lunes, 6 de abril de 2015

La lección de anatomía del doctor Nicolaes Tulp.

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al arte barroco y en concreto a la escuela holandesa de Rembrandt, tratándose esta de La lección de anatomía del doctor Nicolaes Tulp.



Se trata de una obra especialmente tenebrista, en la cual no se diferencia la oscuridad del cuadro con la vestimenta de los personajes. Observamos como un foco de luz se proyecta en la clase, es decir, en el cuerpo del cadáver y en la cara del maestro y los alumnos.

La obra posee una estructura piramidal y proyecta la idea de contemplación de los espectadores a la clase. El fondo pierde importancia, siendo este de color oscuro sin ningún tipo de representación ni elemento decorativo. Representa el crudo realismo de una clase de anatomía impartida por el patólogo Nicolaes Tulp en la que disecciona el brazo de un cadáver. El cadáver, solía ser de personas que habían sido condenados a pena de muerte.

Se trata de un óleo sobre lienzo, cuyas dimensiones son de 169x216 cm y se encuentra situada en Mauritshuis, La Haya.

Rembrandt Harmenszoon van Rijin fue pintor, grabador y dibujante, siendo también el gran intérprete de la sociedad burguesa holandesa y el primer artista que ya no depende del mecenazgo de la corte o de la aristocracia, sino que vende sus productos en el mercado. Cursó su formación pictórica con Pieter Lastman y le enseña los secretos del tenebrismo caravaggiesco. Rembrandt acuña un estilo propio en el que los contrastes de luz y sombra nunca serán tajantes, sino que envuelve sus figuras en penumbras graduadas, misteriosas y doradas. En 1624 abre un taller y comienza a pintar asuntos bíblicos.

En 1632 una vez establecido en Amsterdam, la sociedad civil necesitaba grandes retratos colectivos y Rembrandt realiza tres obras memorables. Los cirujanos le encargan la obra descrita anteriormente para rememorar una clase magistral. Para los arcabuceros de la Guardia Cívica pinta la indebidamente llamada Ronda de noche, con la aparente atmósfera nocturna que invade el cuadro.
El gremio de fabricantes de tejidos le solicita el retrato de los miembros que ocupaban la mesa de gobierno para conmemorar el final de su mandato: el resultado es el cuadro titulado Los síndicos de los pañeros, sorprendidos por el pintor en una junta económica de balance positivo. El dominio y la evolución se sustancia en la cumplida galería de autorretratos que el artista realizó a lo largo de su vida y entre los que pintó a su hijo y a sus dos mujeres.

Por último, busca la expresividad interior, la sustancia espiritual y moral e intenta retratar el alma de los personajes. El claroscuro sigue siendo idéntico al de los años procedentes, pero lo pincelada se hace más suelta y el color es vibrante. Surgen entonces cuadros melancólicos como Aristóteles contemplando el busto de Homero.

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