TIPO DE OBRA: Pintura.
TÍTULO: Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa.
AUTOR: Jan van Eyck (1390-1441).
FECHA: 1434.
LOCALIZACIÓN: National Gallery. Londres.
ESTILO: Gótico. Primitivos flamencos
FORMA: Pintura sobre tabla de roble. 82x60 cm.
MÉTODO: Obra realizada al óleo, mediante pincel.
DESCRIPCIÓN GENERAL
El famoso cuadro de los Arnolfini nos presenta a la pareja
en el momento de contraer matrimonio. Ambos personajes, retratados en primer
plano, se sitúan en una estancia con suelo de madera, e iluminada por una
ventana que se abre a la izquierda. A los pies de la pareja aparece un perro y,
en un segundo plano pueden observarse la esquina de una alfombra y el dosel de
una cama. En el centro de la composición figura una lámpara que cuelga del
techo y, en la pared del fondo, un espejo en el que se refleja todo el
contenido de la habitación. A su izquierda cuelgan unos rosarios y, sobre el
marco, encontramos una inscripción en latín, en caracteres góticos, con el
siguiente texto: "Johanes de Eyck fuit hic, 1434" (Jan van Eyck
estuvo aquí, 1434).
Giovanni Arnolfini aparece retratado en actitud seria,
ricamente ataviado en color oscuro, con capa y amplio sombrero. Su mano
derecha, levantada, parece jurar o bendecir, mientras la izquierda sostiene la
de su esposa Giovanna, también ricamente vestida en color verde vivo, con velo
blanco. Su abultado vientre, sobre el que apoya su otra mano, parece manifestar
con claridad que se encuentra embarazada.
Una suave luz envuelve la escena, dando de lleno en el
rostro femenino, mientras se atenúa en torno al del mercader.
ANÁLISIS SIMBÓLICO
El cuadro de los Arnolfini ha originado una gran
controversia entre los historiadores del arte, por la gran cantidad de
elementos simbólicos que incluye y la dificultad de interpretación de algunos
de ellos, hasta el punto de que los especialistas debaten si la obra contiene
realmente la escena de la celebración de un matrimonio, siendo como una especie
de acta del mismo, o una ceremonia de exorcismo de una pareja que trata de
alejar de sí el mal de no haber tenido descendencia. Entre los elementos
simbólicos, destacan los siguientes:
Algunos de los
objetos que figuran en el cuadro, así como la propia ambientación de la escena,
aluden a la riqueza del mercader Arnolfini: la ropa, el mobiliario, la
alfombra, la decoración de la estancia o la presencia de naranjas junto a la
ventana lo que, dada su procedencia del sur de Europa, puede considerarse un
verdadero lujo en la Flandes del siglo XV.
Los dos pares de zuecos (los de ella, junto a la cama; los
de él, en primer plano, a la izquierda) relacionan a los esposos con el hogar y
el hecho de que los supongamos descalzos alude a una idea de fertilidad, muy
común en la época en la que el cuadro fue pintado.
Los colores
predominantes son también claramente simbólicos: mientras el verde alude a la
fertilidad, el rojo lo hace a la pasión.
El perro es una
alusión evidente a la idea de fidelidad dentro del matrimonio.
La lámpara, en la
cual sólo encontramos una vela encendida (cuya luz pasaría desapercibida en
pleno día), es una clara referencia a Jesucristo y, al mismo tiempo, viene a
representar también la llama del amor, que puede consumirse.
Los rosarios,
situados a la izquierda del espejo, aluden a la necesidad de perseverar en la
oración.
El espejo, de forma
circular, y en cuyo marco se nos muestran diez de las catorce estaciones del Vía
crucis, muestra la escena de la habitación desde una perspectiva inversa,
pudiéndose apreciar la parte trasera de la pareja, así como la presencia de
otras dos personas, las cuales podrían asistir como testigos a una ceremonia
para la cual, en aquella época, no era necesario un sacerdote. Por tanto, el
espejo contendría el elemento esencial para identificar correctamente la escena
representada: un enlace matrimonial en presencia de testigos, uno de los cuales
podría ser el propio pintor.
Tanto la borla que cuelga de la cama como el abultado
vientre de Giovanna son claras alusiones a la fertilidad. Precisamente, sobre
la borla, en el cabecero de la cama, aparece una figura femenina que podría ser
Santa Margarita (patrona de los partos) o Santa Marta (patrona del hogar).
Sobre las manos de la pareja aparece una gárgola en actitud
sonriente. Algunos autores consideran que este elemento es básico para
comprender el significado del cuadro: un exorcismo mediante el que se pretende
alejar el mal que atenaza a la pareja: la falta de descendencia.