras graduadas, misteriosas y doradas. En 1624 abre un taller y comienza a pintar asuntos bíblicos.

En 1632 una vez establecido en Amsterdam, la sociedad civil necesitaba grandes retratos colectivos y Rembrandt realiza tres obras memorables. Los cirujanos le encargan la obra descrita anteriormente para rememorar una clase magistral. Para los arcabuceros de la Guardia Cívica pinta la indebidamente llamada Ronda de noche, con la aparente atmósfera nocturna que invade el cuadro.
El gremio de fabricantes de tejidos le solicita el retrato de los miembros que ocupaban la mesa de gobierno para conmemorar el final de su mandato: el resultado es el cuadro titulado Los síndicos de los pañeros, sorprendidos por el pintor en una junta económica de balance positivo. El dominio y la evolución se sustancia en la cumplida galería de autorretratos que el artista realizó a lo largo de su vida y entre los que pintó a su hijo y a sus dos mujeres.

Por último, busca la expresividad interior, la sustancia espiritual y moral e intenta retratar el alma de los personajes. El claroscuro sigue siendo idéntico al de los años procedentes, pero lo pincelada se hace más suelta y el color es vibrante. Surgen entonces cuadros melancólicos como Aristóteles contemplando el busto de Homero.

La Vocación de San Mateo.

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al arte barroco, en concreto con la Vocación de San Mateo, cuyo autor es el Caravaggio.



Al observar la obra lo más característico es el claroscuro llevado a cabo por el autor y el tenebrismo, reflejado puesto que se funde el naturalismo con la visión revolucionaria de la luz.
Nos llama la atención la luz diagonal que se proyecta en el lado derecho de la imagen, que obedece la mano de Dios, cuya luz corta la oscuridad e ilumina a los apóstoles que se encuentran sentados alrededor de una mesa.

Las imágenes se encuentran en disposiciones diferentes cada una de ellas. Mientras el apóstol que se encuentra en el margen izquierdo de la imagen posee el gesto de ofrecerle a Cristo y San Pedro las monedas recaudadas, el siguiente apóstol que se encuentra a su lado se señala a sí mismo interrogándose ante la llamada de Jesús. Los dos apóstoles restantes del lado derecho observan la entrada de los dos personajes principales. No obstante, Cristo se encuentra con el brazo derecho levantado de manera diagonal señalando al apóstol, y San Pedro dirige su mirada a Cristo. Esta explicación de los distintos movimientos de los personajes que encontramos en la obra nos ayuda a demostrar la existencia de la diferente disposición de las figuras.

La obra se encuentra envuelta en un tenebrismo en estado puro, caracterizado por el uso de la oscuridad en la imagen, a pesar de añadirle luz en algunas zonas. El fondo de esta pierde importancia puesto es de color oscuro y carece de grandes elementos decorativos a excepción de una ventana.

Se trata del cuadro más interesante y divulgado de el Caravaggio, creado en su estilo maduro a partir de 1600, en concreto, esta obra fue diseñada en 1601, y se trata de un óleo sobre lienzo cuyas dimensiones son 338x348 cm. Se encuentra actualmente en la Capilla Contarelli, en la Iglesia de San Luis de los Franceses en Roma y su tema principal es la entrada de Cristo y San Pedro en la oficina de recaudación de impuestos y, con ellos, un plano de luz oblicua corta la oscuridad, simulando la voz de Jesús convocando al apóstol que se interroga con el dedo en el pecho ante la inesperada llamada.

Su autor es el Caravaggio, cuyo nombre verdadero es Michelangelo Merisi. Es el creador del naturalismo y del tenebrismo pictórico. Valora las naturalezas muertas, pinta bodegones y composiciones con tipos populares en escenas vulgares. También representa a cupidos o ángeles que son "golfillos" de la calle y a la Virgen como una mujer cualquiera.

Su breve carrera ha sido fragmentada en tres etapas. La fase inicial, perteneciente a sus primeros años romanos, se caracteriza por cuadros pequeños, de medias figuras en los que da vida al mundo callejero. Inventa el bodegón moderno con la obra La cesta de frutas, y representa a jóvenes lánguidos y afeminados bajo la apariencia mitológica de Baco. También nos encontramos interpretaciones religiosas en esta etapa como la Cena de Emaús.

