Nos encontramos ante una obra
escultórica de Arte Romano. En ella se representa a un hombre subido en un
caballo que tiene la pata derecha levantada. Concretamente es el retrato ecuestre de Marco Aurelio, un
retrato de época romana.
Es una escultura de cuerpo
entero, ecuestre, trabajada en bronce. Presenta un modelado suave con
predominio de las formas curvas, sobre todo en la toga y el caballo. Tiene un
acabado con superficies pulidas que da sensación de suavidad y ligereza. Es una
escultura exenta puesto que puede ser rodeada perfectamente. En cuanto al
caballo, también está trabajado en bronce y tiene la pata derecha levantada.
Las líneas de composición transmiten
sensación de equilibrio y serenidad. En este caso es un volumen estático que
transmite una ligera sensación de movimiento sobre todo por la torsión de los
brazos y piernas y la postura de andar del caballo. Se trata de una figura
idealizada.
Podemos apreciar que el hecho de
que el caballo tenga una pata elevada simboliza que el hombre que lo monta ha
muerto por heridas de guerra.
El retrato romano tiene su origen
en las imágenes maiorum, máscaras en
cera de los muertos que se guardaban en las casas para rendirles culto y
sacarlas en procesiones. Los materiales más utilizados en el retrato fueron el
bronce y el mármol.
En un principio eran bustos que
sólo recogían la cabeza y parte del cuello, pero que se irán alargando poco a
poco llegando a representar también los hombros y el pecho. También hubo
retratos de cuerpo entero, de pie o sedentes, y retrato ecuestre, del que debió
haber varios ejemplos, pero que sólo nos ha llegado uno importante. Sólo se
representaba así al emperador y es importante por la influencia que tendrá en
épocas posteriores.
En época de Augusto la escultura
romana aplicada al retrato se idealiza. Los rasgos acusados se disimulan. Los
retratos son más políticos que estéticos y muestran un "estado
perfecto".
Augusto de Prima Porta:
Augusto se está dirigiendo al ejército, por lo que está vestido de militar y
con el brazo en alto. Se esculpe con precisión el contraste entre la coraza
lisa y dura y la tela blanda. La coraza está llena de relieves alusivos a la
paz augústea.
Augusto ofreciendo un
sacrificio: La postura marca el contraposto y la cabeza está
cubierta.
El periodo de los Flavios constituye
un momento de esplendor en el que se vuelve al realismo, pero distinto al de la República. Ahora
se intenta personificar los rasgos pero sin acusarlos. El busto se va haciendo
más largo, recogiendo hombros y pectorales.
La escultura romana de los siglos
II y I d.C. tiende a expresar un gran
movimiento. Es en este momento, desde Adriano, cuando se empiezan a tallar los
ojos.
Retrato de Adriano: Es
obra del siglo II. Los ojos están tallados y no policromados, lleva barba y el
pelo está muy marcado, muy separado de la cabeza, largo y trabajado con el
trépano con mucha delicadeza. En el busto lleva una medusa.
Retrato de Marco Aurelio:
Obra también del siglo II, pero algo posterior. Cumple las mismas
características, con la barba larga, el pelo muy abultado y los ojos tallados.
La tela también tiene importancia.
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