viernes, 14 de noviembre de 2014

Acueducto de los Milagros.

     Nos encontramos ante el Acueducto de los Milagros, una obra arquitectónica perteneciente al arte romano.





     Está compuesta por altos pilares que son separados por una cantidad elevada de arcos que actúan también como cubiertas. Posee muros de cierre ya que delimitan un espacio y no soportan ningún tipo de estructura superior. Sus materiales son el granito e hiladas de sillares. Esta obra posee una longitud de 827 metros y 25 metros de altura.

     Su nombre se debe a que los emeritenses consideran un prodigio que sus pilares hayan permanecido en pie. Su función era trasladar el agua a la ciudad desde el embalse de Proserpina, sorteando el valle del río Albarregas. Los musulmanes copiarán esta idea de entibar los pilares mediante arquerías para la mezquita de Córdoba.

     Las obras fueron iniciadas por Augusto, pero reacondicionadas por Trajano y Constantino. Se encuentra en Mérida, Badajoz, pero actualmente se conservan menos de la mitad de los arcos.

A continuación observamos otra imagen frontal de esta obra:



     La arquitectura romana se caracteriza por su uso del ladrillo y el cemento. También por el descubrimiento del ábside como eje de la cúpula. Emplearon el dórico en la planta baja y en los pisos superiores el jónico, corintio y un módulo romano que resulta de la combinación de los dos últimos: el compuesto.

El templo romano, que presenta unas características propias como la elevación sobre un podio con escalinatas y la invasión del espacio sacro por la cella. La Maison Carrée resume esta fórmula que la devoción romana compaginará con la planta central en la más brillante de sus construcciones religiosas: el Parteón de Roma, cuya inauguración se debe a Agripa. Está precedido por un pórtico columnado que deja paso a la gran rotonda cerrada por una cúpula acasetonada, cuya altura es de 43,50 metros.

Destaca el imponente Circo Máximo de Roma, con capacidad para 250.000 espectadores. Su diseño está copiado de los hipódromos griegos.

El teatro romano se levantó a ras de suelo, diferenciándose del griego que aprovechaba la pendiente de una colina para acomodar el graderío. El Teatro de Marcelo fue inaugurado por Augusto, y poseía un aforo de 20.000 pesonas. En España se conservan 21 teatros, destacando Itálica en Santiponce, Sevilla, Segóbriga en Saelices, Cuenca, y Emerita Augusta en Mérida, Badajoz.

Los conciertos musicales y recitales poéticos se celebraban en el odeón, cuya estructura es similar a la de un teatro, pero de proporciones reducidas para mejorar la acústica.

La unión de dos teatros compuso el anfiteatro. Destaca el Anfiteatro Flavio, siendo el más grandioso de la Roma imperial cuyas obras las inició Vespasiano y las acabó Tito. Posee un aforo de 50.000 personas. Su nombre popular de Coliseo o Coloseo se debe al emplazamiento en sus aledaños de una estatua colosal de Nerón.

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