El templo es el edificio más característico de la arquitectura griega. Básicamente consistía en un recinto de planta rectangular, rodeado de
columnas, cubierto por un tejado a dos aguas. Se construía en una colina
o recinto sagrado, llamado Témenos, a cierta distancia de la ciudad.
Estaba concebido como el lugar donde vivía el dios, los dioses olímpicos a los que se consagraron la mayoría de los templos fueron Zeus, Hera, Atenea y Apolo.
Su estructura es muy simple. Consta de una sala rectangular o naos, que era una cámara central comunmente de forma rectangular y era el lugar donde se encontraba la efigie divina, precedida de un pórtico delantero abierto o también llamado pronaos, que se trata de la prolongación longitudinal de los muros de la naos, y secundada en el extremo opuesto por otro pórtico cerrado que recibe el nombre de opisódomo, aquí se guardaban los objetos de culto y los tesoros.
La fachada principal se disponía siempre en uno de los ejes cortos y, de acuerdo con el número de columnas que exhibe, el templo puede ser dístilo, si tiene dos columnas; tetrástilo, si tiene cuatro; hexástilo, si tiene seis; octástilo, si tiene ocho; decástilo, si tiene diez; y así sucesivamente. .Si sólo presenta columnas en la fachada principal, es próstilo, pero si éstas también en su frente posterior, se denominará anfipróstilo. Por último, si está rodeado en sus cuatro costados por una fila de columnas, recibe el nombre de períptero, mientras que si la hilera es nombre, se llamará díptero.
Como toda la arquitectura griega el templo era adintelado o arquitrabado, siendo sus techos planos al interior y a dos aguas al exterior. El material de construcción empleado fue el mármol. Una policromía final en tonos rojos y azules realzaba el edificio.
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