A partir de 1600 se inicia su estilo maduro, y funde el naturalismo con su visión revolucionaria de la luz, creando el tenebrismo caravaggiesco. En esta etapa se dan cita los grandes encargos para las iglesias romanas. Destacan obras como la descrita anteriormente y otras como La crucifixión de San Pedro y La conversión de San Pablo. Obras como La virgen de Loreto, atestiguan la polémica que desató el naturalismo tenebrista en la Roma de su tiempo. Pero peor suerte corrió la obra de La muerte de la Virgen, ya que fue retirada de la iglesia de la Scala, porque imitaba con demasiada exactitud el cadáver hinchado de una prostituta ahogada en el Tíber.

En su etapa final, coincide con su exilio, y pinta cuadros religiosos para las iglesias del sur de Italia y Malta. Ejemplos de este período son Las siete obras de misericordia, La decapitación del Bautista y La resurrección de Lázaro.

miércoles, 4 de marzo de 2015

El entierro del Señor de Orgaz.

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al arte renacentista y en concreto a la pintura del Greco.


En la imagen observamos la representación del entierro del Señor Orgaz.
Al entierro han asistido dos Santos, como lo son San Agustín y San Esteban, que descienden a la tierra para hacer acto de presencia en este acto.
En el protagonista Orgaz, observamos el rostro pálido del difunto y como detalle se encuentra vestido con la armadura propia del siglo XVI.
La obra consta de dos planos, separados por un rompimiento de gloria, que separa el mundo espiritual del mundo terrenal. Este último se encuentra en la parte inferior de la obra, y en ella se representa el entierro y la asistencia de los distintos personajes al acto. Entre estos personajes, conocemos de una posible representación del propio autor, es decir, del Greco. También sabemos, que el personaje de menor tamaño que se encuentra con túnica negra en la parte izquierda se trata de una representación del hijo del Greco, de Juan Manuel, y este, señala con el dedo lo que sucede:


En la parte superior de la obra, representando el mundo espiritual, nos encontramos con la presencia de la Deesis. Jesús, el persona principal viste con túnica blanca como símbolo de pureza. En un plano inferior se encuentran la Virgen y San Juan.
A la izquierda de la Virgen, nos encontramos con la presencia de San Pedro, que se reconoce fácilmente porque en sus manos porta unas llaves.
En este mundo, se representa el ascendimiento del alma del difunto al cielo.

Esta obra fue creada en 1586-1588 por Domenico Greco. Se trata de un óleo sobre lienzo. Su valor era de 13200 reales y consta con unas dimensiones de 460 x 360 cm. Se ubica en la parroquia de Santo Tomé, en Toledo.

Del Greco, cabe nombrar obras como el expolio de Cristo, y el Martirio de San Mauricio y la legión tebana.


Palacio de Carlos V.

Nos encontramos ante una obra arquitectónica, perteneciente al arte renacentista y en concreto al renacimiento español.


Esta obra representa el concepto de purismo, es decir, la aplicación de la preceptiva clásica, despojándola de adornos, o dicha de otra manera, es el resultado de transplantar a España el severo diseño bramantesco.
Exteriormente, se distribuye también en dos pisos, almohadillándose a la rústica la planta baja.
Se trata de una obra con un esquema geométrico de planta central, inscribiendo un patio circular en un cuadrado. Posee una severa tipología que queda reforzada por una bóveda anular que presiona el primer piso, siendo este de orden dórico y la pesada barandilla que defiende el corredor jónico alto.


Está construido con piedra de Santa Pudia y mármol de Macael y posee unas dimensiones de 63 x 63 metros.

El 4 de junio de 1526, el emperador Carlos V llega a Granada y decide construir un alcázar en la Alhambra. La realización del proyecto y la dirección de las obras se confían al pintor y retablista toledano Pedro Machuca.

También cabe mencionar como monumento que representa la opción del purismo el Monasterio de San Lorenzo el Real, en El Escorial, considerado por sus contemporáneos como "la octava maravilla del mundo", recoge en su arquitectura la ideología religiosa, funcional y artística de Felipe II. Este edificio se concibe como una moderna reconstrucción del Templo de Jerusalén, cuya función debía ser servir a la vez de palacio, panteón y convento.

Tondo Doni.

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al arte renacentista, en concreto a Miguel Ángel.


