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domingo, 19 de octubre de 2014

Bisonte de la Cueva de Altamira.




Nos encontramos ante una obra pictórica, concretamente con el Bisonte de la Cueva de Altamira, Santillana del Mar, Santander. Situamos esta obra en la pintura rupestre paleolítica de la zona franco-cantábrica. La situamos entre el 16000-13000 a.C.

Esta pintura se encuentra en el interior de una cueva ya que se tenía a la cueva como un "santuario" de fertilidad. Presenta una magia simpática o de atracción, es decir, pintar a la animal aseguraba el éxito de la caza. Los materiales empleados en esta obra son el polvo de roca negro, rojo y ocre disuelto en grasa animal. Los instrumentos empleados eran los dedos, pinceles de cerdas, espátulas, o proyectándolas al soplarlos con la boca sobre la pared.

Las características de esta pintura son: pintura naturalista, el tamaño de estas pinturas es natural y proporcionado- esta pintura del Bisonte mide 195 cm-, utilizan la policromía y el aprovechamiento de salientes para darle volumen a la pintura. Observamos que hay una degradación tonal, es decir, la intensidad de la pintura no es la misma en todo el animal, esto también genera volumen en el animal.

También observamos que presenta una perspectiva torcida, un bisonte de perfil y los cuernos al frente. Se representa al bisonte como signo de masculinidad y al caballo como femenino.

La Cueva de Altamira fue descubierta en 1879 por Marcelino de Sautuola. Esta cueva presenta 270 metros de cueva. Podemos encontrar grandes figuras, las cuales cada una adopta una posición distinta,  respecto a  la visión del espectador, no se encuentran todas en el mismo plano. Cada animal habrá sido pintado en una ceremonia individual suponiendo el conjunto de una suma de pinturas rituales yuxtapuestas.

Dentro de la pintura rupestre también tenemos que hacer referencia a las pinturas mesolíticas de la zona levantina, en el periodo del 9000-6000 a.C. Podemos destacar las pinturas del Barranco de la Valltorta, en Castellón. Esta pintura la encontramos en el interior de abrigos rocosos. El animal deja de ser el único protagonista y aparece el ser humano. Son representaciones de pequeño tamaño que no presentan volumen, son figuras planas. Utilizan la monocromía (predomina los tonos ocres).








viernes, 17 de octubre de 2014

Sala de los Bisontes(Altamira)

Nos encontramos ante una obra pictórica correspondiente al Arte Prehistórico. En ella se representan una serie de bisontes pintados en diferentes posturas y de diferentes tamaños. Son pinturas de la Sala Grande de los Bisontes, en la cueva española de Altamira. Están datadas entre el 16000 y el 13000 a.C.

Los animales están pintados sobre las rocas del interior de la cueva. La técnica es policromada. Podemos apreciar que el dibujo de los bisontes siempre es minucioso y bien definido. Los colores utilizados son el negro, el rojo y el ocre, lo que transmite sensación de calor. La gradación tonal y el aprovechamiento de los salientes de la roca dan volumen a la obra. Son figuras muy realistas, lo que nos induce a pensar que, quizás, habrían querido representar a los animales con todo lujo de detalles. Todas están proporcionadas en cuanto al tamaño se refiere. Es fácil apreciar el contorno de los ojos y las pezuñas de los bisontes, además de lo perfectamente recreado que está el pelaje del animal. Las pinturas están en perspectiva torcida dado a que las figuras están de perfil pero el ojo está mirando hacia el frente.


Están todas las figuras dispersas en la pared en diferentes posiciones, lo que nos hace pensar que los bisontes fueron dibujados uno a uno. Esto podría ser debido a que nuestros antepasados habrían pintado las figuras para garantizar el éxito en sus cacerías.

Gracias a estas características podemos decir que se trata de una pintura paleolítica de la zona franco-cantábrica, que comprende desde el 30.000 hasta el 9.000 a.C. El radio de extensión de estas pinturas abarca desde el sur de Francia a la cornisa cantábrica. Fue un periodo glaciar con condiciones ecológicas muy diferentes lo que propició que se instalara en esta zona un grupo de nómadas.

