FICHA TÉCNICA: La Obra que comentamos esta semana recibe el nombre de "Virgen del Canciller Rollin". Se trata de una obra del mejor representante de la conocida como "escuela de los primitivos flamencos", Jan Van Eyck, pintada en 1435, siendo por lo tanto una obra representativa del final del gótico europeo.
ANÁLISIS: Realizada en óleo sobre tabla, esto es, mezclando los pigmentos con aceite de linaza, esta Obra de temática entre profana y civil, es un extraordinario retrato, no sólo físico sino también psicológico, del canciller Nicolás Rollin adorando a La Virgen María y al Niño Jesús. Esta Obra muestra las novedades que la nueva técnica pictórica aporta a la pintura en cuanto a luminosidad, brillos y calidades de las distintas texturas que junto al dominio de la perspectiva y el gusto por el detallismo extremo caracterizan la pintura flamenca del siglo XV.
COMENTARIO: La escena se desarrolla dentro del interior de una lujosa habitación cuyos muros descansan sobre arcos de medio punto peraltados con columnas de mármoles polícromos rematados por capiteles corintios e historiados con narraciones del Antiguo Testamento. La luz penetra desde el fondo a través de la balconada con triple arco peraltado así como a través de las vidrieras que filtran la luz. En primer término aparece el donante, el canciller, arrodillado sobre un reclinatorio cubierto con rico terciopelo azul, sobre el que descansa un libro de oraciones, y las manos en posición de oración. Frente a él aparece, representada en el mismo tamaño que el donante, la Virgen con un amplio manto rojo que sostiene al Niño que con la mano derecha bendice al canciller mientras con la izquierda sostiene un globo terráqueo coronado por una cruz enjoyada que anuncia el sacrificio de Cristo. Tras la Virgen un ángel sostiene una corona que anuncia el reinado de la Virgen sobre los cielos.
Como hemos dicho tras esta escena se abre una balconada en la que observamos un jardín y dos personajes que contempla el amplio paisaje que se abre delante de ellos y en el que podemos observar un río atravesado por un puente que une dos ciudades, que han sido identificadas como posible representación de la Ciudad de Dios y la Ciudad terrenal de San Agustín.
Existe en toda la Obra un predominio del dibujo minucioso y detallista. Los colores utilizados se mueven por toda la paleta cromática llendo desde el cálido rojo intenso del manto de la Virgen hasta el azul del ángel y los violáceos del horizonte. Como hemos comentado cabe destacar la calidades obtenidas tanto en la riqueza de los ropajes, que caen en amplios y angulosos pliegues que parecen acartonados, como en todos los objetos que forman la escena. Así mismo, el enlosado del suelo y los elementos arquitectónicos contribuyen a acentuar la perspectiva lineal que compone en el cuadro y que contribuye a dotar a éste de profundidad espacial.
CONCLUSIÓN: La escuela de los conocidos como "primitivos flamencos", de la que Jan Van Eyck es uno de sus mejores representantes, alcanza una de las más altas cimas de la Historia de la pintura tanto por su extraordinaria ejecución en el detalle como por la luminosidad de sus colores y la exquisitez de su temática, en ocasiones plagadas de alegoría y símbolos, bajo una apariencia de cotidianeidad.
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