miércoles, 10 de febrero de 2016

Sainte-Chapelle (1242 - 1248)



En esta imagen nos encontramos con Sainte-Chapelle, el relicario translúcido inaugurado el 25 de abril de 1248, que mandó construir San luis de Francia en el Palacio Real, para custodiar la corona de espinas de Cristo que había adquirido en Tierra Santa. Es un templo-relicario. Estilísticamente pertenece al gótico radiante, una etapa en la que la luz se convierte en el elemento central de las construcciones. Es una luz simbólica y en torno a ella se disponen todos los elementos constructivos y decorativos, la Sainte Chapelle es un magnífico ejemplo de arquitectura radiante ya que en ella la luz es la protagonista indiscutible de toda la construcción.

El Gótico es un arte bárbaro que se inventaron los godos. Nació en la segunda mitad del siglo XII, cuando los arquitectos medievales decidieron sustituir el arco de medio punto por el ojival, y la bóveda de cañón por la de crucería. En su gestación intervinieron dos factores; la cualificación de los maestros de obra y el poder del dinero.

En la ciudad, encontramos la catedral y los edificios civiles. La catedral es una obra que sustituye al monasterio como edifico paradigmático, y no solo fue una casa de oración, sino que también se convirtió en el marco adecuado para celebrar los fastos reales. Como característica, es más amplia que la románica, los brazos del transepto se acortan y adquiere protagonismo la girola, rodeada de capillas radiales, los absidiolos. En Francia destacan la de Laon, París, Chartres, Reims y Amiens. En España, la de Toledo, Burgos y León.

Dentro de los edificios civiles se encuentran la universidad, la lonja, el ayuntamiento y el palacio. El primero se construye ya que en las grandes ciudades se establecen estudios generales, y no es de extrañar que se inspire en la tradición arquitectónica monástica. La lonja funciona como obra destinada a contrataciones mercantiles. Dentro del ayuntamiento se celebran reuniones, y este refleja el orgullo cívico local.

Es uno de los templos más emblemáticos del gótico, pues reúne las características esenciales de este estilo: altura y luz. Es el edificio símbolo del gótico radiante. Está hecho con piedra y vidrio, y su construcción costó el precio de 40000 libras de Tournai. Sus dimensiones son de 36 m de longitud x 17 m de anchura x 20,50 m de altura. 



















El templo reúne varias peculiaridades, tiene dos plantas, la inferior es la capilla destinada al pueblo, se divide en tres naves separadas por columnas que sujetan bóvedas de arista y a la vez sustenta la planta superior. La capilla superior tiene la función de relicario y capilla privada de la familia real. Es esta la que se construye de manera espectacular.



Para sostener la grandes bóvedas y poder eliminar el muro el arquitecto no recurrió a la solución propiamente gótica de amplios arbotantes, sino que estos son sustituidos por sólidos contrafuertes que descargan el empuje de los nervios las bóvedas de crucería, el espacio entre ellos queda libre por lo tanto de función sustentante y se pueden instalar grandes ventanales con vitrales; además para reforzar la estructura, se distribuyeron armazones metálicos que atraviesan los pilares y que también coinciden con el emplomado de las vidrieras. 
En las columnas podemos diferenciar dos grupos según su decoración: las columnas azules se decoran con la flor de lis, símbolo de los Borbones, mientras que el grupo de las columnas rojas lo hace con pequeños castillos de oro, símbolo de la corona de Castilla, ya que la madre del monarca era Blanca de Castilla.





La planta inferior es mucho más sólida y sólo se abren en ella pequeños vanos, con lo que adquiere el aspecto de una cripta y tiene dos filas de columnas que sirven de soporte al piso superior. Es el piso superior donde nos encontramos todo un alarde de las posibilidades del gótico, el visitante se encuentra rodeado por vidrieras que filtran la luz en multitud  de tonalidades de azules, rojos, y tiene la sensación de que la arquitectura se ha transformado en un enorme relicario, en un joyero de luz destinado a las reliquias sagradas. En el centro del ábside está la tribuna con el relicario. 


En la planta superior, donde los muros fueron suprimidos, las vidrieras constituyen un conjunto homogéneo; los colores dominantes son el azul, el rojo y el amarillo que dan, a la capilla, un colorido muy característico.Las ventanas de la nave, de 15,35 metros de alto, por 4,70 metros de ancho, están divididas por cuatro ojivas, encima de las cuales hay un rosetón de 6 lóbulos y 2 cuatrilóbulos (elemento en forma de trébol de cuatro hojas). Las ventanas del ábside de 13,45 metros de alto, por 2,10 de ancho, sólo tienen dos ojivas y 3 trilóbulos (elemento en forma de trébol).


