Mostrando entradas con la etiqueta San Longinos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta San Longinos. Mostrar todas las entradas

sábado, 7 de mayo de 2016

San Longinos

Nos encontramos ante una obra escultórica de grandes dimenciones. Se trata de un hombre portaor de una lanza en su mano derecha y vestido unicamente con una túnica que cae en cascada desde su brazo izquierdo. Esta obra visiblemente realizada en mármol, parte de la trasmición que tiene vida y movimiento. La postura en cruz de la obra trasmite un cierto dramatismo guiado por el tema religioso, y que hace, que los espectadores centren su mirada en su lanza.

Aplicando la teoría, sabemos que esta escultura se trata del San Longinos de Gian Lorenzo Bernini, escultor del Barroco italiano. Esta obra en mármol creada entre los años 1629-1638 se encuentra en la Basílica de San Pedro del Vaticano(Roma) y mide 440cm.

Características de la obra:
Esta escultura es una obra de madurez del genial artista Barroco Gian Lorenzo Bernini, quién en la etapa final de su producción artística como escultor se ocupó casi de forma exclusiva de tallar obras religiosas.
Con esta obra Bernini rompe con uno de los mitos que generó Miguel Ángel para dignificar su condición de artista, y que no era otro que para considerar una escultura como una obra maestra, el escultor debía de ser capaz de “extraerla” de un solo bloque de piedra.
En este caso Bernini huye de esta concepción y compone esta obra uniendo múltiples piezas: cabeza, tronco, extremidades y la parte delantera y posterior del manto.
Las obras escultóricas de Bernini están concebidas en profundidad y para ser contempladas desde un único punto de vista.
Bernini hará una utilización del mármol muy novedosa buscando transmitir texturas a través de los ropajes, cuya entidad trasciende su simple condición de ropajes, y se convierte en un elemento que dota a la imagen de gran realismo y movimiento.
La pesadez y entidad de estos ropajes hace que para que el cuerpo de San Longinos “emerja” de entre las telas debe de estar en máxima tensión, que se nos muestra contenida pero que dota a la imagen de esa sensación de esfuerzo y tensión muscular.
Bernini demuestra con esta obra su dominio y maestría de la escultura con la estudiada composición de la obra, en la que la lanza y los brazos del santo se contraponen acentuando la sensación de movimiento de la figura de San Longinos, ejecutada con un  naturalismo que recuerda a las esculturas griegas del período helenístico,
El otro aspecto destacable es la expresividad de la cara de San Longinos, cuya expresión contenida y dignidad trasluce el sentimiento de culpa de este personaje histórico, que fue quién clavó la lanza a Jesucristo cuando estaba crucificado, abriéndole la herida del costado en la que Santo Tomás tuvo que meter los dedos para confirmar  que había resucitado.

Gian Lorenzo Bernini:
Arquitectura: Es el arquitecto más representativo de todo el barroco italiano. Sus características como arquitecto barroco fueron:
  • Dar mucha importancia a lo decorativo, tanto en el interior como en el exterior.
  • Los elementos constructivos (columnas, pilastras, etc.) se multiplican, pero con función decorativa, siendo su único fin dar ritmo arquitectónico.
  • Frontones, entablamientos, etc. se rompen, las curvas se compenetran con líneas rectas, buscando siempre presiones dinámicas.
  • En las iglesias prefiere las plantas centralizadas, fundamentalmente la planta ovalada (pequeñas iglesias). 
      -Obras:
  • Plaza de San Pedro(Imagen superior)
  • Iglesia de Sant'Andrea en el Quirinal(Imagen inferior)
  • Capilla del marqués Raimondi en San Pietro in Montorio, Roma
  • Colegiata de Ariccia
  • Iglesia de San Tomás de Villanova (Ariccia)
  •  de la Iglesia de San Francisco, en Quito (Ecuador)


Escultura:
En sus primeras obras Bernini respetaba fielmente los cánones clásicos, a la vez que se observaba la influencia manierista de su padre. Sin embargo, su estilo muestra una evolución en los cuatro grupos Borghesianos, donde aparece con fuerza la creatividad del artista.
En estas composiciones el artista plasma el momento culminante del drama, mostrando la gracia y la expresión de los personajes. Pero sobre todo, lo que fascina de estas obras es el virtuosismo, la naturalidad, el efecto de materialidad y de claroscuro. Por otro lado, resulta novedosa la relación de las esculturas con el espacio circundante, ya que están concebidas para ser observadas desde un punto determinado, no para ser rodeadas y vistas desde cualquier ángulo.
Como ejemplo de su maestría con la piedra, durante los trabajos del busto de Scipione Borghese, apareció un defecto en el mármol. Borghese aceptó no posar durante varios días, ignorando que en ese tiempo esculpiría un busto idéntico desde cero. Algunas de sus obras son:

