martes, 10 de noviembre de 2015

Hércules Farnesio.



Nos encontramos ante una obra escultórica del arte griego, para ser más concretos, estamos frente al Hércules Farnesio de Lisipo. Cabe destacar que esta composición no es la original; es una copia romana en mármol hecha por Glicón en el siglo III para las Termas de Caracalla. Mide 317 centímetros y actualmente se encuentra en el Museo Nazionale (Nápoles)

Se trata de una escultura de bulto redondo que representa al semi-dios en su aspecto más humano. Cansado tras los trabajos impuestos por su madrastra Hera, Hércules descansa apoyado en un tronco de madera del que cuelga la piel del león de Nimea. Se ha representado como un hombre maduro que inclina la cabeza y se recuesta sobre su apoyo; su cuerpo describe una peculiar curva que remite a las formas de Praxíteles. Mientras el brazo izquierdo descansa sobre la piel del león, el derecho esconde a su espalda la manzana robada del jardín de las Hespérides que le otorgará la inmortalidad.

Su rostro es pensativo y está barbado; en él se aprecia la consabida continencia de emociones, ethos, tan característico a lo largo de la época clásica. El pelo rizado, al igual que su barba, ha sido trabajado a través de la técnica del trépano. Especial mención merece su musculatura, el escultor ha trabajado minuciosamente el cuerpo de Hércules destacando su anatomía fuertemente marcada.

Hércules es uno de los héroes más afamados de la Antigüedad, hijo de Zeus y Alcmena, tradicionalmente se ha identificado no sólo con la valentía sino también con la virilidad y el esfuerzo máximo.
Lisipo plantea un nuevo concepto donde se nos ofrece un Hércules más humano.


El broncista Lisipo, natural de Sicione (Peloponeso), patria de Policleto, vuelve nostálgico los ojos hacia el Doríforo y revisa el canon de belleza, convirtiendo la cabeza en una octava parte de la altura total del cuerpo humano. Este nuevo sistema de proporciones lo plasma en el Apoxyómeno.
Su vida artística se dilata desde el 368 hasta el 318 a.C. y los cronistas antiguos le atribuyen 1500 obras. Se trata de esculturas e imágenes de gran realismo e instantaniedad, que se mueven en el espacio. Las más celebres, conocidas por copias romanas son Eros tensando el arco y el propio Hércules de Farnesio.
Además Lisipo fue el escultor predilecto de Alejandro Magno.







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