viernes, 4 de marzo de 2016

Templo Malatestiano


Nos encontramos en la fachada de una obra arquitectónica, posiblente una iglesia o convento, sin acabar y pintada en blanco. Podemos obserbar como la entrada principal esta flanqueada por columnillas adosadas y rematado en su parte superior por un frontón triangular, además, más arriba se puede obserbar el timpamno con decoración pobre. A los flancos de la puerta, podemos ver como hay dos grandes vanos flanqueados a su vez por dos columnas adosadas, con basa y orden clásico. Además, por toda la fachada podemos ver diferentes óculos decorativos, y en la parte inferior, una extensa línea con decoración. Por último, rematar que la parte superior se encuentra inacabada.   

Aplicando la teoría , sabemos que se trata del Templo Malatestiano, llamado así por ser el templo de la familia Malatesta, es la catedral de Rímini, Italia. Oficialmente lleva el título de San Francisco, pero coge el nombre de Segismundo Pandolfo Malatesta, quien encargó la construcción de este edificio al arquitecto renacentista Leon Battista Alberti por el año 1450.

Historia y descrpción: Fue el encargo a Alberti de uno de esos príncipes humanistas que definen toda la época. Se lo encargó Segismundo Malatesta en 1450, las obras fueron lentas por la dificultad de conseguir los materiales y cesaron cuando murió el duque en 1466. Así pues, es una obra inacabada, pero en ella se puede apreciar la grandeza con que fue concebida. Se trataba de crear un templo que conmemorara la gloria del duque, sirviendo además de panteón tanto para él como para su corte. Por ello, en un primer proyecto, aparecían los sepulcros de Segismundo y su amada esposa Isotta en los arcos laterales de la fachada. Aunque esta idea de los sepulcros en la fachada es medieval, aquí se le daría un nuevo sentido, y los sarcófagos que sí se colocaron -en los muros laterales- fueron los de los hombres ilustres de esa corte de humanistas.
El hecho de que fuera a ser un panteón explica el que en el proyecto hubiera una cúpula en la parte de la cabecera, pues era una tipología que se asociaba tradicionalmente al tema funerario y al poder. La imagen que hubiera presentado el edificio si esa cúpula se hubiera llegado a construir la conocemos por la medalla que Matteo de'Pasti hizo en 1450 con ocasión de la fundación de este templo de los Malatesta; en ella apreciamos la centralización espacial que se hubiera conseguido, anulando incluso el efecto longitudinal inevitablemente asociado al eje de la nave de la iglesia.
Alberti utilizaba la tradición, la Antigüedad y su propio ingenio y capacidad creadora para proyectar sus obras. En el caso del templo Malatestiano, y por lo que se refiere al primer punto, la tradición le vino impuesta una vez más, pues de nuevo se trató de actuar para cambiar la imagen de un edificio ya construido. De hecho, lo que Alberti proyectó fue una especie de camisa, de vestido, que envolviera all'antico al edificio gótico sin tener que adaptarse a los vanos y ritmos que ya existían, por lo cual se puede decir que es una envoltura separada de los muros anteriores. La conjunción de iglesia cristiana y templo pagano resulta armónica, pues si la idea de templo antiguo está presente en el exterior, el interior gótico expresa, con su luz diferente, un universo en el que símbolos de complejo significado glorifican al duque. En la decoración de las capillas interiores, obra de Matteo de'Pasti, Agostino di Duccio y otros, aparecen signos del zodíaco, de la religión semítica, de la teología egipcia y griega... hasta culminar, en un programa perfectamente trabado, en la capilla de Segismundo con el sol, símbolo de la luz del cristianismo, y las estatuas de las virtudes. En este interior, y tal como se decía en el tratado, la parte del altar era la menos iluminada. El templo a la antigua, sobre un basamento, que vemos en el exterior, recupera, para conmemorar la gloria del príncipe, una imagen de la Antigüedad basada en el conocimiento de los restos, pero también en la originalidad de Alberti para trabajar con ese vocabulario clásico, tal como podemos comprobar al constatar la existencia de un capitel que mezcla los de los distintos órdenes.






martes, 1 de marzo de 2016

La Anunciación

La Anunciación de Fra Angelico (1400-1455) es una obra realizada en temple sobre tabla, de estilo renacentista. Esta obra fue realizada para el altar derecho de la iglesia del convento de Santo Domingo en Fiesole, Florencia. El famoso retablo del convento se conforma a través de una tabla en la que aparece representada la Anunciación.



