Nos encontramos ante una obra arquitectónica, perteneciente al arte romano, concretamente con el Panteón de Roma, consagrado a todos los dioses del Imperio.
La idea germinal de este monumento a la tolerancia confesional se debe a Agripa, que lo inaguró el 27 a.C. en el Campo de Marte, pero varios incendios obligaron a Adriano a reconstruirlo de nuevo un siglo después.
El Panteón se puede dividir en dos partes principales. Por un lado, se encuentra precedido, a modo de pronaos, por un pórtico octástilo de columnas corintias y con un frontón triangular sin relieves. Por otro lado, éste pórtico deja paso, a modo de naos o cella del templo, a la gran rotonda cerrada por una cúpula acasetonada, cuya altura de 43'50 metros es idéntica al diámetro de la base.
En el interior, se alternan espacios arquitrabados (capillas rectangulares) con otras abovedadas (capillas semicirculares). Los arcos de medio punto tienen un papel fundamental en la cubrición, pero apenas son visibles. Las cubiertas son de diversos tipos: armadura de madera en el pórtico, bóveda de cañón en el pequeño tramo de la entrada y cúpula semiesférica en el cuerpo principal, que es la más interesante. La gran cúpula que cierra el espacio circular se apoya en un tambor cilíndrico o muro que soporta todo el peso. Este tambor que descansa sobre las columnas corintias y está articulado con macizos y vanos alternados, arranca de una cornisa a la mitad de la altura total, y acaba en un óculo redondo de iluminación. Se adelgaza y aligera al elevarse por el material menos pesado utilizado. Esto hace rebajar la cúpula y darle un efecto de perspectiva.
Los materiales fundamentales son el Opus Caementicium, el hormigón, y el Opus Laetericium, el ladrillo, utilizados en los arcos y en el revestimiento. En el interior, estos materiales pobres se recubren con placas de
mármol y estuco.
En la cúspide de la cúpula, nos encontramos un orificio u óculo de 9 metros
de diámetro, que servía para dar luz y para la salida de humos, incluso para la recogida del
agua de lluvia. El espacio tan amplio y diáfano de la cella y la luz que penetra por el óculo es
uno de los grandes logros de los espacios interiores de la arquitectura romana.
Los elementos decorativos tienen mas interés en el interior que en el exterior. La decoración era bastante más lujosa de lo que vemos a día de hoy. Había esculturas
en el frontón, los fustes de las columnas tenían colores fuertes, disminuidos ahora por el paso
de años, pavimento de colores vivos y formas geométricas, etc. El muro está ornamentado
con elementos arquitectónicos: columnas, entablamentos, frontones, etc, realizados en mármoles de colores. La cúpula se decora con casetones, que
acentúan su forma esférica y su concavidad pues en cada círculo son de menor tamaño y
resaltan el efecto de la perspectiva. En la parte superior, se ha dejado liso el casquete y el
óculo se enfatiza con un anillo.
El
exterior es muy simple en la decoración, que se reduce a tres cornisas en el muro de la
rotonda y a la fachada clásica de orden corintio. Ello era así porque gran parte del edificio
estaría tapado con los edificios colindantes, hoy desaparecidos. Además, la plaza alargada y
estrecha que había frente al edificio proporcionaba una visión frontal del pórtico. Sólo la
parte superior de la cúpula quedaría a la vista, y estaba recubierta por tejas de bronce
dorado. Existe simetría axial gracias al pórtico que
transforma la polisimetría típica de una forma circular, a la vez que marca la frontalidad del
edificio. Es un espacio estático y grandioso. El pórtico de la entrada origina una dirección
longitudinal hacia el ábside del fondo.
Todos estos rasgos nos llevan al arte romano. Su forma pura y simple, basada en la esfera y el cilindro, y su complejidad
constructiva tienen un carácter excepcional y permiten identificarla de forma concreta: el
Panteón de Roma.
Se trata de un edificio religioso, un templo dedicado a diferentes divinidades cuyas
estatuas estarían colocadas en los siete nichos que se alternan en la parte inferior del muro, y
se ha dispuesto una forma circular para que ninguno sobresalga respecto a los demás.
El edificio sufrió daños por un incendio en el año 80 y una destrucción en tiempos de Trajano en
al año 110, por lo que fue reconstruido.
Sin duda, estamos no sólo ante el templo mejor conservado de la Antigüedad, debido
a su uso constante, primero como templo pagano y, posteriormente, como cristiano, sino ante
uno de los edificios más importantes del arte romano.
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