Las vidrieras además recogen todo un programa iconográfico relacionado con Cristo y su Pasión, pero también con el papel de la monarquía francesa. Se trata de 670 m2 de vitrales. Las ventanas de la nave, de 15,35 metros de alto, por 4,70 metros de ancho, están divididas por cuatro ojivas, encima de las cuales hay un rosetón de 6 lóbulos y 2 cuatrilóbulos (elemento en forma de trébol de cuatro hojas). Las ventanas del ábside de 13,45 metros de alto, por 2,10 de ancho, sólo tienen dos ojivas y 3 trilóbulos (elemento en forma de trébol). A lo largo de los quince vitrales y del rosetón se desarrolla la historia del pueblo hebreo desde la creación hasta la llegada a Israel y concluye con el traslado de las reliquias a París. Se trata de un ciclo profético sobre la vida de Cristo, los profetas y reyes que le anunciaron y que culmina con el Apocalipsis que se sitúa en el rosetón, simbólicamente iluminada al atardecer. Son las vidrieras más antiguas de la ciudad. El rosetón, las 15 vidrieras y las tallas de los apóstoles contribuyen a condensar el arte en escasos metros cuadrados. El efecto en el amante del arte es deslumbrante.
Esta obra ejemplifica como pocas el nuevo espíritu gótico marcado por la luz y la elevación en un intento de materializar en piedra la Jerusalén Celestial. Se trata de una capilla de pequeñas dimensiones, en un estilo de gran pureza, destinada a acoger la corona de espinas de Cristo. En el aspecto exterior nada aparenta grandiosidad. Se trata de una edificación de proporciones relativamente pequeñas, caracterizado por una estructura gótica con ventanales alargados, coronada por una aguja del siglo XIX.
La diferente coloración de los cristales provoca un efectista juego lumínico en el interior, que realza la atmósfera intimista que el rey buscaba conseguir: un espacio sagrado como no hubiese otro en la cristiandad, porque allí estaban, en un relicario especial, la corona que Cristo soportó durante su pasión y una parte del madero sobre el que fue crucificado. Luego, mucho después, llegó la Revolución Francesa y la Santa Capilla sufrió varios asaltos, de forma que las reliquias que habían dado pie a su construción acabaron perdidas o dispersas. Pero allí se mantuvo el edificio que materializaba los sueños casi místicos de un rey francés, hasta que en el siglo XIX fue íntegramente restaurado. Un rey que era primo hermano de otro rey castellano, también santo para la iglesia católica, Fernando III, quien el mismo año en que su primo consagraba la Capilla, hacía su particular cruzada, conquistando Sevilla a los musulmanes. Familia de santos.



La Sainte-Chapelle no es sólo un edificio religioso, su función va mucho más allá y se vincula con el papel de la monarquía en la Edad Media. Luis IX, como otros reyes del momento, desean reforzar la corona frente al poder de la nobleza y del papado. Su ubicación en el recinto palatino de la Cité le otorga un claro sentido político que recuerda que el rey no sólo tiene el poder civil, sino que también es el jefe espiritual de sus súbditos.




La catedral se convierte en símbolo de la nueva época, del renacer urbano frente al mundo feudal y rural del Románico. La Santa Capilla aunque no es una catedral es un templo que reúne las características esenciales de este estilo. La belleza lograda por las tonalidades lumínicas y las soluciones arquitectónicas deslumbran. La capilla no solo simboliza la nueva religiosidad sino el poder que va acaparando la corona frente a la nobleza.
En esta época también se construyeron catedrales como Reims, Amiens o Chartres y en España León, Burgos y Toledo.

Podemos concluir que estamos antes una de las obras más hermosas y espectaculares del gótico "radiante". Esta obra ejemplifica como pocas el nuevo espíritu gótico marcado por la luz y la elevación en un intento de materializar en piedra la Jerusalén Celestial. El edificio y sus soluciones técnicas parecen desafiar a la gravedad y adelantarse en el tiempo a los edificios de cristal de la arquitectura contemporánea.


Por último, aquí dejamos un vídeo que resume las características y la historia de Sainte-Chapelle:

 


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