Fra Angelico representa en su obra dos escenas íntimamente ligadas. Por un lado, en la parte derecha de la tabla y ocupando la mayor parte de ésta, aparecen representados María y el arcángel San Gabriel. La Virgen sedente estaba leyendo a la llegada del ángel, ha posado el libro en su regazo y cruza las manos sobre su pecho inclinándose para realizar una reverencia. El arcángel llegado desde el cielo, responde con la misma reverencia a la Madre de Dios. Ambos personajes son rubios, de rasgos estilizados y poco proporcionados, sus dimensiones (demasiado grandes) nos remiten todavía a ecos medievalistas de proporciones jerárquicas.

Ambos personajes están cobijados bajo un pórtico abierto realizado en mármol, que remite al Hospital de los Inocentes realizado por Brunelleschi en aquellos años. Al fondo una estancia abierta en la que se dejan ver algunos sencillos muebles induce a la profundidad.

La parte izquierda de la tabla está ocupada por la expulsión del paraíso de Adán y Eva. Ambos ya vestidos y completamente avergonzados son expulsados del Edén por un ángel. Sobre ellos, en la esquina superior derecha, las manos de Dios asoman resplandecientes enviando un haz de luz y al Espíritu Santo, representado en forma de paloma, hacia la joven María.

Las pálidas encarnaciones de los personajes resaltan sobre los colores brillantes típicos de la primera etapa de Fra Angelico. El azul de las bóvedas y del manto de María se contrapone con el rojizo de la túnica que viste el arcángel y el vestido de la Virgen. Los colores fríos y sosegados ayudan a trasmitir la paz y trascendencia del momento. El detallismo de la composición es asombroso destacando las alas del ángel, de cuya minuciosidad se desprende el estudio de Fra Angelico en las alas de las aves.


La tabla se trata de una obra de juventud realizada entre 1426-1428, en ella son notables las diversas corrientes que influyeron el arte de Fra Angelico. Por un lado el detallismo y la minuciosidad lo relacionan con las obras del norte de Europa.
San Jorge

Nos encontramos ante una escultura realizada en mármol por Donatello entre los años 1416 y 1417. Fue una escultura encargada por el gremio de los fabricantes de armas y concebida para ocupar una de las hornacinas de Orsanmichele en la ciudad de Florencia, pero que en la actualidad se conserva y expone en el museo del Bargello de esa misma ciudad italiana.

Es una obra de principios del Quattrocento y salida de las manos de un Donatello de apenas 30 años. Tal vez por eso es una escultura en la que aún se ven características herederas del estilo gótico como son su equilibrio y la leve torsión de la figura. Sin embargo, también se ven rasgos de lo que va a ser la escultura renacentista.

Con el San Jorge, Donatello estaba evolucionando en su arte escultórico. Él quería sustituir la delicadeza y los refinamientos de obras precedentes por una nueva y vigorosa observación del natural, algo que en este caso se manifiesta en numerosos detalles de la figura, especialmente en cómo están talladas las manos e incluso las cejas.

Pero, como algo propio del Renacimiento, se trata de observar el natural para representar un ideal. Aquí el ideal del hombre caballeresco y también religioso, un joven fuerte, valiente y seguro de sí mismo, con el que se habría de identificar la ciudadanía florentina. Lo vemos sereno y retador, y transmite sobre todo energía y valor. Algo que se ve en su rostro y también en su postura contenida. Se trata de un personaje con un enorme aplomo y con mucha decisión. Y todo ello nos llega no por los gestos de la figura, ni por una postura exagerada. Todo lo contrario. Todo es contención en su presentación, y en cambio nos llega su fuerza interior y su decisión, con un bello rostro que mira con valentía hacia delante y al propio espectador.

