Estamos ante una obra escultórica griega, perteneciente al frontón oriental del Partenón. En nuestro caso tenemos una escultura adosada. El material del que está hecho es mármol. El frontón oriental del Partenón representa el Nacimiento de Atenea, surgiendo, madura y completamente armada, de la cabeza se Zeus. La joven Niké está coronando a la radiante diosa, mientras Hermes y Hefaisto, que han asistido al parto en calidad de cirujanos, corren despavoridos ante el extraño alumbramiento. Estas imágenes que componían el núcleo central del frontón, se han perdido, pero conocemos la escena por descripciones literarias y por el dibujo en que en 1674 realizó el pintor Carrey, poco antes de que estallara la guerra véneto-turca y de que una bomba veneciana impactara en el Partenón, utilizado por los turcos como polvorín. Los otros dioses que asisten al prodigio lograron salvarse y, aunque mutilados, se conservan en el Museo Británico . En uno de los costados del frontón figuran Hebe de pie, Démeter y Kore sentadas y Dionisos tendido, completando el carro del Sol, que surge del Océano al despuntar el alba tras haber brillado durante la noche. Todos los personajes son de idéntica escala, acomodándose con su postura erecta, sedente, agachada o yacente a las fastidiosas pendientes del frontón triangular. Asimismo, las telas de los vestidos se pegan al cuerpo dejando traslucir la anatomía, lo que da origen a una técnica que los arqueólogos han apodado "de paños mojados" y que los diseñadores de hoy día de alta costura han rebautizado como "transparencias".