Nos encontramos ante una obra pictórica perteneciente arte bizantino y, concretamente, a la decoración musivaria. Se trata del mosaico de la emperatriz Teodora, esposa de Justiniano, ofreciendo un cáliz de oro a San Vital acompañada por los miembros de su séquito.
Se trata de la utilización de la horneación de multicolores teselas cuadradas de pasta vítrea y las combinaron con piezas laminadas de oro, plata y nácar. Al ser reflejada el brillo del sol o de la luz de las velas sobre estas obras, se observaba un fulgor en ella que fascinaba a los visitantes.
En la obra observamos la presencia de los miembros de la corte, refiriéndonos a las dos figuras que se encuentran justo en el lado izquierdo. A su lado derecho se encuentra Teodora, la cual soporta el cáliz y en la parte inferior de su vestimenta encontramos la representación de los tres reyes magos. Al lado de Teodora se encuentran Antonia y Juana, familias de Belisario, y por último, al margen derecho nos encontramos con la presencia de las cinco doncellas.
Su significado se encuentra en la ofrenda del cáliz de oro que le hace la emperatriz Teodora, esposa de Justiniano, a San Vital.
Dicho mosaico se sitúa en el muro sur del ábside en la Iglesia de San Vital en Rávena, Italia. En la decoración musivaria los decoradores fijaron una iconografía oficial y adjudicaron un lugar en el templo para cada asunto sagrado. El ábside se reservó a Cristo en Majestad, que aparece sentado sober el globo del universo (Crosmocrátor) y le cortejan ángeles y santos. A partir del año 431 se representó en la cabecera de la iglesia a la Theotocos: María sentada con el Niño en brazos, sirviéndole de sede.
En la cúpula, los profetas rodean la mano de Dios saliendo de una nube y en las pechinas cuatro serafines les hacen escolta. El testero de los pies se ocupa con el Juicio Final. Los mosaicos más importantes se conservan en las iglesias de San Apolinar el Nuevo y San Vital.
La crisis iconoclasta la inicia León III en el año 726 asesorado por consejeros que sentían aversión por las representaciones humanas de carácter religioso. Aducían en el decreto de prohibición y destrucción de los iconos que su culto provocaba la supertición.
La decoración musivaria conocerá un magnífico renacimiento entre los siglos X y XII y podemos observarlo en el retrato del emperador Miguel VI, prosternado ante la imagen del Pantocrátor, en el que parece estar pidiéndole perdón por sus antecesores. Los temas iconográficos se renuevan, su localización en el templo varía y las figuras pierden hieratismo, sufren alargamiento y ganan gesticulación. El Pantocrátor pasa a ocupar la cúpula mientras la Virgen se mantiene en la concha del ábside. Los programas se enriquecen con la presencia de Deesis: la plegaria de María y la Anástasis: el descenso de Jesús a los infiernos, que en Bizancio se instrumentalizó como la Resurrección.
viernes, 5 de diciembre de 2014
Sala de los Reyes, Alhambra.
Nos encontramos ante una obra arquitectónica, en concreto se trata de la Sala de los Reyes de la Alhambra, perteneciente al arte nazarí de al-Ándalus. Esta situada en Granada.
Se trata de una sala que forma parte del Patio de los Leones. Posee muros sustentantes ya que sobre ellos recae el peso de la estructura superior. Posee pilares en función de soportes. Dicha obra consta de arcos mocárabes en siete tramos: tres cuadrados y claros por estar abiertos al Patio de los Leones y cuatro rectangulares y oscuros por tener sus frentes cerrados con paredes.
Posee una abundante decoración con zócalos de azulejería y artesonados de madera con dibujos geométricos, y paramentos de estucos repletos de inscripciones y atauriques. La obra cuenta con figuras humanas en las bóvedas y con el uso de flores naturalistas en los arcos que alavan el derecho a representar seres vivos en los palacios musulmanes.
La Sala de los Reyes recibe este nombre por tener a diez dignatarios islámicos pintados en el techo, que se acostumbra a identificar con otros tantos sultanes granadinos de la dinastía nazarí. Tenía como función la de albergar fiestas y banquetes durante la época estival, ordenándola edificar el sultán Muhammad V en 1362, a la vuelta de su exilio por tierras de Marruecos y Sevilla. La inauguración debió de producirse en torno al año 1380.
Los nazaríes iniciaron la construcción de una acrópolis sobre el cerro de la Sabika, que recibiría el nombre de Alhambra o "castillo rojo", por el color ferruginoso de la arcilla. Se distribuye en tres núcleos independientes: la alcazaba militar, los palacios reales y una ciudad autónoma, urbanizada con calles estrechas y serpenteantes. Muhammad levantó el circuito defensivo, situando la alcazaba con un patio de armas y su heredero Muhammad II dulcificó la arquitectura con la roturación del Generalife: una finca con un primoroso pabellón de recreo. Por su parte, Muhammad III incorpora la cultura del agua y la jardineria a la meseta de la Alhambra, ordenando construir el Partal.