Es sumamente interesante ver en el museo florentino de escultura del Bargello las tres esculturas de héroes de Donatello. Su primer David en mármol de 1408, éste San Jorge también marmóreo, y el último David de hacia 1440 y ya moldeado en bronce. Todos ellos plantean el ideal de belleza renacentista, y sin embargo vemos como la escultura de Donatello ha evolucionado de manera trepidante entre las dos primeras obras y la broncínea hacia un mayor dinamismo y movimiento.
Hospital de los Inocentes


Estamos ante uno de los arquitectos más destacados del Renacimiento italiano, y concretamente del que se desarrolló durante el Quattrocento en la ciudad de Florencia, fue Filippo Brunelleschi (1377 – 1446).

Tal vez su primera gran obra fue este edificio florentino, conocido como el Hospital de los Inocentes, construido a partir del año 1419.

La fachada de la construcción aparece recorrida por una arquería continua de medio punto, toda ella apoyada en columnas, en la que destaca la pequeña circunferencia de su fuste y todas ellas de una regularidad perfecta. Cada uno de los arcos de la arquería se corresponde al interior de la galería con una cubierta de medio cañón coronada por un cuadrado, cuyos lados coinciden en dimensiones con la longitud de las columnas. Con este cuidado estudio de cada una de las dimensiones y proporciones del edificio y de los diferentes módulos que se repiten a lo largo del mismo, el arquitecto estaba buscando materializar la armonía.

Las arcadas que ya hemos citado se enmarcan entre dos pilastras, ambas situadas en los dos extremos, así como se ve una larga banda tangente a los arcos. Y también se descubren uno de los elementos arquitectónicos más emblemáticos de las edificaciones renacentistas: los tondos en las albanegas.

Todos y cada uno de los elementos, sean estructurales o de carácter ornamental, están guiados por el orden, ya que el propósito de Brunelleschi era crear un organismo claro, armónico, en el que todo se basa en unas relaciones de media, de proporción, el único medio para alcanzar la deseada belleza en la arquitectura.

Brunelleschi representa el inicio de las formas renacentistas en varios campos. E incluso con ésta, su primera gran obra, aunque no revoluciona ni crea una nueva tipología de hospital, si es cierto que ya no se trata de un hospital con las características de los medievales de las décadas inmediatamente anteriores.

Y siendo una obra de sus comienzos ya se ve algo que será una de las constantes a largo de sus siguientes creaciones. Se trata del bicromatismo, que en este caso se materializa en el blanco de los muros que contrasta con el tono gris de la piedra.

Y también, como en obras posteriores, emplea como base para la construcción diversas figuras matemáticas muy simples. En este caso eligió, el cuadrado y el círculo. Dos figuras a las que consideraba perfectas desde un punto de vista matemático, algo que en la época significaba la perfección filosófica y también estética. El lugar más visible donde se aprecia esta relación entre el círculo y el cuadrado es la arquería de la fachada y su galería, donde crea espacios cúbicos cubiertos por semiesferas. Un modelo que también incorporó al interior de la Capilla de San Lorenzo, cuyo diseño comenzó mientras se estaba construyendo el Hospital de los Inocentes.




viernes, 26 de febrero de 2016

La Calumnia (1495). Sandro Boticelli




Nos encontramos ante una obra pictórica del Renacimiento, para ser más exactos, estamos frente a La Calumnia o La Calumnia de Apeles, realizado por Sandro Boticelli.