En la imagen observamos la presencia de la Virgen, un niño y San José.
Se destacan los colores cálidos de las vestimentas, siendo la de la Virgen de color rosa y estando cubierta con un manto azul, y un ropaje que envuelve al niño color amarillo.
Resalta a la vista la forma musculada de las figuras. El aspecto carnoso del niño podemos observarlo de manera más detallada en esta imagen:


Nos sorprende de la obra los personajes desnudos que aparecen en el fondo, puesto que no es habitual.
Tampoco es común la manera en la que se encuentra ubicada la familia entre ella, esa posición triangular, en la que en un plano inferior se encuentra la Virgen de rodillas, entregándole el niño a San José que se encuentra detrás de ella sentado y sujeta al niño con sus manos.

En esta obra observamos refleja claramente las características principales de la pintura renacentista, el predominio del color, la composición clara y simple, la recuperación del desnudo, que la observamos en el niño y en las figuras representadas al fondo. El canon grandioso y monumental de las figuras es otra de las características predominantes en este tipo de pinturas.

Se trata de una obra de temple sobre table, creada en 1504, cuyo valor era de 140 escudos. Posee un diámetro de 120 cm y se encuentra situada en Uffizi, Florencia.

Miguel Ángel se inicia en el arte a través de la pintura y aprende secretos de la pintura porque contempla a los vigorosos y dramáticos maestros del pasado, como Giotto y Masaccio.
De el destacan obras como La batalla de Cáscina, obra que representa el momento en el que las tropas florentinas reciben la noticia que están siendo invadidos.
El Ciclo de la Creación y la Caída del Hombre, tratándose de nueve escenas representadas en la faja central de la bóveda de la Capilla Sixtina.
La representación del Juicio Final en el Altar Mayor de la Capilla Sixtina será otra de las obras más importantes de Miguel Ángel.

En esta pintura también cabe mencionar a Leonardo, cuyas características en su pintura es la perspectiva aérea, en un ambiente irreal y tenebroso y con la técnica del esfumato. En sus obras usa la interposición de objetos que escalonan los planos de luz. Entre sus obras cabe destacar La Última Cena y el Retrato de Monna Lisa.
Rafael sin embargo, se caracteriza por un lenguaje comprensible y entre sus obras se encuentran La Escuela de Atenas y la Virgen del Jilguero.

Moisés. Miguel Ángel.

Nos encontramos ante una obra escultórica perteneciente al arte renacentista y en concreto a Miguel Ángel.

La representación del Moisés se trata de una escultura de bulto redondo, en posición sedente. Fue diseñado para ser adosado a la pared.
En su cabeza se encuentran representado a modo de "cuernos" los rayos de luz. Se trata de una composición cerrada, en la que nos encontramos con grandes pliegues en la vestimenta y unas barbas definidas perfectamente.
En su rostro representa la terribilitá, que viene condicionada por la ira que este experimenta al contemplar al pueblo abandonando a Dios.


En sus manos observamos como sujeta las tablas de la ley, por lo que podemos decir que se trata de una obra con tema bíblico o religioso.
La escultura esta elaborada con mármol.

La obra se sitúa en el año 1515 y sus dimensiones son de 235 cm. Se encuentra en San Pedro in Vincoli, Roma.
Miguel Ángel fue un arquitecto, urbanista e ingeniero, poeta y pintor, sobresaliendo con maestría inigualable en todos estos campos, pero el artista se consideraba fundamentalmente escultor.
Entre sus obras merecen la pena destacar la Virgen de la Escalera, inspirado en representaciones sarcófagos e influido por la técnica del schiacciato o "aplastado". También destaca también la Piedad, terminada en 1499, y convirtiéndose desde entonces en prototipo de imagen devota para el arte cristiano.
La fama de su talento se propaga por Italia y sus paisano florentinos lo reclaman para confiarle la ejecución del David en un bloque gigantesco de mármol. Está inspirado en la estatuaria clásica y testimonia los profundos conocimientos anatómicos que poseía el artista, que por necesidades expresivas agranda la cabeza y la mano derecha.

martes, 3 de marzo de 2015

Planta de la Basílica de San Pedro del Vaticano.

Nos encontramos ante el proyecto de una obra escultórica, perteneciente al arte del Renacimiento y Manierismo, y en concreto a Bramante y Miguel Ángel.

En el caso de Bramante, diseñara un edifico de planta central, con forma de cruz griega inscrita en un cuadrado de ábsides salientes. Las cubiertas serían cúpulas y el empuje de la situada sobre el crucero se contrarrestaba con otras cuatro más pequeñas elevadas sobre las capillas de los ángulos. Todo esto estaba inspirado en modelos antiguos. Bramante expresó que su intención era alzar la cúpula del Panteón sobre las bóvedas del templo de la Paz. A su muerte sólo se habían erigido los gigantescos pilares maestros y en los años sucesivos varias innovaciones rompieron el plan previsto. Una idea aproximada de cómo sería su interior la ofrece Rafael en La escuela de Atenas, donde retrata a Bramante haciendo mediciones con un compás.

