Estamos ante una obra pictórica, perteneciente al arte Barroco, concretamente con La muerte de la Virgen de il Caravaggio; este cuadro fue realizado en 1606 para la iglesia romana de Santa María, y podemos encontrarlo actualmente en el Museo de Louvre, París.
Nos encontramos ante un cuadro pintado con óleo sobre lienzo con una dimensiones de 369 x 245 cm.
En el cuadro encontramos la escena de la Virgen tumbada sobre una mesa preparada como un lecho provisional para colocar el cuerpo sin vida. Destaca sin duda el color rojo llamativo del vestido de la virgen. La Virgen reposa la cabeza de lado, con el brazo izquierdo estirado y el derecho posado sobre el vientre que se encuentra hinchado. En la parte superior de la cabeza de la Virgen encontramos la representación de un fino Nimbo coronando a esta, único elemento que nos indica la trascendencia del acontecimiento representado. A su lado, sentada en un taburete encontramos a María Magdalena llorando por la muerte de la Virgen. Justo delante de ella encontramos una palangana posiblemente para lavar el cadáver. Detrás del cuerpo encontramos un grupo de apóstoles que velan el cuerpo de María.
La escena aparece en penumbra alumbra con un foco de luz que proviene de la parte superior izquierda del cuadro y que ilumina de manera directa a la Virgen así como a los personajes situados más cerca de esta mientras que el resto quedan en una semipenumbra, creando efectos de claroscuros tan del gusto del Caravaggio. Predominan colores oscuros y cálidos como marrones, ocres, naranjas y verdes oscuros, destacando el rojo intenso del vestido de la Virgen.
Esta obra pertenece a la época de su estilo maduro, a partir de 1600, en el que funde el naturalismo con su visión revolucionaria de la luz, creando el tenebrismo caravaggiesco. En esta fase intermedia de su producción se dan cita los grandes encargos para las iglesias romanas. Actualmente, se conservan in situ los lienzos monumentales que pintó para la capilla Cerasi, en Santa María del Popolo, con los asuntos de La crucifixión de San Pedro y La conversión de San Pablo; y para la capilla Contarelli, en San Luis de los Franceses, con los temas de San Mateo y el ángel, La vocación de San Mateo y El martirio de San Mateo. De esta serie el más interesante es La vocación de San Mateo: Cristo y San Pedro entran en la oficina de recaudación de impuestos y, con ellos, un plano de luz oblicua que corta la oscuridad, simulando la voz de Jesús convocando al apóstol, que se interroga con el dedo en el pecho ante la inesperada llamada.
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