Boticelli (1445 – 1510) fue una de las figuras más relevantes del Quattrocento italiano, su estilo grácil y amable le sirvió para ganarse los favores de los más afamados mecenas florentinos. Su formación como artista no comenzó hasta los catorce años, sin embargo este periodo le permitió tener un conocimiento más global que el resto de los artistas; formado en el taller de Filippo Lippi, el artista pronto evolucionó hacia un estilo más naturalista que sus compañeros y que ya nunca abandonaría en su carrera artística. En sus obras se conjuga a la perfección la destreza técnica de su dibujo con un amable y grato colorido





 Figura de Sandro Boticelli











Este cuadro, como hechos citado anteriormente, fue realizado por Sandro Botticelli, después de la caída de los Médicis, en el año de 1495 en plena época de la República de Florencia con el dominio de Savonarola. Vasari (arquitecto, pintor y escultor, famoso por sus biografías de artistas italianos) decía que había visto este cuadro en casa de la familia Segni, esta familia fue muy importante en Florencia, en aquel tiempo. Posteriormente estuvo el cuadro en el Palacio Pitti. Desde 1773 se encuentra en la Galería de los Uffizi. El cuadro se basa en un tema alegórico. Apeles y Antifilos eran dos pintores de la Antigüedad, Antifilos había calumniado a Apeles en una plaza pública acusándolo de traición a Ptolomeo Filopator. Apeles fue enviado a prisión. Cuando se reconoció su inocencia, fue mandado a la esclavitud el calumniador y Apeles fue liberado.

En la tabla del florentino encontramos dos partes bien diferenciadas: a la izquierda del cuadro aparece el rey -quizás Midas- con orejas de burro, él será el encargado se dictar la sentencia. Aparece flanqueado por dos figuras femeninas con los rostros distorsionados que le susurran maldades, la sospecha y la ignorancia.

Encabezando al grupo central encontramos una figura masculina, el rencor, que lleva de la mano a una joven, la calumnia. Ésta aparece ajena a todo el ajetreo de su alrededor y en la mano porta una antorcha que haría referencia a como la mentira se extiende con la misma facilidad que el humo. Adornando sus cabellos con una cinta blanca aparecen la envidia y el fraude. La calumnia arrastra al condenado que aparece desnudo ya que su inocencia se traduce en el hecho de que no tiene nada que ocultar.

En la derecha, una figura femenina y desnuda, que nos recuerda al Nacimiento de Venus, señalando al cielo donde realmente se hará justicia; es la verdad, y de ella emana una luz brillante que se extiende por toda la composición. A su lado aparece una anciana vestida de negro que se gira para mirar a la verdad, la penitencia.


Así pues, en esta obra, podemos diferenciar diez figuras:

Midas: El rey se encuentra sentado entre la Sospecha y la Ignorancia, que le susurran al oído. Sus orejas son de burro porque se deja aconsejar por ellas, tiende la mano hacia el Rencor.
Sospecha e Ignorancia. Estos personajes se encuentran susurrando al rey.
Rencor. El monje que señala al juez Midas increpándole es el Rencor o la Ira, que lleva de la mano a la Calumnia.
Calumnia: La Calumnia aparece como una mujer joven que lleva en la mano una antorcha, aludiendo a su carácter incendiario. Está aferrada por al Rencor.
Fraude y Envidia: Dos jóvenes y bellas mujeres le trenzan el cabello con una blanca cinta a la Calumnia. La Envidia y el Fraude van siempre con la Calumnia.
Víctima: Un hombre desnudo, que implora con sus manos juntas para pedir clemencia.
Verdad: La Verdad se encuentra en una esquina y está desnuda. Parece que espera una respuesta divina alzando uno de sus brazos.
Penitencia: Es una anciana que mira a la verdad. La Penitencia está siempre entre la Calumnia y la Verdad.

La escena del cuadro se desarrolla en una estancia con arquitectura clásica, donde se representan arcos de medio punto, entre estos arcos hay unas hornacinas y en su interior se encuentran unas esculturas que representan a personajes cristianos y grecorromanos. Propio del estilo Renacentista

Cabe destacar también que es una obra de reducidas dimensiones: apenas 90 cm de largo y 60 cm de altura.

