Nos
encontramos ante una obra pictórica de arte barroco, para ser más
exactos, estamos frente a La
vocación de San Mateo,
pintado por Michelangelo Merisi “Il Caravaggio” en el año 1601.
Es un óleo sobre lienzo, cuyas medidas son 338 x 348 cm y se
encuentra en la capilla Contarelli, en la Iglesia de San Luis de los
Franceses en Roma.
UN
POCO DE HISTORIA...
Mateo
Contarelli, importante comerciante francés, compró para su gloria
eterna la capilla Contarelli de la iglesia de San Luis de los
Franceses en Roma con la intención de ser enterrado allí. Encargó
un completo programa de pinturas y esculturas dedicadas al santo que
le daba nombre: San Mateo. La compra se efectuó en 1565 pero en
1585, año en que muere Contarelli, no se habían efectuado las
decoraciones pertinentes. Los frescos de bóveda y paredes se
encargaron al maestro de Caravaggio, el Caballero
de Arpino,
quien ejecutó diversas escenas entre 1591 y 1593. Pero los trabajos
seguían sin avanzar sustancialmente, por lo que Caravaggio recibió
el encargo para los dos óleos laterales, con la Vocación y el
Martirio
de San Mateo .
Más tarde, se le pediría también la pala de altar central, con San
Mateo y el Ángel.
Este encargo constituyó el primer trabajo de envergadura que
Caravaggio realizó, y no para un coleccionista privado sino para una
iglesia de acceso público, donde toda Roma podría contemplar su
obra. Tal vez este condicionamiento hizo que algún lienzo que
Caravaggio presentó para la capilla fuera rechazado (San Mateo y el
ángel). Además, su estilo hubo de virar completamente, obligado a
ejecutar una escena "de historia", como se denominaba
entonces. Esto es, no se trataba de un momento de acción concentrada
y simbólica, como por ejemplo los lienzos con la Decapitación
de Holofernes o
el Sacrificio
de Isaac.
Por el contrario, debía realizar una escena mucho más compleja en
cuanto a significados, escenario, número de personajes y momentos de
la acción. Por eso, frente a los lienzos que había venido
realizando con una o dos figuras, la Vocación de San Mateo presenta
siete, que han de organizarse coherentemente y en profundidad en un
espacio arquitectónico que ya no puede ser eludido por el pintor en
una suerte de fondo neutro perdido en la oscuridad. Sin embargo,
Caravaggio no renunció en absoluto a sus recursos plásticos, y de
nuevo la luz es la que da estructura y fija la composición del
lienzo.
Así, tras la figura de Cristo que acaba de penetrar en la taberna
brilla un potente foco de luz. La luz ha entrado en las tinieblas con
Cristo y rasga el espacio diagonalmente para ir a buscar a la
sorprendida figura de Mateo, que se echa para atrás y se señala a
sí mismo dudando que sea a él a quien busca. El rayo de luz
reproduce el gesto de Cristo, alargando de manera magistral su
alcance y simbolismo. Un compañero de Mateo, vestido como un
caballero fanfarrón de la Roma que conocía tan bien Caravaggio, se
obstina en no ver la llamada y cuenta con afán las monedas que
acaban de recaudar.
DESCRIPCIÓN
DE LA OBRA
En
esta obra Caravaggio representa el momento en el que el futuro
apóstol y santo se encuentra, acompañado de otros hombres,contando
las monedas que han recaudado. La acción es interrumpida por la
entrada de Cristo acompañado de San Pedro. Cristo alarga el brazo
señalando a mateo quien inmediatamente percibe el sentido de la
llamada de Cristo, no así sus compañeros de mesa entre quiénes
unos miran sorprendidos a los dos hombres que acaban de entrar, sin
comprender el significado del gesto, mientras otros dos permanecen
enfrascados en su tarea recaudatoria ajenos a la acción que se está
desarrollando.
Caravaggio
sitúa la escena en un interior lógrebo, tan sólo iluminado por el
foco de luz dorada que penetra violentamente desde el ángulo
superior derecho incidiendo en los personajes. Éstos, vestidos de
manera anacrónica a la manera de finales del siglo XVII aparecen
modelados por la luz que incide creando fuertes contrastes de luces y
sombras, tenebrismo, moldeando los cuerpos. Se trata de auténticos
retratos y cabe mencionar la conexión psicológica que se establece
a través de los gestos de las manos entre Cristo, cuyo gesto
recuerda a Dios Padre de la Capilla Sixtina en la Creación de Adán,
y San Mateo.
Caravaggio
se aleja de la representación formal que hasta el momento se había
realizado de los temas sagrados y los sitúa en un interior que bien
podría pasar por una taberna u oficia de recaudación de impuestos.
Los personajes son gente de la calle que se reúne en una mesa para
repartir las ganancias y tan solo un casi imperceptible halo luminoso
rodea la cabeza de Cristo para indicarnos su divinidad. las piernas
cruzadas bajo la mesa, el personaje de espalda al espectador y la
espada que lleva al cinto marcan líneas diagonales que dan
movimiento a una escena excesivamente estática.
A
pesar de la cotideaneidad con que se representa la escena, cabe
realizar una lectura teológica de la misma identificando la luz con
la entrada de Cristo a un lugar donde dominaba las sombras del
pecado. Así mismo, el pintor muestra las dos actitudes diferenciadas
que se pueden tener antes la llamada de Cristo: la de Mateo, quien
recibe la llamada y reacciona ante ella, y quienes, cegados por el
dinero y la vida material desoyen la llamada de Cristo y se condena.
Sin
embargo, a pesar de esta interpretación de la obra de Caravaggio, su
arte fue rechazado por las altas instituciones eclesiásticas al
considerar que sus cuadros no invitaban a la devoción ni a la
oración.
Aquí dejo un vídeo sobre la vida de nuestro autor:
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