lunes, 24 de noviembre de 2014

Estatua Barberini

Nos encontramos ante una obra escultórica de Arte Romano. En ella se representa a un hombre portando las efigies de sus antepasados. Concretamente es la Estatua Barberini, un retrato de época romana.

Es una escultura de cuerpo entero, de pie, tallada en mármol. Presenta un modelado suave con predominio de las formas curvas, sobre todo en la toga. Tiene un acabado con superficies pulidas que da sensación de suavidad y ligereza. Es una escultura exenta puesto que puede ser rodeada perfectamente. En cuanto a los retratos, ambos están tallados en mármol y presentan un todo serio, con el rostro lleno de arrugas.

Las líneas de composición son piramidales y transmiten sensación de equilibrio y serenidad. En este caso es un volumen estático que no representa movimiento alguno. Se trata de una figura naturalista, puesto que se pueden observar perfectamente las arrugas en el rostro, por el paso de la edad.

Podemos apreciar el interés que había en la antigua Roma por preservar los retratos de los difuntos para su conservación. En este caso el hombre los sostiene en lo que parece ser un entierro.
El retrato romano tiene su origen en las imágenes maiorum, máscaras en cera de los muertos que se guardaban en las casas para rendirles culto y sacarlas en procesiones. Los materiales más utilizados en el retrato fueron el bronce y el mármol.

En un principio eran bustos que sólo recogían la cabeza y parte del cuello, pero que se irán alargando poco a poco llegando a representar también los hombros y el pecho. También hubo retratos de cuerpo entero, de pie o sedentes, y retrato ecuestre, del que debió haber varios ejemplos, pero que sólo nos ha llegado uno importante. Sólo se representaba así al emperador y es importante por la influencia que tendrá en épocas posteriores.

En época de Augusto la escultura romana aplicada al retrato se idealiza. Los rasgos acusados se disimulan. Los retratos son más políticos que estéticos y muestran un "estado perfecto".

Augusto de Prima Porta: Augusto se está dirigiendo al ejército, por lo que está vestido de militar y con el brazo en alto. Se esculpe con precisión el contraste entre la coraza lisa y dura y la tela blanda. La coraza está llena de relieves alusivos a la paz augústea.

Augusto ofreciendo un sacrificio: La postura marca el contraposto y la cabeza está cubierta.

El periodo de los Flavios constituye un momento de esplendor en el que se vuelve al realismo, pero distinto al de la República. Ahora se intenta personificar los rasgos pero sin acusarlos. El busto se va haciendo más largo, recogiendo hombros y pectorales.
La escultura romana de los siglos II y I d.C. tiende a  expresar un gran movimiento. Es en este momento, desde Adriano, cuando se empiezan a tallar los ojos.

Retrato de Adriano: Es obra del siglo II. Los ojos están tallados y no policromados, lleva barba y el pelo está muy marcado, muy separado de la cabeza, largo y trabajado con el trépano con mucha delicadeza. En el busto lleva una medusa.


Retrato de Marco Aurelio: Obra también del siglo II, pero algo posterior. Cumple las mismas características, con la barba larga, el pelo muy abultado y los ojos tallados. La tela también tiene importancia.

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