En cuanto a la interpretación de estas pinturas nos encontramos ante dos teorías. La primera, sostenida por Breuil, afirma que el hecho de retratar al animal con todo lujo de detalles aseguraba el éxito posterior en la caza. Solían representar al animal embarazado para, también, asegurar que dicha especie no se extinguiera. Estas pinturas, como aquí, adoptaban diferentes posturas, lo que lleva a pensar que cada dibujo fue realizado en una batida diferente.

La segunda, apoyado por Gourhan, dice que las cuevas serían santuarios donde se realizarían ritos que simbolizaban el paso de la adolescencia hacia la madurez. Los bisontes debían simbolizar a los hombres y los caballos a las mujeres. También los signos abstractos tendrían un significado. Los alargados y finos serían símbolos masculinos, y los romboidales y triangulares serían femeninos.

La temática era la cacería, pues representaban bisontes, caballos, jabalíes, etc. Estos eran representados mayoritariamente con los dedos, pero también podían usar pinceles de cerdas, espátulas o, incluso, podían proyectar los pigmentos al soplarlos contra la pared. Sus características formales eran el naturalismo y la proporción, pues todas las figuras estaban perfectamente proporcionadas; la policromía, en tonos negros, rojos y ocres; el uso de la gradación tonal para cambiar la intensidad de los colores; y el la colocación de estas pinturas en "perspectiva torcida".

Cabe indicar también que las cuevas de Altamira fueron descubiertas en el año 1879 por Marcelino de Satuola y posee 270 metros de profundidad. En Francia podemos encontrar también la otra gran cueva de esta época. Se trata de Lascaux, descubiertas en Dordoña en 1940 con 20 metros de profundidad.

jueves, 16 de octubre de 2014

Segundo caballo chino con una flecha clavada en el vientre.

     Nos encontramos ante una obra pictórica, denominada: Segundo caballo chino con una flecha clavada en el vientre. Esta obra la podemos situar en la pintura rupestre, concretamente en las pinturas paleolíticas de la zona franco-cantábrica, en el año 11.000 a.C para ser más exactos. la localizamos en la Cueva de Lascaux, Dordoña, Francia.


     Estamos ante un pintura que esta diseñada en el interior de una cueva puesto que en el periodo paleolítico se consideraba a la cueva como un "santuario de fertilidad". 

Era común utilizar los dedos como instrumentos de la pintura, pinceles de cerda, espátulas o bien eran proyectados al soplarlos con la boca contra la pared. También se le daba uso al buríl de sílex como método para contornear la figura, a modo de un rudimentario esgrafiado.

En cuanto al color, se recurría a la policromía, es decir, la utilización de varios colores en este caso los básicos, siendo estos el negro, rojo y ocre que eran obtenidos mediante roca pulverizada aglutinada con grasa animal, y en esta obra nos damos cuenta fácilmente de la utilización de estos tres colores. Si procedemos a estudiar los colores, observamos que se ha recurrido a la degradación tonal: produciendo cambios en la intensidad de los tonos para producir bultos. 
Se trata de un animal de gran tamaño, concretamente de 140 cm, buscando siempre como veremos a continuación el naturalismo en él. Su posición es estática y no está compuesta en grupos puesto que se representaba con frecuencia solo al animal sin ningún tipo de acompañantes.

El tema que podemos identificar en esta pintura es la magia de procreación, entendiendo por esta la representación de animales preñados como el que estamos analizando con una flecha clavada en el vientre para estimular la reproducción. El significado de estas pinturas lo encontramos en un pensamiento que se basaba en la proyección de un animal para asegurar la caza, y cuanto más natural fuera esta pintura, mas probabilidades de éxito poseían, teniendo en cuenta y sin olvidar la superstición que dichos ciudadanos tenían, por lo que no se podían representar animales dañinos para el ser humano como las serpientes, osos, etc.

     Algunos de los datos más importantes que no hemos podido explicarlos anteriormente puesto que no se encuentran reflejados en esta obra, es que dichas pinturas fueron realizadas para contemplarse a la luz del fuego. También recordamos que se aprovechaban las salientes en la pared para así conseguir dar volumen al animal.

A través de esta obra artística hemos podido conocer gran parte de las características del periodo en el que se encuentra situado: pinturas paleolíticas de la zona franco-cantábrica, las cuáles las podemos situar desde el 30.000 al 9.000 a.C y a parte de las obras realizadas en la Cueva de Lascaux, también nos vemos obligados a señalar las que se encuentran en la Cueva de Altamira, Santillana del Mar, Cantabria, pero no podemos olvidar y debemos de tener presentes en todo momento que la pintura rupestre está compuesta también por la pintura mesolítica de la zona levantina, la cuál se encuentra en el periodo del 9.000 al 6.000 a.C. En ella, destaca las obras realizadas en el Barranco de la Valltorta, Tirig, Castellón.

