Cuenta la mitología griega que en los boscosos montes de la
región de Tesalia vivía una raza de seres fabulosos y salvajes, mitad hombres y
mitad caballos: los centauros, cuyo origen se perdía en la noche de los
tiempos. En cierta ocasión, algunos de ellos fueron convidados a la boda de su
primo Piritoo, rey de los lapitas, quienes habitaban en una de las regiones de
Grecia. Hasta ese momento, los centauros jamás habían consumido vino, de forma
que durante el banquete nupcial acabaron borrachos. La ebriedad terminó por
desatar en ellos las más bajas pasiones. Trataron de violar y raptar a la
propia novia, Hipodamía y a algunas de las mujeres que asistían al banquete. Se
desencadenó así una cruenta lucha entre los lapitas que acabaron triunfantes, y
los centauros, muchos de los cuales perdieron la vida en el combate.Vista de la única metopa de la centauromaquia que aún queda
in situ en el Partenón.
Este tema mitológico, que viene a querer representar la
existencia en el espíritu humano de una doble naturaleza (la del instinto y las
pasiones brutales de los centauros y la de la razón y los valores más humanos,
de los lapitas) es el tema que se representaba en las 32 metopas del lado sur
del Partenón, en las que se narra el cruel enfrentamiento entre los dos grupos.
Los lapitas figuran desnudos (aunque algunos visten una clámide) y emplean
escudos circulares, habiéndose perdido las espadas que debieron usar. Cuando la
representación alcanza a una de las mujeres ultrajadas, ésta viste con el
típico atuendo helénico, con abundantes pliegues. Por su parte, los centauros,
como corresponde a su naturaleza semisalvaje, se representan desnudos, aunque
en algunas ocasiones portan pieles de animales.
Fuente:
http://aprendersociales.blogspot.com.es/2008/10/centauromaquia.html
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