Sin embargo, el encargado de culminar la cúpula de San Pedro va a ser Miguel Ángel Buonarroti, que en 1561 se desquita de la rencorosa enemistad de Bramante, vinculando su nombre para siempre al de la Basílica vaticana y al perfil monumental de Roma. 

El proyecto inicial de esta obra se sitúa en 1506, y el empeño por demoler la basílica paleocristiana de San Pedro y reconstruirla de acuerdo con la grandiosidad de los nuevos tiempos, se debe a Julio II. El Pontífice quiere asociar su mausoleo con el del Apóstol y previamente había confiado su sepulcro a un joven florentino de apenas treinta años, tratándose este de Miguel Ángel. Pero Bramante, instalado en la corte papal, considera sospechoso a Miguel Ángel y disuade al Papa de la idea de la tumba a fuerza de repetirle que es de mal augurio pensar en ella cuando se está todavía vivo.

La Coronación de la Virgen.

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al arte renacentista, y en concreto al pintor Beato Angelico.

En la imagen observamos como la Virgen esta siendo coronada, y en un plano inferior aparecen arrodillados Santo Tomás de Aquino, San Benito, Santo Domingo de Guzmán, San Francisco de Asís , San Pedro Mártir y San Marcos.
Observamos el detalle del nimbo dorado que posee la Virgen.
Como característica importante, nos encontramos con la línea de rompimiento de gloria, que separa el mundo espiritual del terrenal, en los cuales, en el primero se encuentra en un plano superior y está representado por la Virgen y Jesucristo, mientras que en la representación del mundo terrenal en la parte inferior, se encuentras representados los seis santos.
La representación de las figuras del mundo espiritual con vestimentas blancas es un símbolo característico, puesto que representa la pureza.
Observamos la utilización de colores rutilantes y el fondo dorado. Las imágenes se encuentran estilizadas y existe una luz que invade por igual toda la composición, tratándose esta de la luz divina, que a su vez, también presta al cuadro una atmósfera primaveral.
Se trata de un fresco sobre muro, cuyas dimensiones son de 184x167 cm.

Esta obra se realizo en 1438-1450 y se encuentra en el Convento de San Marcos en Florencia.
El nombre de su autor, Beato Angelico, es un título puramente secular, que concedieron los contemporáneos al fraile dominico Giovanni da Fiesole después de morir. Su vida pictórica estaba ungida por la inspiración divina y sus obras son herederas del gótico internacional.

Entra sus obras destaca el retablo de La Anunciación, pintado en 1430 para la iglesia de Santo Domingo de Fiesole. Esta se encuentra en el Museo del Padro, Madrid. Sus dimensiones son de 1430x1432 y se trata de un temple sobre tabla.
En ella se representa en un primer plano a la izquierda la concesión Inmaculada de Cristo, y en un plano secundario a la derecha el pecado capital protagonizado por Adán y Eva.
Observamos la representación de una Luz divina acompañada de las manos de Dios, que simboliza el Espíritu Santo. Representa un marco arquitectónico ficticio en el cual observamos un cielo estrellado color azul, cuyo color simboliza la pureza de María y las estrellas la universalidad de la encarnación de Cristo.

Segunda Puerta o Puerta Norte. Lorenzo Ghiberti.

Nos encontramos ante una obra escultórica, perteneciente al arte renacentista y en concreto a Lorenzo Ghiberti.

En la imagen, observamos como la puerta se encuentra fragmentada en veintiocho tréboles de cuatro hojas. En estos veintiocho espacios lobulados, se representan veinte escenas del Nuevo Testamento y ocho imágenes de los evangelistas y doctores de la Iglesia.

También podemos observar un marco arquitectónico decorado con flores.
Destaca en esta obra la delicadeza con la que son tratados los detalles y la dificultad de elaborar dichas representaciones en espacios tan pequeños. Otra característica de esta Puerta es que estan elaborados con bronce las representaciones y también el fondo.

