martes, 7 de abril de 2015

Cristo Yacente.

Nos encontramos ante una obra escultórica, perteneciente al arte barroco, en concreto a la escuela castellana de Gregorio Fernández.


En la imagen observamos a Cristo tumbado, siendo este una obra de bulto redondo, con excelentes gestos en su cara que representa el sufrimiento que llevo a cabo. Se le representa con la boca y los ojos abiertos a medias. El perfecto ondulado del cabello y de la barba, que dotan a la escultura de una mayor naturalidad. Es sorprendente también en esta obra la delicadeza con la que es tratada a la hora de representar sus heridas. La más llamativa es su herida del costado, la cual aun se encuentra abierta y sangrando, mientras que esta sangre desciende por todo su tronco.

La sangre también puede contemplarse en su rostro, tras las heridas que le han provocado la corona de espina. Así, podemos observar que por su frente desciende multitud de sangre, llegando esta incluso hasta la nariz. Del interior de la boca también procede gran cantidad de sangre.



La obra no carece de detalle, puesto que en sus manos y pies podemos observar las heridas causadas por los clavos que le atravesaron este parte de su cuerpo al ser crucificado en la cruz. Estas heridas son representadas también con grandes cantidades de sangre, enriqueciendo aun más de naturalismo la obra.



La imagen de Cristo Yacente posee su pierna derecha un poco levantada y apoyada en la izquierda, movimiento que se puede interpretar como símbolo de dolor.

La perfecta y excelente representación de todas las partes del cuerpo de Cristo dejan a la persona que lo observa impactada, puesto que es tallada con la más posible precisión los huesos, tendones, costillas, etc.

La obra es representada también con el paño de pureza, que es tallado con grandes movimientos y relieves, representando perfectamente las arrugas y los dobles de esta.

La obra es creada por Gregorio Fernández, en madera policromada. Mide 155 cm y se encuentra actualmente en el convento de los Capuchinos, El Pardo, Madrid.

Se creó en 1614 siendo regalado por el monarca con el propósito de que los religiosos se convirtieran en directores espirituales del Real Sitio. Su belleza puso en circulación otra leyenda, según la cual Fernández habría exclamado: "El cuerpo lo he hecho yo, pero la cabeza sólo la ha podido hacer Dios".

Las obras de nuestro autor, son de talla completa y bulto redondo, están teñidas de patetismo, caracterizándose en su etapa de esplendor por el modelado blando del desnudo y la rigidez metálica de los ropajes. Son telas pesadas, que se quiebran en pliegues geométricos. Paños artificiosos, que contrarresta con los postizos realistas que aplica a sus imágenes: ojos de cristal, dientes de marfil, uñas de asta y grumos de corcho para dar volumen a los coágulo de sangre.

Como creador de tipos iconográficos, dio forma definitiva en Castilla al modelo de la Inmaculada y al de la Virgen de la Piedad. Aunque las novedades le reportaron fama y estima popular fueron sus interpretaciones pasionistas: el Flagelado, atado a una columna baja y troncocónica, y el Yacente, que reclina la cabeza encima de una almohada y reposa extendido sobre la sábana.

Una leyenda sostiene que una vez concluido el Cristo atado a la columna, bajó Jesús a su talle para preguntarle dónde se había inspirado. La obra más alabada es la del Descendimiento, constando de siete figuras vestidas a la moda del siglo XVII, con el propósito de que la escenografía sacra fuera más fácilmente comprendida por los fieles.

lunes, 6 de abril de 2015

Plaza Mayor, Madrid.

Nos encontramos ante una obra arquitectónica, perteneciente al arte barroco, y en concreto a la arquitectura barroca española.




Se trata de una espacio público de estructura rectangular, con soportales para resguardar de las inclemencias a comerciantes y compradores.


Sus edificios son de tres plantas, con alzado uniforme y balcones de hierro, que los convierte en palcos para presenciar los espectáculos civiles y religiosos que se celebran. La primera plaza mayor que corresponde a estas características es la de Madrid.

Posee un estilo churrigueresco, mucho más decorado que la tradición española desde el Escorial.
Al igual que las obras de la arquitectura barroca española, este edificio se caracteriza por su sobriedad, sencillez y ausencia de curvas.

Fue llevada a cabo por Juan Gómez de Mora en 1617-1619.Las plantas de la arquitectura barroca española suelen ser de salón y de cajón. El tipo salón responde al templo cruciforme, con una única y amplia nave, y capillas laterales entre contrafuertes interiores. Andalucía impone el cajón, consistente en un rectángulo perimetral. Ambas soluciones dejan paso a una descollante capilla mayor, visible desde todas las partes del templo.

Las proporciones cúbicas y la escasa altura se proyecta en las fachadas, la del convento de San José y la del monasterio de La Encarnación van a servir de patrón universal para toda España.