Para saber más de Boticelli

Por último, aquí dejo un documental sobre nuestro autor, en el cual se analizan las obras que hemos visto muy detalladamente:


sábado, 20 de febrero de 2016

La Trinidad




Nos encontramos ante una obra pictórica renacentista, para ser más exactos, estamos frente a La Trinidad, realizada por Masaccio entre los años 1426 y 1428. Es una pintura al fresco sobre muro y sus medidas son 667 centímetros de altura por 317 centímetros de anchura. Se encuentra en Santa Maria Novella, en Florencia.

Es una obra que marca de manera rotunda el definitivo triunfo de la perspectiva matemática en la pintura italiana del Quattrocento.

La pintura estuvo mucho tiempo oculta, desde que Vasari realizara unas reformas en el templo a mediados del siglo XVI. Llama la atención que fuese el propio Vasari quien tapase esta joya, teniendo, como tenía, una alta valoración de la obra de Masaccio. Trescientos años después de su ocultación la pintura fue recuperada para que ahora podamos disfrutarla en todo su esplendor, máxime después de la última restauración efectuada en el conjunto.

Lo que hace especial a esta obra son los innumerables detalles que nos ofrece. De una parte, la composición en dos escenas diferentes: en la parte inferior encontramos un altar que hace las veces de sepulcro enmarcado por columnas, sobre el que figura un esqueleto.Que nos lanza un mensaje que podemos leer en el fondo, escrito en letras capitales: "Yo fui antes los que vosotros sois y lo que yo soy ahora vosotros lo seréis".



A continuación, nos encontramos una segunda escena, flanqueada por los donantes de la obra. Aquí la capacidad de Masaccio para representar el volumen y la profundidad nos permite apreciar a esos donantes arrodillados, dispuestos a ambos lados de la escena principal y que parecen asistir a ella desde otro plano, como si estuviesen fuera de la representación. Y ésta consiste en una Trinidad en la que Masaccio nos muestra al Padre sosteniendo con firmeza la cruz en la que yace el Hijo muerto, mientras el Espíritu Santo, como paloma, se sitúa entre las cabezas de ambos, hasta tal punto que el observador poco atento podría confundirlo con un cuello blanco que tuvieran los ropajes de Dios. Por lo demás, al pie de la cruz hallamos a María y San Juan, que la acompaña en su dolor, escena típica del Calvario.


En cuanto al marco arquitectónico, Masaccio nos ha situado ante una arquitectura clasicista en la que dos enormes pilastras de orden corintio enmarcan un arco de medio punto sostenido por columnas jónicas. Tras el arco se inicia una bóveda de medio cañón decorada con casetones que alcanza hasta el otro arco que al fondo cierra la composición. Aquí encontramos una novedad absoluta, la construcción que nos presenta el pintor y la composición toda se hallan sometidas a las leyes de la perspectiva geométrica por primera vez en la historia de la pintura, hasta tal punto que el espacio pintado deviene real y el espectador cree encontrarse ante un enorme hueco abierto en la pared de la iglesia. Al parecer manejó aquí Masaccio las enseñanzas que, al respecto, había recibido de Brunelleschi, a quien conoció en la ciudad de Florencia.

Contribuye a consolidar este efecto el hecho de que los personajes estén mostrados a tamaño real, así como la disposición triangular que presentan y la línea ascendente que los conecta, pasando por el madero de la cruz y llegando hasta la cabeza de Dios Padre. Sin embargo, la alinación de los capiteles del conjunto compone otro triángulo, con el vértice a los pies de la cruz y sobre el centro del esqueleto.


Toda la escena está enmarcada en tres grandes cuadrados que organizan el sistema de proporciones, mientras que se genera un punto de vista que parte precisamente de los ojos del espectador y que justamente lleva la mirada hasta el centro del mensaje religioso que la obra quiere transmitir: la importancia trascendental de la Trinidad en el pensamiento cristiano y en la propia concepción de la salvación de la especie humana.






En definitiva, Masaccio nos ha legado en esta obra muchos planteamientos novedosos, que se incorporarán al conjunto de cánones renacentistas aplicados a la pintura. La Trinidad es, por tanto, toda una lección del arte de pintar y de las fórmulas de la perspectiva matemática de la mano de un joven que se disponía a morir sin haber cumplido aún los veintisiete años.