La obra se sitúa en 1401-1424, su creador es Lorenzo Ghiberti. Este, fue un orfebre medieval que entusiasmaba al público con su factura y ritmo gótico. Gracias al virtuosismo técnico, a la ondulación de los pliegues y la delicadeza con que se tratan los detalles, en 1401 gana el concurso público para contribuir en la construcción de esta obra, superando a un competidor de la talla de Brunelleschi. Las condiciones de este contrato era que la estructura general debía ajustarse a un modelo gótico establecido en 1336 por Andrea  Pisano cuando realizó las Primeras Puertas del edificio.
Durante su función y cincelado le ayudaron en el taller dos jóvenes auxiliares: Paolo Uccello y Donatello, que mostrarían a su maestro el nuevo lenguaje artístico de la composición espacial renacentista.

Ghiberti también creará las Terceras Puertas, que suponen ya la asimilación de planteamientos clásicos. Los cambios afectan al diseño, al tratamiento técnico del relieve y a las fuentes de inspiración. En la subdivisión de las hojas prescinde de las pequeñas casillas lobuladas y opta por diez espacios cuadrados, que le permiten tratar con mayor amplitud las escenas del Antiguo Testamento que le encargan. En la narración de estos episodios bíblicos adopta la perspectiva lineal de Uccello y los complejos efectos de profundidad que Donatello había transmitido al bajorrelieve bajo la técnica del schiacciato o "aplastado". En los marcos hay reproducciones de esculturas griegas y festones de flores, frutas y animales.

martes, 10 de febrero de 2015

Descendimiento de Cristo y Quinta Angustia de María.

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al arte gótico y elaborada por Roger van der Weyden.



     Como observamos en la imagen, nos encontramos con la presencia de Cristo y María, acompañados entre otros por San Juan, Nicodemos y María Magdalena.

María muestra la desolación y el desmayo que sufre durante el descendimiento de Cristo, al no poder controlar sus emociones. Tanto en su cuerpo como en el de Cristo, nos encontramos con cuerpos lánguidos y simétricos. También podemos observar la perfecta proporción existente entre el cuerpo y el brazo tanto de Cristo como de María.

El tratamiento del rostro doloroso de María y otros personajes que la acompañan, cuyas lágrimas aparecen representadas también en su rostro y el detallismo de los ojos enrojecidos que acompañan al llanto:


 

Podemos destacar también detalles como el tratamiento de la herida abierta de Cristo, y la aparición de matorrales y una calavera junto a restos de huesos, que simbolizan que tras la muerte viene la vida ultraterrena:


No cabe duda de que a Roger van der Weyden no se le olvida ningún detalle, y en el rostro de Cristo también podemos observar la lenta caída de la sangre por su frente, debido al daño que le ocasiona la corona de espinas. También el tratamiento de las arrugas en la frente, incluso la representación del vello en la barba y la boca a medio abrir:



Este autor pertenece al grupo de los primitivos flamencos, caracterizados por introducir por primera vez la pintura al óleo. A parte de nuestro autor, destacan también los hermanos Van Eyck y El Bosco.

Estos primeros reflejan el realismo que reclamaba la burguesía, y se resumían en la observación concreta del hombre y de la naturaleza, la invitación de palpar los objetos cotidianos, etc. Entre sus obras destacan el Políptico del Cordero Místico, Virgen en una Iglesia, el matrimonio Arnolfini, La Virgen del canciller Rolin y La Virgen del canónigo van der Paele.

El Bosco sin embargo utiliza una técnica miniaturista y un lenguaje simbólico, inspirado en los refranes y canciones populares, que a los ojos actuales parece enigmático, pero que en su época era fácil de interpretar. En sus obras destaca una visión pesimista de la existencia humana, donde la salvación sólo es posible mediante el control de las pasiones. Destaca el Jardín de las delicias: se trata de dos trípticos que resumen la filosofía moralizante del Bosco. A la izquierda se trata de la representación del paraíso, a la derecha el infierno y en el centro los pecados capitales. En la parte superior se encuentra representada la fuente de los cuatro ríos, en el centro la cabalgata del deseo, que representa el apetito sexual y la lujuria, y por último en la parte inferior se representan las actitudes eróticas.



Le Beau Dieu. Parteluz de la portada occidental, Catedral de Amiens.

Nos encontramos ante una obra escultórica, perteneciente al arte gótico. Se trata de la escultura del Beau Dieu, que ocupa el parteluz de la portada occidental de la Catedral de Amiens.



Como observamos en la imagen, se trata de la escultura de un cristo humanizado. Con su mano derecha bendice, mientras que con la izquierda sostiene el Nuevo Testamento.

