domingo, 27 de marzo de 2016

Retablo mayor de Santa María de la Antigua





Nos encontramos ante una obra escultórica del Renacimiento español, para ser más exactos, estamos frente al Retablo mayor de Santa María de la Antigua, realizado por Juan de Juni entre los años 1545 y 1562. Su material de construcción es la madera policromada y su precio fue 26 400 reales. Se encuentra situado en el altar mayor de la Catedral de Valladolid.

BANCO

El banco tuvo en su parte central el tabernáculo. Tiene dos bajorrelieves: el de la Oración del Huerto y el de la Sagrada Cena. Los tableros se separan por mensuras constituidas por volutas y cabezas de serafines.
La Ultima Cena se desarrolla en torno de una mesa rectangular. Delante, sobre el banco, hay una gran jarra y Judas que agarra la bolsa de dinero, protegiéndola de otro apóstol que la pretende. Sobre la mesa se ve el cordero pascual, el pan y el cuchillo. Las figuras de los apóstoles se disponen ordenadas, aunque parece existir cierto “horror vacui”. El centro lo ocupa Jesús, que tiene en el regazo a San Juan. En el fondo se ve una interesante arquitectura clásica con frontón.

El relieve de la Oración del Huerto responde al tipo italiano quattrocentista; las figuras se superponen sin perspectiva. Pedro y Santiago duermen sujetando la espada con la mano; San Juan reposa plácidamente.Cristo se halla en un montículo, en oración, en la forma que narran Mateo y Lucas, es decir, poniendo el rostro contra el suelo. En el fondo se divisa a Judas, en un tamaño mucho menor al resto de figuras, llevando en la mano la bolsa de dinero. En el espacio se cierne un ángel exhibiendo el cáliz en una mano, y en la otra una cruz.


PRIMER CUERPO


Se encuentra constituido por una hornacina central, que invade el segundo cuerpo; dentro de él se halla la Inmaculada. A los lados hay cuatro hornacinas de menos tamaño, flanqueadas por columnas corintias, dentro de las cuales se encuentran las esculturas de San Andrés, San José, San Joaquín y San Agustín. En las calles laterales hay dos altorrelieves del Abrazo en la Puerta Dorada y el Nacimiento de la Virgen. A los extremos van en relieve las figuras de San Antonio de Padua y San Bernardino, con decoración de estípites, mascarones, paños colgantes y frutas.

La Inmaculada, de un gran carácter monumental, está colocada sobre una tarjeta, en la que aparece una inscripción. Está labrada en tamaño superior al resto de las figuras. Tiene un libro abierto en la mano izquierda y con la derecha sujeta un ramo de azucenas. Los pies descansan sobre la media luna y una enorme serpiente. El cabello es espeso, resuelto en ondas gruesas y agitadas; la cara presenta tersas facciones juveniles. Aparece coronada. Por detrás hay una aureola de rayos curvos.

Las cuatros figuras de las hornacinas aparecen contrapuestas, mirando hacia el centro, con arreglo a la composición simétrica del Renacimiento.San José se identifica por el instrumento que lleva en la mano y el taladro sujeto al cinto. Su brazo derecho se introduce por la parte posterior de la columna, con esa pretensión juniana de escapar del marco arquitectónico. Juni ha colocado a San José a la derecha de la Virgen, en el lugar preferencial, en atención a ser su esposo. De todas formas es muy poco frecuente en el siglo XVI el conceder a San José esta prevalencia. Frente a él se halla San Joaquín. San Andrés se identifica por la cruz aspada, que sobresale del intercolumnio. Describe un hermoso escorzo. Al extremo opuesto se halla San Agustín, asoma el báculo por detrás de la columna, y lleva libro, corazón y mitra episcopal en la mano; vista dalmática.

El abrazo de la Puerta Dorada responde a una formula juniana. Los cuerpos de ambos parecen a punto de empotrarse; en el suelo está el cayado de San Joaquín. El pastor que acompaña a éste lleva una oveja al hombro y un cesto. La arquitectura es de porte clásico. Juni va eliminando grutescos y aquí la puerta se ofrece con dos huecos de medio punto y cornisa sostenida por canes de moldura de talón. En el friso alternan triglifos y metopas decoradas con círculos. En lo alto se sitúa el ángel de la revelación, el cual vuela envuelto en un vestido que tremola como una bandera.

En el Nacimiento de la Virgen, Santa Ana está en el lecho acompañada de San Joaquín. La cama tiene su dosel y está cerrada con cortinajes, que un ángel ha levantado. La perspectiva es de rápida convergencia. Por una puerta del fondo sale el mensajero que va a comunicar la nueva. En primer término las comadronas lavan a la Virgen.