Para saber más de Masaccio.




Tabernáculo de la Anunciación




Nos encontramos ante una obra escultórica renacentista, para ser más exactos, estamos frente al Tabernáculo de la Anunciación, esculpido por Donatello entre los años 1435 y 1440. Su material de construcción es la piedra caliza; y sus dimensiones son 420 cm de altura por 248 cm de anchura. Se encuentra situado en la Iglesia de Santa Croce, en Florencia.

Es un magnífico ejemplo de lo que se ha venido en llamar escultura pictórica, ya que Donatello incorporó el color a los volúmenes escultóricos. Algo que fue habitual durante el Renacimiento en materiales como la madera y especialmente con la cerámica vidriada, un tipo de trabajos en los que se especializó un escultura contemporáneo a Donatello: Luca della Robbia.

Pero Donatello en este caso realizó su escultura en piedra y en terracota cocida, y posteriormente le aplicó el color. De hecho, se podría hablar de que más de una escultura es un altorrelieve realizado en piedra, concretamente pietra serena, a la que se le han aplicado elemento en terracota, así como todo el conjunto se ha iluminado con la inclusión de reflejos dorados.

Este tabernáculo no se puede considerar como la típica hornacina de estilo gótico, sino que se trataría de una pieza de aires clásicos, algo que se manifiesta en elementos como las pilastras que aquí no son acanaladas sino escamadas. De hecho, todos los elementos que componen la obra están vinculados al mundo clásico, pero unidos con una enorme fantasía por parte de su autor.

Al mismo tiempo tiene muy en cuenta la tradición de la escultura religiosa italiana, y por ello está muy presente la habitual contraposición del juego de líneas que aparecen en muchas representaciones de la Anunciación, aquí remarcada por el juego de gestos entre los personajes. El resultado es una obra que transmite con enorme dramatismo el momento en el que el arcángel San Gabriel le comunica a la Virgen María que va a concebir al hijo de Dios.


La Anunciación, está insertada dentro de un tabernáculo renacentista, compuesto por un basamento, con el apoyo de dos ménsulas que muestran los escudos de los Cavalcanti, familia emparentada con los Médici y que fue la que le encargó la obra a Donatello. La rica ornamentación de toques dorados acentúa las líneas pero, no influye de ninguna manera en la calma y la concentración del encuentro sacro.


Los dos protagonistas la Virgen y el Ángel, están realizados en alto relieve y representados en el momento de la aparición angélica. La Virgen escucha con sorpresa moderada y con una reacción controlada. Su figura está modelada según el ideal anatómico de los antiguos, pero supera el arte antiguo en la expresión de una emoción más profunda. El ángel, arrodillado ante ella, la mira con timidez y con dulzura, estableciendo un estrecho diálogo visual que hace la escena extremadamente ligera y viva.



No se muestra ninguna alusión al jardín cerrado (hortus conclusus) símbolo de la virginidad de María, y tampoco el ángel lleva el tradicional lirio (símbolo de la pureza).


Y como fondo de la escena todo lo hace muy decorativo, ampliando de este modo la relación entre las figuras y el ornamento. Además, otro elemento decorativo del tabernáculo que inmediatamente remite al mundo clásico son los putti o angelotes que aparecen en la parte superior del frontón curvo y con volutas que corona la escena.




En conjunto, al observar detenidamente el Tabernáculo de la Anunciación de Donatello se llega a la conclusión, de que como ocurre con casi toda la producción escultórica de este artista florentino, se trata de una obra de delicadísima hechura.

Esta obra, Donatello la realizó en colaboración con el arquitecto Michelozzo Michelozzi, uno de los más importantes representantes de la arquitectura palaciega del Quattrocento italiano en general y florentino en particular.

Otras obras relevantes de nuestro autor son: San Jorge , el Sepulcro del cardenal Rainaldo Brancacci, el Púlpito del cinturón de la Virgen, el "Gattamelata", Magdalena Penitente y el David.

Para saber más de Donatello