Nos encontramos ante una obra escultórica, perteneciente al arte griego, concretamente con la estatua de Augusto Prima Porta, una copia en mármol de un original en bronce.
Como podemos observar, se trata de una estatua de bulto redondo, de cuerpo entero y de pie, como dirigiéndose al público o arengando a sus tropas, al tener la mano derecha levantada. Está realizada en mármol y mide 204cm. Se trata de una copia en mármol, posterior a su fallecimiento el 19 de agosto del año 14 d.C., extraída de un original en bronce realizado en torno al 19 a.C.
Las superficies parecen lisas y pulidas aunque en su armadura se aprecian relieves de mucho trabajo. En la obra aún se pueden observar restos de colores vivos como dorados, púrpura, azul y otros colores, ya que la obra estuvo policromada. En la obra se aprecia algo de frontalidad y su actitud es reposada y serena, pero al ladear la cabeza y la posición de contraposto (apoyar todo el peso del cuerpo sobre una pierna y dejar la otra en flexión) al estilo de la Grecia Clásica, trata de darle naturalidad y apartarse de las rígidas esculturas frontales de la antigüedad.
En cuanto a sus formas de expresión se aprecia un naturalismo con algo de idealización. El parecido con la realidad es evidente al representar las facciones de Augusto, ya que aparece con la mirada sombría y el típico flequillo, así como su carácter introvertido, nervioso, melancólico y majestuoso. Pero en su rostro se ve al político sereno y seguro, prudente, frío, consciente y preocupado de sus pensamientos y palabras, es la realidad idealizada, algo normal que se inicia en el imperio. La anatomía está muy bien trabajada al igual que los pliegues de sus ropajes, incluso se aprecia la técnica de los paños mojados para resaltar la musculatura de la figura. El emperador aparece descalzo, como signo de victoria. Todo está pensado para dar una dimensión temporal de eternidad.
Si nos paramos con detenimiento en la coraza que luce Augusto, podemos determinar varios aspectos en ella.
En el centro, el dios romano de la guerra, Marte, acompañado de la loba capitolina, recibe del legado parto las águilas imperiales arrebatadas en el campo de batalla a las legiones de Craso y Antonio. Esta devolución se produjo el año 20 a.C. En los flancos aparecen sentadas las personificaciones femeninas de Hispania con su arma nacional rendida, el gladius, y de la Galia con su trompeta e insignias, llorando la pérdida de su independencia y su inclusión bajo la dominación romana, lo que tuvo lugar el año 19 a.C. Arriba, la Aurora guía la cuádriga del Sol, precedida del Lucero del alba y del Rocío, bajo la bóveda del cielo. En la zona inferior, Apolo sobre un grifo, Diana sobre un ciervo y la Tierra con la cornucopia de la abundancia, en clara alegoría a la prosperidad de la Paz Augustea.
Esta escultura fue encargada por Livia, esposa de Augusto, cuando murió su marido. Fue encontrada en 1863 en las ruinas de la Villa llamada Ad Gallims Albas, en el lugar de Prima Porta, un lugar a las afueras de Roma, junto a la Vía Flaminia, donde se retiró Livia tras la muerte de su esposo.
Hoy en día esta escultura se conserva en el Museo Vaticano, situado en Roma.
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