Destaca a primera vista el rostro naturalista de la escultura. También su intención gestual y el mayor naturalismo. Observamos la presencia de los paños muy marcados, sosteniéndose la túnica con el brazo izquierdo.

Como detalle, en los pies, posee a dos animales que podemos suponer que uno de ellos es un perro, como símbolo de fidelidad.

En la escultura gótica la invasión de imágenes se explica por la necesidad narrativa, por el apuntamiento ojival del tímpano, que ofrece mayor espacio para representar personajes y escenas, y por hacer concordar el número de portadas con las naves transversales y longitudinales del templo.

La piedad popular rinde culto en las portadas a los santos protectores contra la enfermedad y la peste, pero la principal fuente de inspiración iconográfica es el Nuevo Testamento. Frente a los doce patriarcas se oponen los doce Apóstoles, y frente a los cuatro profetas mayores se oponen los cuatro Evangelistas. La Maiestas Domini del Juicio Final es suplantado por el Beau Dieu, un cristo humanizado que apareció en 1230 en Amiens y que se alabó como la representación más excelsa de un gentilhombre del norte de Francia, culto y civilizado..

La mayoría de las catedrales están consagradas a Santa María. Notre Dame le dedica cuatro puertas, desarrollando un ciclo en el que tienen cobijo desde la Presentación de la Virgen niña en el templo hasta su gloriosa Asunción y Coronación. La Virgen Blanca de Toledo aparece ya como una doncella coqueta, que sostiene al Niño en brazos, gira la cabeza y sonríe.


Tomás de Cormont. Sainte-Chapelle.

     Nos encontramos ante una obra arquitectónica, perteneciente al arte gótico y se trata del Palacio Real Sainte-Chapelle de París.


     Como observamos en la imagen, tenemos una visión interior de esta obra, en la que principalmente resaltan sus enormes vidrieras decorativas, que proporcionan luminosidad al interior.
Podemos ver que sigue una estructura cuya planta es de salón, con una única nave. Al ser una planta de este modelo el transepto sobresale porque queda integrado en el cuerpo del edificio. También observamos la presencia de la girola.

    Posee arco de ojival y una bóveda de crucería. También, como hemos comentado anteriormente, al observar por primera vez la imagen, nuestra atención queda postrada en sus enormes vidrieras, decoradas con una multitud de colores, es decir, siguiendo el uso de la policromía.

Notamos la ausencia del muro, y esto conlleva a que estos edificios ya no son representados como el cauce para comunicarse con el cielo, sino que ahora esta obra es el cielo.

El Gótico es un arte bárbaro que se inventaron los godos. Nació en la segunda mitad del siglo XII, cuando los arquitectos medievales decidieron sustituir el arco de medio punto por el ojival, y la bóveda de cañón por la de crucería. En su gestación intervinieron dos factores; la cualificación de los maestros de obra y el poder del dinero.

En la ciudad, encontramos la catedral y los edificios civiles. La catedral es una obra que sustituye al monasterio como edifico paradigmático, y no solo fue una casa de oración, sino que también se convirtió en el marco adecuado para celebrar los fastos reales. Como característica, es más amplia que la románica, los brazos del transepto se acortan y adquiere protagonismo la girola, rodeada de capillas radiales, los absidiolos. En Francia destacan la de Laon, París, Chartres, Reims y Amiens. En España, la de Toledo, Burgos y León.

Dentro de los edificios civiles se encuentran la universidad, la lonja, el ayuntamiento y el palacio. El primero se construye ya que en las grandes ciudades se establecen estudios generales, y no es de extrañar que se inspire en la tradición arquitectónica monástica. La lonja funciona como obra destinada a contrataciones mercantiles. Dentro del ayuntamiento se celebran reuniones, y este refleja el orgullo cívico local.

lunes, 9 de febrero de 2015

Maestro Mateo. Pórtico de la Gloria.

     Nos encontramos ante una obra arquitectónica, perteneciente al arte románico y se trata del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela.


     Se trata de un tríptico a los pies de la catedral, cuyos accesos laterales conllevan a las naves laterales y el acceso central se dirige a la nave principal o central.

     Como observamos en la imagen, el arco central es el de mayor tamaño, representando en su tímpano la figura de Cristo en Majestad que preside la representación del Reino de la Gloria. La figura de Cristo se encuentra acompañada por los cuatro evangelistas. A ambos lados se encuentran un grupo de ángeles y figuras que representan el pueblo de Dios. En las arquivoltas se encuentran representados los cuatro ancianos del Apocalipsis.