La pobreza constructiva es visible en la utilización casi exclusiva del ladrillo y en las falsas cúpulas de la meseta castellana, denominadas "encamonadas", de madera y yeso. Se introduce el cubrir las capillas con cimborrio de madera, y es obra muy segura y muy fuerte, que imita en el exterior a las de cantería. La sencillez externa dejará paso durante el último tercio del siglo XVII a una deslumbrante decoración interior, hasta el punto de convertirlas en cuevas doradas. Las iglesias aparecen brilllantes y revestidas de espumosas yeserías, coloristas cuadros de altar y refulgentes retablos dorados. Surge también una nómina de arquitectos y entallados, y todos fueron dueños de un exultante repertorio ornamental, que se conciben como retablos en piedra. Esta máscara decorativa, ha sido interpretada como una estrategia política para ocultar a clases populares la postración política y económica en que se hallaba sumido el país.

Entre las obras cabe destacar: Fachada del Real monasterio de la Encarnación, Capilla Sacramental, Sacristía de la Cartuja, Portada del Real Hospicio del Ave María y San Fernando, Fachada del Obradoiro, Fachada de la Catedral de Murcia, Portada del colegio- seminario de San Telmo.

La lección de anatomía del doctor Nicolaes Tulp.

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al arte barroco y en concreto a la escuela holandesa de Rembrandt, tratándose esta de La lección de anatomía del doctor Nicolaes Tulp.



Se trata de una obra especialmente tenebrista, en la cual no se diferencia la oscuridad del cuadro con la vestimenta de los personajes. Observamos como un foco de luz se proyecta en la clase, es decir, en el cuerpo del cadáver y en la cara del maestro y los alumnos.

La obra posee una estructura piramidal y proyecta la idea de contemplación de los espectadores a la clase. El fondo pierde importancia, siendo este de color oscuro sin ningún tipo de representación ni elemento decorativo. Representa el crudo realismo de una clase de anatomía impartida por el patólogo Nicolaes Tulp en la que disecciona el brazo de un cadáver. El cadáver, solía ser de personas que habían sido condenados a pena de muerte.

Se trata de un óleo sobre lienzo, cuyas dimensiones son de 169x216 cm y se encuentra situada en Mauritshuis, La Haya.

Rembrandt Harmenszoon van Rijin fue pintor, grabador y dibujante, siendo también el gran intérprete de la sociedad burguesa holandesa y el primer artista que ya no depende del mecenazgo de la corte o de la aristocracia, sino que vende sus productos en el mercado. Cursó su formación pictórica con Pieter Lastman y le enseña los secretos del tenebrismo caravaggiesco. Rembrandt acuña un estilo propio en el que los contrastes de luz y sombra nunca serán tajantes, sino que envuelve sus figuras en penumbras graduadas, misteriosas y doradas. En 1624 abre un taller y comienza a pintar asuntos bíblicos.

En 1632 una vez establecido en Amsterdam, la sociedad civil necesitaba grandes retratos colectivos y Rembrandt realiza tres obras memorables. Los cirujanos le encargan la obra descrita anteriormente para rememorar una clase magistral. Para los arcabuceros de la Guardia Cívica pinta la indebidamente llamada Ronda de noche, con la aparente atmósfera nocturna que invade el cuadro.
El gremio de fabricantes de tejidos le solicita el retrato de los miembros que ocupaban la mesa de gobierno para conmemorar el final de su mandato: el resultado es el cuadro titulado Los síndicos de los pañeros, sorprendidos por el pintor en una junta económica de balance positivo. El dominio y la evolución se sustancia en la cumplida galería de autorretratos que el artista realizó a lo largo de su vida y entre los que pintó a su hijo y a sus dos mujeres.

Por último, busca la expresividad interior, la sustancia espiritual y moral e intenta retratar el alma de los personajes. El claroscuro sigue siendo idéntico al de los años procedentes, pero lo pincelada se hace más suelta y el color es vibrante. Surgen entonces cuadros melancólicos como Aristóteles contemplando el busto de Homero.

La Vocación de San Mateo.

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al arte barroco, en concreto con la Vocación de San Mateo, cuyo autor es el Caravaggio.



Al observar la obra lo más característico es el claroscuro llevado a cabo por el autor y el tenebrismo, reflejado puesto que se funde el naturalismo con la visión revolucionaria de la luz.
Nos llama la atención la luz diagonal que se proyecta en el lado derecho de la imagen, que obedece la mano de Dios, cuya luz corta la oscuridad e ilumina a los apóstoles que se encuentran sentados alrededor de una mesa.

