En concreto, en el arte bizantinoy románico, con el término pantocrátor se designa la imagen con que se representa al Todopoderoso, Padre e Hijo, es decir, Creador y Redentor. La figura, siempre mayestática, muestra a una u otra persona divina en similar actitud: con la mano diestra levantada para impartir labendición y teniendo en la izquierda los Evangelios o las Sagradas Escrituras. En ocasiones, se representa sólo el busto; otras veces, la figura completa entronizada que, cuando se trata del Padre, sostiene en sus rodillas a Cristo hijo.
El Pantocrátor es una iconografía frecuente en el arte bizantino y en el arte Románico, transmitiendo a través de su imagen la fuerza y el poder justiciero de Dios, en un equivalente al poder totalitario ejercido por los monarcas cesaropapistas del Imperio bizantino, o por la nobleza feudal de la Edad Media europea. En última instancia se trata de una referencia a laautoritas ejercida desde el miedo, que se traslada a una concepción cristiana basada asimismo en el “temor de Dios”. Concepción religiosa ésta que variará radicalmente cuando llegue el periodo Gótico y cambie la consideración cristiana hacia un Dios más humano, de la mano de un profundo cambio en la concepción social y política del final de la Edad Media.
El Pantocrátor se representa por ello bajo un aspecto severo, de expresión seria y solemne, que en ocasiones alcanza rasgos coléricos. Para mayor expresionismo gestual su fisonomía adopta el rostro con bigote, barba y larga melena negra. Es habitualmente un Cristo nimbado y a veces coronado, y cuyo gesto habitual muestra la mano derecha bendiciendo y la izquierda sobre las Sagradas Escrituras.
Se suele representar sentado en un trono o sobre la bóveda celeste, en un signo de su autoridad universal. Se rodea de una mandorla, un marco en forma de almendra cuyo origen se hallaría en el clípeo de los retratos funerarios romanos y que evocaría el simbolismo de la esfera celeste como imagen de perfección. Aunque en el caso de la mandorla al tener forma almendrada complica su simbolismo, pues se trata de una figura geométrica diseñada con dos círculos que se cortan. Lo que supone una representación de los dos mundos, el terrenal y el celestial. La ubicación de Cristo en la mandorla alude así a su doble condición humana y divina.
Rodeándolo aparece también el Tetramorfos o representación simbólica de los cuatro evangelistas: San Mateo, como un ángel; San Juan, como un águila; San Marcos, como un león; y San Lucas, como un toro.
Asimismo es frecuente también que aparezcan asociadas a la imagen, las letras alfa y omega, primera y última letra del alfabeto griego, y por ello, representación del principio y fin de las cosas que Cristo representa.
Su importancia jerárquica en la iconografía cristiana explica su ubicación siempre en lugares preeminentes: en los ábsides de las iglesias, los tímpanos de las portadas de los templos o decorando los frontales de las mesas de altar, en un claro ejemplo de jerarquización espacial de los temas, tan habitual en la imaginería cristiana.
Como hemos comentado el Pantocrátor va a ser una imagen recurrente durante un amplio periodo artístico medieval, aunque sus mayores referencias se encuentran en el arte bizantino y en el Románico. En el primero es un icono habitual junto al de la Virgen como Theotokos, y aparece asimismo con frecuencia en los mosaicos que iluminan el interior de algunas iglesias, como la de Santa Sofía. En el arte Románico es constante su presencia pintado en los ábsides de las iglesias, caso del más famoso del arte español, como el de San Clemente de Tahüll, al que se podrían añadir otros muchos, como el de la cripta de San Isidoro de León o el del ábside de San Justo de Segovia. Pintado, luce también en muchas tablas que servían como antipendios de altar, como en los frontales de Seu de Urgel, el de Gésera, el de Chía y tantos otros. Esculpido también aparece principalmente en los tímpanos de entrada a las iglesias, como en San Pedro de Moissac, San Trófimo de Arlés, Saint Foy de Conques, el de la Portada Occidental de la Catedral de Chartres, y un largo etcétera.
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