  • Apolo y Dafne (1622-1625) - Mármol, altura 243 cm, Galería Borghese, Roma
  • David (1623-1624) - Mármol, altura 170 cm, Galería Borghese, Roma
  • Luis XIV a Caballo (1669-1670) - Terracota, altura 76 cm, Galería Borghese, Roma
  • Éxtasis de la beata Ludovica Albertoni (1671-1674) - Mármol, capilla Altieri-Albertoni, San Francesco a Ripa, Roma
  • La Verdad (1645-1652) - Mármol, altura 280 cm, Galería Borghese, Roma
  • Éxtasis de Santa Teresa (1647-1652) - Mármol, capilla Cornaro, Santa Maria della Vittoria, Roma
 
David


Éxtasis de Santa Teresa

Éxtasis de la beata Ludovica Albertoni











sábado, 18 de abril de 2015

San Longinos de Bernini


Gian Lorenzo Bernini. San Longinos (1629-1638). Mármol. 440 cm.
Basílica de San Pedro del Vaticano, Roma.

   Nos encontremos frente a una imagen de bulto redondo, que representa a cuerpo completo y de pie a San Longinos, realizada por Bernini.

   La escultura está tallada en mármol, conservando el color blanco propio de este material. Al mismo tiempo. Además el tratamiento de la talla de los ropajes es muy cuidada generando pliegues muy protuberantes y agitados, además la escultura ha sido pulimentada, lo que ofrece una sensación de suavidad y a la misma vez de ligereza, como si las ropas fueran agitadas por el viento.

   La imagen se encuentra colocada en el interior de una hornacina, con lo que ha sido diseñada para ser contemplada frontalmente, aunque podemos observar como la imagen se encuentra bien acabada en todo su conjunto. Además por su emplazamiento en el interior de la Basílica de San Pedro del Vaticano, aunque se encuentre en una zona luminosa, sabemos que su contemplación se refuerza con la iluminación artificial, que en origen sería la luz de las velas o lámparas de aceite. Además los pliegues generan una serie de sombras en los ropajes.

  La imagen es de grandes dimensiones, aunque se encuentra muy bien proporcionada con una medida de ocho cabezas, además la postura es brusca realizando un escorzo con el pie y la lanza adelantada.

   La imagen representa a San Longinos con sus atributos, entre los que destaca la lanza con la que traspasó el costado de Nuestro Señor Jesucristo para comprobar si había muerto y cumpliéndose la profecía emanó sangre y agua.

   Por otro lado la producción artística de Bernini en la escultura fue bastante amplia, destacando esta imagen sobre manera, aunque también realizó obras de gran valía como el éxtasis de Santa de Teresa, la tumba de Urbano VIII o el Retrato del duque Francisco I d´Este.


   


lunes, 19 de mayo de 2014






Con San Longinorealizada para ser colocada en uno de los nichos interiores de la iglesia de San Pedro del Vaticano,  Bernini entra en su etapa de madurez o, también llamadaAlto Barroco, que se caracteriza por la importancia conferida al ropaje para apoyar el impacto emocional. Las telas revolotean y se arrebujan en grandes masas de efecto claroscurista, que le permiten policromar la imagen con la luz. Anteriormente, en su etapa juvenil, había realizado los encargos mitológicos y bíblicos para el Cardenal Borghese en su villa (Villa Borghese), tales como Apolo y Dafne, Rapto de Proserpina o David). A partir de ahora, trabajará para su amigo el Papa Urbano VIII.
A partir de 1624 hasta el final de sus días, se ocupó exclusivamente de obras religiosas. En ésta, de la que se conservan más de treinta bocetos preparatorios, Bernini rompe con la idea de que la escultura había de estar hecha de un solo bloque de piedra. Al igual que muchos de sus grupos y figuras, su San Longino, se compone de múltiples piezas: la cabeza, el tronco, los brazos, el manto de delante y el manto de detrás.
Bernini acepta una única perspectiva. Sus estatuas están concebidas en profundidad, están compuestas como imágenes para un único y principal punto de vista. Juega con el sentido de la unifacialidad rompiendo, de esta manera, con la multifacialidad manierista.
Incorpora también en su obra otros rasgos esenciales de la plástica barroca, como es la teatralidad por medio del dinamismo. Sus figuras no sólo se mueven libremente en profundidad sino que parecen pertenecer al mismo espacio en el que el espectador se encuentra. Sus esculturas, distintas a la estatuaria renacentista, necesitan la continuidad del espacio que las rodea porque sin éste perderían su razón de ser, se descontextualiza-rían. Así, 
San Longino,que mira hacia la luz celestial que cae desde la cúpula, ha de ser contemplado dentro del espacio para el que fue concebido y en relación al espectador, pues es una representación.
A través del mármol nos transmite diversas texturas: el tacto de las ropas, con su grosor, diverge con la suave piel. La caída del ropaje, trabajada con magníficos pliegues que vuelan agitadamente, parece apoyar y participar en la actitud mental de la figura. El cuerpo exaltado de 
San Longino está casi oculto bajo la pesadez del manto: es la conquista del cuerpo por el ropaje.


