sábado, 12 de marzo de 2016

Palas domando al centauro

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al Renacimiento, concretamente con la imagen de Palas domando al centauro, realizada por Sandro Botticello tras su regreso a Roma.

Esta obra consiste en una escena  mitológica en la que el maestro parece hacer una interpretación de las ideas neoplatónicas introducidas en la Corte de los Médici por Marsilio Ficino y Picco della Mirandola, dos grandes humanistas que unieron las ideas platónicas con el pensamiento cristiano. De esta manera, Botticelli se convierte en un humanista más, interesado por los debates que se realizaban en la Florencia del Quattrocento. 


Esta tabla acompañaba a la Primavera en la decoración de una sala del palacio de Lorenzo di Pierfrancesco de Médici, formando un conjunto de increíble belleza plástica. La figura de Minerva, diosa de la sabiduría, se presenta vestida con un traje semitransparente adornado con tres anillos entrelazados que forman el escudo de los Médici; porta una alabarda y diversas ramas de olivo, símbolo de la paz, rodean su cabello y su cuerpo. Junto a ella vemos al centauro que gira su cabeza hacia la diosa con gesto de dolor, llevando en su mano derecha un arco y el carcaj en la espalda.

La cornisa de un edificio cierra la composición por la izquierda mientras al fondo se aprecia un amplio paisaje marino y una supuesta valla formada por estacas puntiagudas. Al aparecer la diosa con la alabarda, arma empleada en exclusiva por los centinelas, y agarrar por el cabello al centauro, se puede deducir que nos encontramos ante una detención por lo que se sugiere que Botticelli ha representado el triunfo de la castidad sobre el vicio.

Las figuras están dotadas de monumentalidad gracias al empleo de la luz, pero exhiben cierto hieratismo, careciendo de movimiento. La perspectiva está perfectamente captada, uniendo referencias arquitectónicas y paisaje. La delicadeza de las telas y la minuciosidad de los detalles indican el aprendizaje del artista como orfebre durante su juventud.

Lo que no se discute es el contenido moral de la pintura, en la que la virtud y la castidad vencen a la sensualidad, a la brutalidad del instinto, según los preceptos de Marsilio Ficino y el círculo neoplatónico que frecuentaba Botticelli. Las dos partes del alma humana, luchando entre ellas, están representadas por la naturaleza dual del centauro. Este último quizá fue inspirado por algún relieve clásico, aunque la expresión patética, entre irritada y triste, es enteramente de Botticelli.

Otra interpretación del cuadro hace referencia a la labor política de Lorenzo de Médicis como pacificador. Así, Palas sería la señoría florentina de Lorenzo el Magnífico que en aquel periodo estaba en Nápoles para evitar la guerra, simbolizada por el Centauro, entre el Papa y el Rey de Nápoles, en su célebre función de "fiel de la balanza" de los potentados italianos de finales del siglo XV. Esta interpretación justificaría la corona y la decoración de la ropa con ramos de olivo, lo que es notorio que simboliza la paz.

Esta pintura marca el final del periodo mediceo de Botticelli, pues de aquí en adelante la temática de sus pinturas cambia y se convierte crecientemente en religiosa.

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