Sea quien fuere en realidad el autor de la Victoria de Samotracia,
lo cierto, sin lugar a dudas, es que en ella contemplamos una de las cumbres de
la plástica griega. Debió de ser donada por los rodios al santuario de
Samotracia a raíz de la victoria naval que obtuvieron en Side frente a Antíoco III de Siria (190
a . C.), y que les supuso, además del control de amplias
comarcas en Caria y Licia, la alianza de numerosas ciudades e islas próximas.
La obra estuvo al nivel del acontecimiento que conmemoraba: la estructura
ondulante, ascendente, de la figura; sus finísimas telas pegadas por el viento
al cuerpo, creando un efecto que supera incluso en fuerza y realismo los
pliegues mojados de Fidias o Timoteo; la vibración del aire marino que se siente
en toda la superficie, creando remolinos y sacudiendo las propias plumas de las
alas, todo ello se completaba, para acrecentar aún más el efecto teatral de la
obra, con un entorno ambientador: colocada sobre su nave, la figura aparecía en
un templete, como metida en una hornacina y destacando sobre un fondo oscuro; y
delante de ella, al pie de la proa, se abría un estanque del que surgían rocas
y por el que corrían cascadas de agua. Magnífica fusión de escultura y
naturaleza que difícilmente hallaremos en el arte griego anterior, y que nadie
sabrá explotar después mejor que los propios rodios.
Fuentes:
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/obras/7983.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Victoria_alada_de_Samotracia
No hay comentarios:
Publicar un comentario