La nueva importancia conferida al ropaje como factor determinante para reforzar el impacto emocional de la obra se encontrará durante los mismos años en las pinturas de Cortona, e incluso en las de un artista como Guido Reni.
En la composición sobresale al mismo tiempo la sencillez y el dramático movimiento acentuado por el cruce de diagonales de la lanza y los brazos, que forman a su vez un triangulo.
La figura contiene un profundo naturalismo, expresa un 
pathos extraordinario, un sentimiento muy influenciado por el manierismo y el helenismo. Uno de sus puntos de reflexión es la escultura de Miguel Ángel, y su otra fuente de inspiración es su conocimiento del mundo clásico.
La figura del centurión romano que había clavado la lanza en el costado a Cristo, crucificado en la cruz,  se alza como un gigantesco y retórico héroes; sus abandonados y pretéritos símbolos militares por el suelo, Longino se cubre con una amplísima capa, que adquiere el papel de objeto movido, abre los brazos en actitud declamatoria, parlante, demostrativa, vuelve los ojos hacia arriba y muestra su lanza probatoria. Firmemente apoyado sobre el terreno, Longino compone una figura triangular que queda encerrada en el espacio del nicho pero que, al mismo tiempo, lo rellena, dinámicamente, con su trayectoria diagonal, abriéndose hacial la lanza y, virtualmente, hacia el altar mayor. El gesto grandilocuente de su contraposto amplifica la direccionalidad de una fitura estática; unas superficies siempre rugosas, que absorben la luz sin reflejarla, se convierten en el vehículo de unas texturas palpitantes, tímidamente claroscuristas. El manto vuelve a convertirse en factor esencial; se agita, palpita al compás de los sentimientos del santo más que con el movimiento de su cuerpo, repite como un eco amplificador su más elocuente anatomía, subraya sus gestos y los enmarca, como si poseyera vida propia y fuera capaz de dar cuenta de la transformación milagrosa que se ha producido en el ánimo del que la viste y contagiar sus efectos a través de su visión. Bernini había descubierto una correlación objetiva de la emoción religiosa que confiere profundidad psicológica a la figuración.
Durante casi cincuenta años, Bernini trabajó simultáneamente en múltiples empresas, muchas de ellas se realizaron durante largos períodos de tiempo en los que incorporaba cambios y alteraciones mientras el desarrollo de la obra lo permitía. Así, necesitó diez años para finalizar esta monumental escultura, pues no la dio por terminada hasta 1641.
Gian Lorenzo Bernini esculpió este Longinos colosal, de más de tres metros, para ser ubicado en una de las hornacinas que decoran los grandes pilares que sustentan la cúpula de la basílica de San Pedro de Roma, realizada por Miguel Ángel.

Gian Lorenzo Bernini es la figura culminante del espíritu barroco italiano. Marca con su sello toda una época y basta su obra para comprender y sentir el barroco italiano. Bernini dominó todas las disciplinas artísticas, pero por encima de todo su vocación fue la escultura. Los rudimentos de la profesión los adquiere con su padre, que en 1605 se traslada de Nápoles a Roma. A partir de entonces, el joven Bernini copia las antigüedades grecolatinas del Vaticano y admira el arte de Miguel Ángel. Años después sus contemporáneos lo consideraran el Miguel Ángel del siglo XVII. Su técnica será perfecta y su virtuosismo genial lo desarrolla desde la juventud. A él le atrae lo decorativo, la exuberancia y el misticismo. El modelado de la curva y la multiplicidad de planos conducen a la aparatosidad y la conmoción. Su virtuosismo es excepcional al hacer que el mármol se convierta en carne, telas o vegetales. Sus características principales serán el movimiento exaltado y en plena acción, la búsqueda de calidades texturales, la violencia expresiva y un profundo naturalismo. El material que utilizó fue el mármol y tanto las figuras aisladas como los grupos tendrán un punto de vista frontal. Y es que Gian Lorenzo Bernini fue una persona sumamente creyente que trasladó toda su devoción cristiana a las formas artísticas, a las esculturas en concreto. Ejemplos de ello los podemos ver en muchas de sus obras como en la Tumba de Urbano VIII que también se conserva en la basílica de San Pedro, en el famoso grupo arquitectónico-escultórico de " El éxtasis de Santa Teresa", o en las escultura de Santa Bibiana o del Profeta Habacuc, conservadas en sendas iglesias romanas, la de santa Bibiana y la de Santa María del Popolo, respectivamente.