El real esplendor llegó bajo el mandato de los sultanes Yusuf I y su hijo Muhammad V con los robustos exteriores, que enmascaran una fastuosa ornamentación interior. Yusuf I reconstruyó las puertas y las torres de la muralla. Entre los accesos destaca la Puerta de la Explanada y por lo que respecta a las torres, sobresale la de Comares, concebida como sede oficial del trono y salón de embajadores. Sus entrañas aparecen revestidas de materiales frágiiles y pobres como el barro, yeso y madera. En el artesón que cubre el techo de Comares aparecen representados los siete cielos del Paraíso musulmán presididos por el trono de Alá. Muhammad V ordena edificar el Cuarto de los Leones, un patio de crucero con una fuente de doce leones en el centro, que expulsan chorros de agua por sus fauces. Se reutiliza en la Alhambra con fines simbólicos. En los cuatros frentes del patio se abren: la Sala de los Mocárabes, la Sala de los Reyes, la Sala de los Abencerrajes y la Sala de las Dos Hermanas.
Muhammad V y su aliado el rey Don Pedro destruyeron la palza de Algeciras, y este acontecimiento fue celebrado con la edificación en la Alhambra de la Puerta del Vino y la fachada y el patio de los Arrayanes.
Se trata de una sala que forma parte del Patio de los Leones. Posee muros sustentantes ya que sobre ellos recae el peso de la estructura superior. Posee pilares en función de soportes. Dicha obra consta de arcos mocárabes en siete tramos: tres cuadrados y claros por estar abiertos al Patio de los Leones y cuatro rectangulares y oscuros por tener sus frentes cerrados con paredes.
Posee una abundante decoración con zócalos de azulejería y artesonados de madera con dibujos geométricos, y paramentos de estucos repletos de inscripciones y atauriques. La obra cuenta con figuras humanas en las bóvedas y con el uso de flores naturalistas en los arcos que alavan el derecho a representar seres vivos en los palacios musulmanes.
La Sala de los Reyes recibe este nombre por tener a diez dignatarios islámicos pintados en el techo, que se acostumbra a identificar con otros tantos sultanes granadinos de la dinastía nazarí. Tenía como función la de albergar fiestas y banquetes durante la época estival, ordenándola edificar el sultán Muhammad V en 1362, a la vuelta de su exilio por tierras de Marruecos y Sevilla. La inauguración debió de producirse en torno al año 1380.
Los nazaríes iniciaron la construcción de una acrópolis sobre el cerro de la Sabika, que recibiría el nombre de Alhambra o "castillo rojo", por el color ferruginoso de la arcilla. Se distribuye en tres núcleos independientes: la alcazaba militar, los palacios reales y una ciudad autónoma, urbanizada con calles estrechas y serpenteantes. Muhammad levantó el circuito defensivo, situando la alcazaba con un patio de armas y su heredero Muhammad II dulcificó la arquitectura con la roturación del Generalife: una finca con un primoroso pabellón de recreo. Por su parte, Muhammad III incorpora la cultura del agua y la jardineria a la meseta de la Alhambra, ordenando construir el Partal.
El real esplendor llegó bajo el mandato de los sultanes Yusuf I y su hijo Muhammad V con los robustos exteriores, que enmascaran una fastuosa ornamentación interior. Yusuf I reconstruyó las puertas y las torres de la muralla. Entre los accesos destaca la Puerta de la Explanada y por lo que respecta a las torres, sobresale la de Comares, concebida como sede oficial del trono y salón de embajadores. Sus entrañas aparecen revestidas de materiales frágiiles y pobres como el barro, yeso y madera. En el artesón que cubre el techo de Comares aparecen representados los siete cielos del Paraíso musulmán presididos por el trono de Alá. Muhammad V ordena edificar el Cuarto de los Leones, un patio de crucero con una fuente de doce leones en el centro, que expulsan chorros de agua por sus fauces. Se reutiliza en la Alhambra con fines simbólicos. En los cuatros frentes del patio se abren: la Sala de los Mocárabes, la Sala de los Reyes, la Sala de los Abencerrajes y la Sala de las Dos Hermanas.
Muhammad V y su aliado el rey Don Pedro destruyeron la palza de Algeciras, y este acontecimiento fue celebrado con la edificación en la Alhambra de la Puerta del Vino y la fachada y el patio de los Arrayanes.
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