sábado, 5 de diciembre de 2015

Cristo Pantocrátor

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al arte bizantino, concretamente con el Cristo Pantocrátor, un mosaico representado en la cúpula de la iglesia de Santa María del Almirante, comúnmente llamada la Martorana, situada en Palermo, Italia.



Es muy común, tanto en el arte bizantino como en el románico, designar con el término Pantocrátor la imagen con que se representa al Todopoderoso, Padre e Hijo, es decir, Creador y Redentor.

El Pantocrátor se representa bajo un aspecto severo, de expresión seria y solemne. Para mayor expresionismo gestual su fisonomía adopta el rostro con bigote, barba y larga melena negra. Es habitualmente un Cristo nimbado y a veces coronado, y cuyo gesto habitual muestra la mano derecha levantada para impartir la bendición y teniendo en la izquierda los Evangelios o las Sagradas Escrituras. En ocasiones, se representa sólo el busto; otras veces, la figura completa entronizada que, cuando se trata del Padre, sostiene en sus rodillas a Cristo hijo.

Se suele representar sentado en un trono o sobre la bóveda celeste, en un signo de su autoridad universal. Se rodea de una mandorla, un marco en forma de almendra cuyo origen se hallaría en el clípeo de los retratos funerarios romanos y que evocaría el simbolismo de la esfera celeste como imagen de perfección. Aunque en el caso de la mandorla al tener forma almendrada complica su simbolismo, pues se trata de una figura geométrica diseñada con dos círculos que se cortan. Lo que supone una representación de los dos mundos, el terrenal y el celestial. La ubicación de Cristo en la mandorla alude así a su doble condición humana y divina. Rodeándolo aparecen los cuatro evangelistas: San Mateo, San Juan, San Marcos y San Lucas.

El Pantocrátor trasmite a través de su imagen la fuerza y el poder justiciero de Dios, en un equivalente al poder totalitario ejercido por los monarcas del Imperio bizantino, o por la nobleza feudal de la Edad Media europea.
En última instancia se trata de una referencia a la autoritaria ejercida desde el miedo, que se traslada a una concepción cristiana basada asimismo en el “temor de Dios”.

Su importancia jerárquica en la iconografía cristiana explica su ubicación siempre en lugares preeminentes: en los ábsides de las iglesias, los tímpanos de las portadas de los templos o decorando los frontales de las mesas de altar, en un claro ejemplo de jerarquización espacial de los temas, tan habitual en la imaginería cristiana.
Como hemos comentado el Pantocrátor va a ser una imagen recurrente durante un amplio periodo artístico medieval, aunque sus mayores referencias se encuentran en el arte bizantino y en el Románico. En el primero es un icono habitual junto al de la Virgen como Theotokos, y aparece asimismo con frecuencia en los mosaicos que iluminan el interior de algunas iglesias, como la de Santa Sofía. En el arte Románico es constante su presencia pintado en los ábsides de las iglesias, caso del más famoso del arte español, como el de San Clemente de Tahüll.

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