viernes, 16 de noviembre de 2012



Cuenta la mitología griega que en los boscosos montes de la región de Tesalia vivía una raza de seres fabulosos y salvajes, mitad hombres y mitad caballos: los centauros, cuyo origen se perdía en la noche de los tiempos. En cierta ocasión, algunos de ellos fueron convidados a la boda de su primo Piritoo, rey de los lapitas, quienes habitaban en una de las regiones de Grecia. Hasta ese momento, los centauros jamás habían consumido vino, de forma que durante el banquete nupcial acabaron borrachos. La ebriedad terminó por desatar en ellos las más bajas pasiones. Trataron de violar y raptar a la propia novia, Hipodamía y a algunas de las mujeres que asistían al banquete. Se desencadenó así una cruenta lucha entre los lapitas que acabaron triunfantes, y los centauros, muchos de los cuales perdieron la vida en el combate.Vista de la única metopa de la centauromaquia que aún queda in situ en el Partenón.

Este tema mitológico, que viene a querer representar la existencia en el espíritu humano de una doble naturaleza (la del instinto y las pasiones brutales de los centauros y la de la razón y los valores más humanos, de los lapitas) es el tema que se representaba en las 32 metopas del lado sur del Partenón, en las que se narra el cruel enfrentamiento entre los dos grupos. Los lapitas figuran desnudos (aunque algunos visten una clámide) y emplean escudos circulares, habiéndose perdido las espadas que debieron usar. Cuando la representación alcanza a una de las mujeres ultrajadas, ésta viste con el típico atuendo helénico, con abundantes pliegues. Por su parte, los centauros, como corresponde a su naturaleza semisalvaje, se representan desnudos, aunque en algunas ocasiones portan pieles de animales.

Fuente: 
http://aprendersociales.blogspot.com.es/2008/10/centauromaquia.html

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