Las imágenes se encuentran en disposiciones diferentes cada una de ellas. Mientras el apóstol que se encuentra en el margen izquierdo de la imagen posee el gesto de ofrecerle a Cristo y San Pedro las monedas recaudadas, el siguiente apóstol que se encuentra a su lado se señala a sí mismo interrogándose ante la llamada de Jesús. Los dos apóstoles restantes del lado derecho observan la entrada de los dos personajes principales. No obstante, Cristo se encuentra con el brazo derecho levantado de manera diagonal señalando al apóstol, y San Pedro dirige su mirada a Cristo. Esta explicación de los distintos movimientos de los personajes que encontramos en la obra nos ayuda a demostrar la existencia de la diferente disposición de las figuras.

La obra se encuentra envuelta en un tenebrismo en estado puro, caracterizado por el uso de la oscuridad en la imagen, a pesar de añadirle luz en algunas zonas. El fondo de esta pierde importancia puesto es de color oscuro y carece de grandes elementos decorativos a excepción de una ventana.

Se trata del cuadro más interesante y divulgado de el Caravaggio, creado en su estilo maduro a partir de 1600, en concreto, esta obra fue diseñada en 1601, y se trata de un óleo sobre lienzo cuyas dimensiones son 338x348 cm. Se encuentra actualmente en la Capilla Contarelli, en la Iglesia de San Luis de los Franceses en Roma y su tema principal es la entrada de Cristo y San Pedro en la oficina de recaudación de impuestos y, con ellos, un plano de luz oblicua corta la oscuridad, simulando la voz de Jesús convocando al apóstol que se interroga con el dedo en el pecho ante la inesperada llamada.

Su autor es el Caravaggio, cuyo nombre verdadero es Michelangelo Merisi. Es el creador del naturalismo y del tenebrismo pictórico. Valora las naturalezas muertas, pinta bodegones y composiciones con tipos populares en escenas vulgares. También representa a cupidos o ángeles que son "golfillos" de la calle y a la Virgen como una mujer cualquiera.

Su breve carrera ha sido fragmentada en tres etapas. La fase inicial, perteneciente a sus primeros años romanos, se caracteriza por cuadros pequeños, de medias figuras en los que da vida al mundo callejero. Inventa el bodegón moderno con la obra La cesta de frutas, y representa a jóvenes lánguidos y afeminados bajo la apariencia mitológica de Baco. También nos encontramos interpretaciones religiosas en esta etapa como la Cena de Emaús.

A partir de 1600 se inicia su estilo maduro, y funde el naturalismo con su visión revolucionaria de la luz, creando el tenebrismo caravaggiesco. En esta etapa se dan cita los grandes encargos para las iglesias romanas. Destacan obras como la descrita anteriormente y otras como La crucifixión de San Pedro y La conversión de San Pablo. Obras como La virgen de Loreto, atestiguan la polémica que desató el naturalismo tenebrista en la Roma de su tiempo. Pero peor suerte corrió la obra de La muerte de la Virgen, ya que fue retirada de la iglesia de la Scala, porque imitaba con demasiada exactitud el cadáver hinchado de una prostituta ahogada en el Tíber.

En su etapa final, coincide con su exilio, y pinta cuadros religiosos para las iglesias del sur de Italia y Malta. Ejemplos de este período son Las siete obras de misericordia, La decapitación del Bautista y La resurrección de Lázaro.

Palacio de Versalles.

Nos encontramos ante una obra arquitectónica, perteneciente al arte barroco, y se trata del palacio clasicista francés denominado Versalles.


Observamos una obra característica por su gran tamaño, con un orden colosal y gran riqueza en la ornamentación. Se trata de una fachada recta, dividida en tres pisos, de los cuales el central es de mayor tamaño que el superior y el inferior.
En el centro de este piso, nos llama la atención el las seis grandes columnas de color blanco que sirven de aporte para la especie de balcón que sobresale de la fachada. Lo mismo ocurre un poco más a la derecha e izquierda de este balcón central, con la pequeña diferencia de que el tamaño es menor y se encuentran sostenidas por cuatro columnas.



Otro rasgo característico de este edificio es el elevado número de ventanas que este posee. Se encuentra decorado con estatuas de distinto tamaño.

Pertenece al arte francés. el cual impone una dictadura arquitectónica y los espacios pasan a ser de superficies regulares, los volúmenes nítidos y las fachadas rectas. Prestó gran unidad a los proyectos y utilizó complementos arquitectónicos como la domesticación de la naturaleza, enmarcando los palacios con jardines adecuados a la escala humana, recortados en parterres geométricos y refrescados por canales de agua.

Se puede decir que Versalles es el prototipo de residencia del príncipe absoluto, y para ello, Luis XIV de Francia eligió este palacio cuya expresión será el "Rey Sol"-
Inicialmente fue un pequeño castillo, fabricado en piedra y ladrillo, rodeado de fosos y cubierto de pizarra. Su transformación barroca lo convirtió en un marco escenográfico de sus fiestas y en 1668 fijó allí Luis XVI su vivienda.