SEGUNDO CUERPO


El segundo cuerpo tiene una calle central, con la figura de Santa Ana enseñando a leer a la Virgen en la hornacina central, la cual se remata mediante una venera con la charnela hacia afuera. Las calles laterales poseen una hornacina central para estatua y cuatro relieves alrededor. En el lado del Evangelio se hallan la estatua de Santa Lucía y los relieves de la Presentación de la Virgen, la Anunciación, la Circuncisión y la Epifanía.

En el lado derecho, ocupa la hornacina la figura de Santa Bárbara y alrededor los relieves de la Presentación del Niño, la Huida a Egipto, la Visitación y la Adoración de los Pastores.

A los extremos van unos originales grutescos. La parte superior se constituye con el cuerpo de una especie de sátiro, la inferior se resuelve en tallo vegetal. Un niño desnudo porta una tarjeta con inscripción. En el lado del evangelio se lee: “Hizo este retablo la iglesia y parroquianos”; y en la de la epístola: “Acavose de asentar a principios de 1562 años”.Juni hace corresponder cada hornacina del cuerpo inferior con una columna en el superior, de manera que no se guarda la verticalidad del soporte. Es de advertir el ritmo cuadrado de los espacios, recordando a preocupaciones de Alberti.

El ático contiene la escena del Calvario, dos altorrelieves laterales de la Dormición de la Virgen y la Asunción, cuatro profetas en la cumbre y un relieve terminal del Padre Eterno. Juni tuvo presente el emplazamiento del retablo, y para no tapar las luces, estiró la parte central.

Los relieves de la Dormición de la Virgen y de la Asunción terminan en dos robustas cornisas, que se inflexionan en forma de arco carpanel, a la manera de los frontones con que se rematan los palacios venecianos del siglo XV. Estas cornisas aparecen sostenidas por términos, cuya mitad inferior se dispone en forma de voluta y se decoran con una concha que asemeja la forma de un ala. Juni, que procede de la manera más caprichosa, acrecienta el peso de las partes elevadas, y así vemos que estas cornisas de tan pronunciado resalto reposan sobre frágiles soportes. En el relieve de la Dormición de la Virgen, Juni ha usado una composición del más claro equilibrio renaciente. Es un verdadero tratado de simetría, como se ve en la desnuda arquitectura del fondo, con sus columnas toscanas y arcos, pero especialmente en las figuras. Para el fondo arquitectónico Juni ha podido inspirarse en el relieve de la Resurrección de Prusiana, por Donatello (San Lorenzo, Florencia).


El Calvario está constituido por el Crucifijo, colocado sobre altísima cruz, y el grupo de la Virgen con San Juan y la Magdalena. El Crucifijo muestra a Cristo muerto; un paño en disposición triangular cubre su desnudez. El conjunto del Calvario ha sido concebido como una diopsia, es decir, como una doble escena, de manera que el espectador se ve obligado a dirigir la vista a dos puntos distintos. Esta modalidad puede verse en un Descendimiento hecho por Jacopo Sansovino. Juni ha podido tomar la inspiración de Italia, pero no hay duda de que por la gran separación entre el Crucifijo y el grupo de la Virgen la obra tiene una gran originalidad. La Virgen aparece desmayada, San Juan acude en su ayuda, mientras que la Magdalena no puede contener el llanto. Esta interpretación de la Virgen desmayada no se acomoda al relato bíblico, pero es una licencia que se toma para conmover a los fieles.


En la cúspide del retablo hay un relieve del Padre Eterno. Está sentado en un trono bajo, con objeto de ofrecer una composición de poca altura, con la ordenación en diagonal. Bendice con una mano y apoya la otra en la bola del mundo. Dos ángeles tienen descorrido el dosel. Las barbas forman largas madejas onduladas, recordando en cierta manera la “terribilitá” de Miguel Ángel y su Moisés.


A cada lado del retablo hay tres sillas unidas a él, pasando a ser un retablo-sillería. Los sitiales encajan en los extremos del banco y caen bajo las pulseras laterales. Están hechos de madera sin policromar, como es normal en las sillerías. Los tableros están ornamentados con relieves. El central tiene una figura de tamaño completo y los laterales de medias figuras. Se corona el tablero central con un mascaron, adornado con frutas, y en sus flancos se ven trape zoóforos, cabezas de carneros y estípites.


El conjunto del lado del evangelio está presidido por el tablero de San Pedro. Porta una enorme llave en la mano izquierda, lleva una gran espada al cinto. Los otros tableros representan a San Jerónimo, que lleva sus atributos característicos; y un santo monje, con libro abierto y palma martirial. Las sillas del lado de la epístola están presididas por el tablero de San Pablo. Empuña una enorme espada y sostiene un libro, que está sujeto por un solo dedo, algo muy peculiar de Juni. El tablero de la izquierda representa a San Gregorio; al lado opuesto está el tablero que efigia a un monje, que sería un fundador, porque tiene báculo y libro, los rasgos son tan personales que podía ser un retrato.

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