     En el parteluz se encuentra la figura del Apóstol Santiago, que saludaba a los peregrinos con la frase evangélica grabada en un pergamino: "Dios me envió".
En el arco izquierdo se encuentra la figura de Dios bendiciendo a Adán y Eva, y en el arco derecho se encuentra representado el Juicio Final, en el que Cristo y el Arcángel San Miguel indican que a su izquierda deberán situarse los condenados al infierno y a su derecha los elegidos.

     El Pórtico de la Gloria fue creado entre 1168 y 1188 por el Maestro Mateo, con la finalidad de ampliar con nuevos tramos la longitud de los pies, por lo que dotó a la fachada principal con dicho elemento arquitectónico.

     Esta obra se puede relacionar con el Pórtico de la Madeleine de Vézelay y el Pórtico de San Pedro de Moissac,  Tienen en común que en las portadas románicas de las catedrales destaca el tímpano como núcleo escultórico clave, en cuyo lugar se representaba a Cristo en Majestad, acompañado por el tetramorfos, es decir, el símbolo de los cuatro evangelistas.

     Las figuras que conforman estas arquitecturas se caracterizan por ser hieráticas, rígidas e inexpresivas. También por la adaptación de cada una de ellas al marco arquitectónico. Poseen inclinación a la geometrización y a la policromía. Carecen de perspectivas y fondos arquitectónicos. Una de las propiedades más importantes de estas obras es el horror vacui, es decir, el miedo al vacío.

Sin embargo en el Pórtico de la Gloria el Maestro Mateo rompe con los moldes rígidos del románico y se inclina más por moldes góticos, con figuras sonrientes con naturalismo y por el volumen de las figuras que se despegan de las columnas.

     El Pórtico de la Gloria se encuentra en la iglesia de peregrinación denominada la catedral de Santiago de Compostela. Fue creada en 1075 bajo los auspicios del obispo Diego Peláez y la dirección arquitectónica de los maestros franceses Bernardo el Viejo y Roberto. Las obras se interrumpieron durante trece años, y hubo que esperar al año 1100, para que el Maestro Esteban reemprendiera los trabajos. A partir de esta fecha el ritmo laboral sigue con relativa precisión. Primeramente se consagró el prebisterio y más tarde, se abrieron las puertas de Platerías y Azabacherías. El último paso del Maestro Esteban fue levantar las naves.



sábado, 6 de diciembre de 2014

Palmeral de columnas y arquerías dobladas del Oratorio de Abd al-Rahman I. Mezquita, Córdoba.

     Nos encontramos ante una obra arquitectónica perteneciente al arte califal de al-Ándalus y, en concreto, se trata del palmeral de columnas y arquerías dobladas.



     Se trata del interior de un oratorio. Posee como soportes las columnas, de sección circular, se utilizan dovelas de piedra blanca y ladrillo rojo. Se trata de arcos de medio punto en la parte superior de la columna y de arcos de herradura en la parte inferior.

     El palmeral de columnas al apearse sobre fustes oscuros dan la impresión, en la penumbra, de estar suspendidas del techo, y sus mágicas pantallas de arcos entrecruzados filtrando visualmente el mihrab, ofrecen un espacio sacro discontinuo.

     Se trata de columnas pertenecientes al Oratorio de Abd al-Rahman I, situado en la Mezquita de Córdoba.

     Los Abasíes derrotaron a los Omeyas, asesinando a todos sus príncipes menos a Abd al-Rahman I, que logra huir. Su evasión termina en Córdoba, donde establece, en 756, un emirato independiente. Dos siglos mas tarde, Abd al-Rahman III se autoproclama califa y se inicia entonces el momento estelar de al-Ándalus y su capital,Córdoba, se convierte en la más poblada de Occidente.

La mezquita de Córdoba es el monumento medieval más bello del Islam occidental. Su configuración actual es producto de cuatro ampliaciones. En el núcleo germinal se debe a Abd al-Rahman I que asentó un oratorio compuesto por doce crujías transversales cortadas por once naves longitudinales. Estas naves están formadas por aquerías dobladas para elevar la altura del edificio: la arcada inferior de herradura y la superior de medio punto. Esta primera fase fue completada por Hisam I, que dotó al patio de tres elementos: una galería para las mujeres (saqifa), un pabellón de abluciones y el alminar. Oratorio y patio dibujaban en planta un cuadrado perfecto.

