Nos
encontramos con una obra arquitectónica, perteneciente al arte
gótico, concretamente con el Ayuntamiento de Bruselas, Bélgica. Fue
construido en varias fases, la parte más antigua fue supervisada por
el arquitecto Jacob van Thienen. En 1444 se inició una ampliación,
que incorporó una segunda ala diseñada por el arquitecto Guillaume
de Voghel, que en 1452 también construyó el Aula Magna. En 1499
Carlos el Atrevido puso la piedra fundamental del octógono de la
torre, ideado por Jan van Ruysbroek, el arquitecto de la corte de
Felipe el Bueno,
siendo
acabado en 1455.
El
Ayuntamiento de Bruselas se encuadra dentro de la
arquitectura civil del siglo xv. Durante este siglo los Países Bajos
gozaron de una fuerte prosperidad económica que explica la
suntuosidad de sus edificios civiles, tanto ayuntamientos como lonjas
comerciales y viviendas.
Este edificio consta
de tres plantas, la inferior es de carácter porticado, mientras que
en las otras dos se abren alargados ventanales. El tejado es a dos
aguas. La fachada está repleta de filas de estatuas, destacándose
también su tracería.
La
parte baja de la torre está rematada por cuatro torrecillas libres,
situándose en su parte superior tres pisos transparentes, siendo
rematada la parte superior con una aguja calada de tracería, al
igual que las iglesias alemanas. Finalmente, en su extremo se sitúa
una estatua dorada representando al patrón de la ciudad el arcángel
Miguel matando a un dragón.
Los
ayuntamientos se situaban en el centro de la ciudad. La necesidad de
representación política precisaba la construcción de altas torres,
así las atalayas (torres de ayuntamiento e iglesias), tenían las
mismas funciones, se utilizaban para avisar a la ciudadanía en caso
de peligro, y sus semejanzas cada vez fueron mayores. Los
ayuntamientos más destacables en la arquitectura del siglo xv en los
Países Bajos, a parte del de Bruselas, son los de Brujas, levantado
por el conde de Flandes, Louis de Mâle, con una importante fachada
que da a la fachada pública, y el de Lovaina, que ofrece un aspecto
más decorativo.
Desde
el siglo XIII los Países Bajos experimentan un crecimiento económico
importante debido a la producción de lana y paños, junto con una
incipiente industrialización y capitalismo, por ello las clases
burguesas buscan reafirmar su poder político y autogobierno mediante
una arquitectura grandiosa, característica del gótico,
máximo exponente de una forma de propaganda y un elemento de poder.
A los
ayuntamientos, hay que añadir las lonjas de paños (Hallen),
hospitales y otras instituciones caritativas. Estas construcciones
desde un punto de vista formal no presentan diferencias sustanciales
respecto a la religiosa. Las nuevas oligarquías urbanas buscan
cambiar la imagen de la ciudad con esta nueva arquitectura civil, dejando de ser la
catedral el símbolo arquitectónico de la ciudad.
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