El arquitecto que llevo a cabo esta obra fue Jules Hardouin-Mansart, su pintor fue Charles Le Brun y el jardinero-paisajista André Le Nôtre. El primero diseñó una monumental fachada, por cuyo interior corría la Galería de los Espejos, el segundo decoró sus espacios con mármoles polícromos y trofeos dorados, pintando en el techo los gloriosos anales del rey.


Más tarde, Mansart añadió un invernadero de plantas exóticas: el Gran Trianon, que se trataba de un pequeño palacete emboscado en los jardines para que Luis XIV pudiera gozar la intimidad de su amante. Por último, Le Nôtre diseñó las tres avenidas de jardines que confluyen en el palacio.

domingo, 22 de marzo de 2015

Sepulcro de Julio II

Nos encontramos ante una obra escultórica perteneciente al arte renacentista del Cinquecento de Miguel Ángel.

Esta obra fue un proyecto que realizó Miguel Ángel para el sepulcro de Julio II (1505). Este proyecto fue “la tragedia de su vida”, ya que no llegó a realizarse. El primer proyecto presentaba un túmulo exento con más de 40 esculturas de tamaño natural que superaba en dimensiones y riquezas cuantas tumbas se habían realizado.

Presentaba una estructura piramidal compuesta de: una base adornada con Victorias flanqueadas por esclavos; una planta media con relieves representando gestas del Pontífice, y cuatro grandes imágenes en las esquinas: Moisés, San Pablo, la Vida Activa y la Vida Contemplativa; y por último presentaba un ático en el que se mostraba a Julio II sentado en la silla gestatoria sostenida por dos ángeles.

El programa iconográfico escondía un sentido alegórico de raíz neoplatónica, que armonizaba la fama temporal con la salvación eterna del Papa. Debido a las disputas con Bramante nunca llegó a realizarse, y entre 1506 y 1542 sufrió varias modificaciones y reformas.

A partir de 1513, ya muerto Julio II, elabora un segundo proyecto. En este la composición ya no es exenta sino adosada a un muro de tamaño más reducido y con algunas variaciones iconográficas. El resultado final no satisfizo a nadie, empezando por su ubicación en San Pedro in Vincoli, en vez del Vaticano. De las 47 imágenes proyectadas solo se realizaron ocho: los dos esclavos de Louvre, los cuatro de la Academia de Florencia y el Moisés que es la única que se conserva en el mausoleo.

El Moisés y los Esclavos sirven para mostrar dos aspectos de la escultura de Miguel Ángel: la potencia dramática en estado puro o terribilitá y el inacabado o non finito.
cincelado le ayudaron en el taller dos jóvenes auxiliares: Pablo Uccello y Donatello, que mostrarían a su maestro el nuevo lenguaje artístico de la composición espacial renacentista.

El tributo de la moneda

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al arte renacentista del Quattrocento. Concretamente nos encontramos con El tributo de la moneda de Masaccio (1425), situado en la Capilla Branacci, Iglesia del Carmine. Florencia.



Esta obra está pintada al fresco sobre muro. Los colores empleados son colores llamativos, rojos fuertes, azules…

Distinguimos en la pintura tres escenas yuxtapuestas. En el centro, Cristo es requerido por el recaudador de impuestos de Cafarnaún para que pague el derecho de portazgo antes de entrar en la ciudad; entonces, el Señor le encarga a Pedro que pesque un pez en el lago de Genezaret, en cuyas entrañas hallará la moneda solicitada por el funcionario de hacienda. Este episodio aparece a la izquierda y el pago del impuesto, a la derecha. Vasari agrega que, entre los apóstoles que rodean a Jesús, el situado <<en último plano, es un autorretrato de Masaccio, pintado en el espejo tan bien, que parece vivo>>.
Junto a estos logros, Masaccio manifiesta también el conocimiento de la perspectiva de Brunelleschi. No en vano, el fresco de La Trinidad, pintado para la iglesia de Santa María Novella, de Florencia, constituye en la actualidad el primer   de la perspectiva, matemática aplicada a la pintura renacentista.
transmitido al bajorrelieve mediante la técnica del schiacciato o aplastado. Finalmente, en los marcos con reproducciones de esculturas griegas y festones de flores, frutas y animales, muestra el respeto con el nuevo arte observaba la Antigüedad y la Naturaleza.



Anterior a estas puertas, Ghilberti hace la Segunda Puerta del Baptisterio, en 1401. Esta puerta está compuesta por 28 cuadrifolios con escenas del Nuevo Testamento. Durante su fundición cincelado le ayudaron en el taller dos jóvenes auxiliares: Pablo Uccello y Donatello, que mostrarían a su maestro el nuevo lenguaje artístico de la composición espacial renacentista.