A diferencia de la pintura franco-cantábrica, esta se encuentra en el interior de los abrigos rocosos y eran contemplados bajo la luz del sol. El animal deja de ser el único protagonista y se añade la aparición del hombre. Estos son representados de pequeño tamaño, aproximadamente de unos 20 cm,
Se representan escenas propias de la vida cotidiana, como lo son la caza, la recolección, etc.
Nos encontramos ante la formación de escenas, con composiciones en diagonal cuyas extremidades son muy abiertas. A diferencia de la pintura paleolítica, las figuras son planas y sin volumen, y con un dato muy importante: el uso de la monocromía, es decir, las figuras estaban rellenas solo de un color blanco, negro o rojo.

Análisis y Comentario de la planta de la Cueva de Altamira.

   Nos encontramos frente al plano de lo que parece ser una gruta destacable por sus pinturas rupestres, donde podemos observar las distintas partes que destacan y ver cual era la ubicación de las diferentes pinturas existentes. Vemos de forma más concreta como esta gruta es la Cueva de Altamira, con 270 metros de longitud cavados de forma natural a 4 kilómetros de la costa cántabra en el término municipal de Santillana del mar.


Planta de las grutas de Altamira, donde podemos ver las distintas
partes de la cueva (Fig. 1)

   Podemos observar como dentro de la cueva, aparecen pinturas realizadas en distintas zonas o salas, de estas destaca la Sala Policromada o de los Bisontes, cerca de la entrada (véase en figura 1, I), esta sala es la más importante tanto por su cantidad de pinturas como por la gran calidad y realismo de estas. Existen otras dos zonas donde también aparecen representaciones de relevancia muy notoria, como pueden ser la sala de la Olla (véase figura 1, VIII) y la cola de caballo ( véase figura 1, X).

   Las pinturas que aparecen en la cueva de Altamira, fueron realizadas en la época del Paleolítico Superior, es decir entre el 32.000 y el 6.000 a.C, correspondiendo a la producción realizada por las comunidades de cazadores de la zona franco-cantábrica, que pintaba en las paredes y los techos de las cuevas.

   Muchas han sido las explicaciones que se han buscado para este fenómeno, aunque nosotros solo veremos dos a continuación:

   Observamos en primer lugar la teoría de la Magia Simpática o de Atracción, esta nos dice que estas pinturas se realizaban para poder cazar a estos animales, puesto que se creía que al poder pintarlos de forma ritual y acribillarlos con el pincel y los pigmentos, se ejercía sobre ellos una fuerza de control y atracción que propiciaba el éxito en las batidas de caza, además se pintan en ocasiones hembras preñadas porque se creía que de esta forma se podía asegurar la subsistencia de las manadas. Vemos por otra parte que hay un elemento que desacredita esta teoría, este es que en la época el consumo se centraba en reses como renos y ciervos, mientras los que aparecen pintados son principalmente bisontes y caballos.

  Por otra parte está la teoría de los Santuarios de Fertilidad, algunos expertos creen que estas cuevas formaban parte de ritos de paso y procreación por lo que las pinturas formarían parte de rituales de esta índole, esta teoría toma fuerza a raíz de la observación de las representaciones de équidos  y bóvidos que serían relacionados con lo masculino y lo femenino, además aparecen otros animales pero ocupando planos secundarios, esta teoría tiene también su punto débil, pues la estructura antes comentada de las pinturas varía en muchas de las cuevas.

   Por último hablaremos un poco también de las técnicas usadas en estas pinturas, que son estáticas aunque muy realistas, presentan una técnica polícroma sirviéndose de las protuberancias de las rocas para conseguir volumen, así como de la degradación tonal para conseguir el mismo efecto, usan normalmente tonos ocres, negros y rojizos.

   Aunque la gruta que nos ha ocupado sea Altamira, no podemos olvidarnos del otro gran exponente de la pintura mesolítica franco-cantábrica que es la cueva de las Caux en Francia, cuya cronología es también muy cercana a esta.