La segunda etapa corresponde a Abd al-Rahman I, que rompe el muro de la qibla añadiendo ocho ocho crujías al oratorio y cerrando con saqifas los dos flancos del patio que faltaban.

El califa Abd al-Rahman III agranda la superficie del patio, donde planta olivos, cipreses y laureles, y rehace el alminar. Su hijo al-Hakam II agrega doce crujías más a la sala de la oración, siguiendo el procedimiento de retranquear el muro de la qiblas.

Chafar firmó su intervención con tres obras ejemplares: un lucernario en la actual capilla de Villaviciosa, cubierto por una cúpula nervada y acotado de arcos polilobulados, la maqsura, donde repite la fórmula anterior triplicada, y el mihrab, concebido en forma de habitación por vez primera en la historia del arte islámico.

Al-Hakam II solicitó el envío de un musivario para decorar el interior de las cúpulas de la maqsura y la fachada del mihrab.

La cuarta fase corresponde a Almanzor, y el director de las obras fue abd Allah ibn Said ibn Batrí, que ensanchó lateralmente todo el recinto con ocho naves y el mihrab quedó descentrado.
Cinco siglos después, don Alonso Manrique, ordenó "empotrar" un crucero catedralicio en las ampliaciones de al-Hakam II y de Almanzor.

viernes, 5 de diciembre de 2014

La emperatriz Teodora ofreciendo un cáliz de oro a San Vital.

     Nos encontramos ante una obra pictórica perteneciente arte bizantino y, concretamente, a la decoración musivaria. Se trata del mosaico de la emperatriz Teodora, esposa de Justiniano, ofreciendo un cáliz de oro a San Vital acompañada por los miembros de su séquito.


     Se trata de la utilización de la horneación de multicolores teselas cuadradas de pasta vítrea y las combinaron con piezas laminadas de oro, plata y nácar. Al ser reflejada el brillo del sol o de la luz de las velas sobre estas obras, se observaba un fulgor en ella que fascinaba a los visitantes.

     En la obra observamos la presencia de los miembros de la corte, refiriéndonos a las dos figuras que se encuentran justo en el lado izquierdo. A su lado derecho se encuentra Teodora, la cual soporta el cáliz y en la parte inferior de su vestimenta encontramos la representación de los tres reyes magos. Al lado de Teodora se encuentran Antonia y Juana, familias de Belisario, y por último, al margen derecho nos encontramos con la presencia de las cinco doncellas.

    Su significado se encuentra en la ofrenda del cáliz de oro que le hace la emperatriz Teodora, esposa de Justiniano, a San Vital.

     Dicho mosaico se sitúa en el muro sur del ábside en la Iglesia de San Vital en Rávena, Italia. En la decoración musivaria los decoradores fijaron una iconografía oficial y adjudicaron un lugar en el templo para cada asunto sagrado. El ábside se reservó a Cristo en Majestad, que aparece sentado sober el globo del universo (Crosmocrátor) y le cortejan ángeles y santos. A partir del año 431 se representó en la cabecera de la iglesia a la Theotocos: María sentada con el Niño en brazos, sirviéndole de sede.

En la cúpula, los profetas rodean la mano de Dios saliendo de una nube y en las pechinas cuatro serafines les hacen escolta. El testero de los pies se ocupa con el Juicio Final. Los mosaicos más importantes se conservan en las iglesias de San Apolinar el Nuevo y San Vital.

La crisis iconoclasta la inicia León III en el año 726 asesorado por consejeros que sentían aversión por las representaciones humanas de carácter religioso. Aducían en el decreto de prohibición y destrucción de los iconos que su culto provocaba la supertición.

La decoración musivaria conocerá un magnífico renacimiento entre los siglos X y XII y podemos observarlo en el retrato del emperador Miguel VI, prosternado ante la imagen del Pantocrátor, en el que parece estar pidiéndole perdón por sus antecesores. Los temas iconográficos se renuevan, su localización en el templo varía y las figuras pierden hieratismo, sufren alargamiento y ganan gesticulación. El Pantocrátor pasa a ocupar la cúpula mientras la Virgen se mantiene en la concha del ábside. Los programas se enriquecen con la presencia de Deesis: la plegaria de María y la Anástasis: el descenso de Jesús a los infiernos, que en Bizancio se instrumentalizó como la Resurrección.