Nos
encontramos frente a una obra arquitectónica, construida en piedra
como podemos ver en la imagente, con una gran labor escultórica que
decora toda su fachada. Como vemos es un edificio de una altura no
demasiado alta, está dividido en tres cuerpos. En cambio,
horizontalmente tiene unas proporciones mayores a las de su altura.
La parte central del edificio es más sobresaliente que sus partes
laterales. También, observamos un gran número de ventanales por
todo el edificio. En la parte superior se abren algunos óculos.
Finalmente, podriamos decir que es un edificio de arte renacentista.
Este edificio es, concretamente, el Ayuntamiento de Sevilla. Sus constructores fueron Diego de Riaño(1527-1534) y Juan Sáncez (1535-1560). Se encuentra en la Plaza de San Francisco, Sevilla. Se sabe que está construido con piedra traída de Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María, Morón y Utrera.
Ya
en los primeros años del descubrimiento y colonización de América,
la ciudad de Sevilla inició una época de crecimiento económico y
demográfico, basado en su ubicación en las orillas de un río
navegable, el Guadalquivir, y en la concesión del monopolio del
comercio con el nuevo continente, concretado en el establecimiento en
la ciudad de la Casa de la Contratación a partir de 1503.
Unas
dos décadas después, hacia 1525, Sevilla se había convertido ya en
la ciudad más poblada de España y en una de las más importantes de
Europa. Y sin embargo, aunque ahora pueda parecernos paradójico, la
corporación municipal, entonces denominada Concejo de la ciudad,
carecía de una sede lo suficientemente amplia. La empleada hasta ese
momento se hallaba situada en unos pequeños edificios del llamado
Corral de los Olmos, junto a la catedral.
No
pasó mucho tiempo hasta que se decidió levantar un nuevo edificio
para el ayuntamiento de la ciudad, acordándose su construcción ante
la Plaza de San Francisco (verdadera Plaza Mayor de Sevilla) y
adosado por una de sus caras al convento del mismo nombre, que
ocupaba el solar que ahora constituye la Plaza Nueva. El proyecto
correspondió al arquitecto Diego de Riaño, quien además
dirigió las obras entre los años 1527 y 1534, cuando murió, siendo
sustituido por Juan Sánchez, que las remató entre 1535 y
1560. Ya en el siglo XIX (una vez derribado el convento aledaño) se
produjo una ampliación cuyo resultado es la sede municipal que ahora
podemos contemplar.
Si
nos remitimos exclusivamente al conjunto construido en el siglo XVI,
podemos afirmar que constituye una de las primeras edificaciones
renacentistas levantadas en Andalucía y una clara muestra del estilo
plateresco.El plateresco es un término acuñado en 1677 por el
analista sevillano don Diego Ortiz de Zúñiga, al detectar la
semejanza existente entre la decoración de los edificios hispalenses
de la primera mitad del siglo XVIy la labor de los orfebres. Es, por
lo tanto, una modalidad ornamental que empalma con el gusto por la
riqueza y la suntuosidad dominante en los edificio mudéjares y del
gótico Reyes Católicos. Se caracteriza por utilizar paneles
grutescos sin tener en cuenta la estructura del inmueble, dado que
los arquitectos siguen apegados por inercia técnica a la tradición
medieval y se muestran reacios al sentido de las proporciones
clásicas.
Este
primitivo ayuntamiento sevillano presenta una planta quebrada y
quedaba organizado en dos alturas. A diferencia de lo que ahora
sucede, la fachada principal estaba orientada a la Plaza de San
Francisco y se dispone en cinco módulos separados por pilastras y
columnas que en ambos casos muestran fustes con decoraciones de
grutescos, motivos que se repiten también en jambas, entablamentos e
incluso muros de la edificación. Hallamos además otros motivos
decorativos, tales como medallones con personajes históricos e
incluso hornacinas con esculturas con héroes tradicionalmente
vinculados a las leyendas del origen de la ciudad (Hércules y Julio
César, aunque ambos fueron añadidos en las reformas del siglo XIX).
Para la labra de todo este repertorio escultórico se contó con un
numeroso grupo de artistas y canteros.
Por
lo demás, en un extremo de la fachada se encuentra el arquillo que
franqueaba el paso al compás del citado convento franciscano. Ya en
su interior, el edificio presenta como salas principales el Apeadero
(de planta rectangular) en el que se combinan elementos góticos y
renacentistas, la Sala de Fieles Ejecutores y la Sala Capitular,
cubierta por una bóveda en cuyos casetones se esculpieron figuras de
36 reyes de España. Del citado Apeadero parte una amplia escalera
que conduce a la planta superior y en la que se localiza una Sala
Capitular Alta, cubierta con artesonado de casetones, junto a otras
dependencias.
Todo
el conjunto decorativo, tanto exterior como interior, pretendía
organizarse sobre un doble discurso: de un lado, narrando la propia
historia heroica de la ciudad, a través de algunos de sus personajes
más célebres. De otro, tratando de mostrar a la propia sede del
Concejo hispalense como un templo de la justicia y el buen gobierno.
Y para eso construyeron aquel edificio que aún podemos admirar.
Entonces, como ahora, el poder requiere siempre más espacios. Aunque
hoy los demande cada vez con mayor voracidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario