jueves, 10 de marzo de 2016

El Expolio de Cristo

Nos encontramos ante una obra pictórica de Domenikos Theotokópoulos; conocido como El Greco; esta obra es concretamente El Expolio de Cristo, realizada en los años 1577 - 1579 y pertenece al arte del Renacimiento.


En esta obra encontramos todas las características de la pintura del Renacimiento español; destacan especialmente el expresionismo; en el rostro melancólico y dudoso de Cristo; que aparece en el centro vestido de rojo captando toda la atención de los espectadores; las figuras alargadas, el color dominante en toda la obra; especial mente de los colores fríos y oscuros en el fondo aunque los que más destacan son el rojo de Cristo y el amarillo de los dos hombres; y, lo más importante, el tema religioso.

Como podemos comprobar, El Greco individualiza todos y cada uno de los rostros de la muchedumbre que se encuentra detrás de Cristo. 

En la esquina inferior izquierda descubrimos que aparecen las tres Marías observando como van a despojar a Cristo de sus ropas y pertenencias antes del expolio. 

A la izquierda de Cristo, sobre las tres Marías, aparece un soldado romano (longinos, legionario romano del siglo XVI) caracterizado con la armadura de la época en la que se realizó la pintura y no con las ropas de la época en la que se supone que ocurre todo, por lo que descubrimos que la obra se encuentra descontextualizada de tiempo; y si nos fijamos en los alrededores, también de lugar.

Si nos fijamos en los rostros de las tres Marías descubrimos preocupación; si observamos el rostro de Cristo hallamos duda y melancolía; y, por último, si miramos los rostros de la plebe, no solo descubrimos que estén individualizados, sino que también encontramos signos de ansias, de deseo y de preocupación o desconcierto (entre otros) por intentar arrebatar a Cristo todas las pertenencias posibles.

Esta obra de El Expolio de Cristo es una obra de Domenikos Theotokópoulos, El Greco, realizada entre los años 1577 - 1579; se trata de una pintura al óleo sobre lienzo, mide 285 x 173cm, estaba valorada en 3650 reales, y se encuentra en la Sacristía de la Catedral de Toledo, en Toledo, España.

El Greco realizó más obras a parte de El Expolio de Cristo como son Martirio de San Mauricio y la Legión Tebana o El Entierro del Señor Orgaz.

El Escorial (Monasterio de San Lorenzo el Real)

Nos encontramos ante una obra arquitectónica del arte del Renacimiento, concretamente, ante el monasterio de San Lorenzo el Real; conocido como El Escorial. Se trata de una obra arquitectónica de Juan Bautista de Toledo y de Juan de Herrera de los años 1563 - 1584. Esta obra se encuentra en Madrid, España.


Esta obra arquitectónica está construida en dos etapas: la primera de Juan Bautista de Toledo; que lo trabajó durante los años 1563 a 1567; y Juan de Herrera, que lo finalizó desde 1567 - 1584.

El escorial es el lugar de enterramiento de todos los reyes españoles desde  que se construyó hasta la actualidad. 

Como podemos observar en la imagen se trata de un edificio sin ningún tipo de decoración; ya que los monasterios prohibían el lujo y eso incluía la decoración. Un elemento muy importante de esta obra es la sobriedad que se aprecia a simple vista. 

El principal materia de construcción de El Escorial es la piedra; el techo se trata de un techo exterior a dos aguas cuyo material es la piedra pizarra; que conserva la temperatura y que crea bicromía en el exterior del edificio.

La entrada principal de El Escorial se asemeja a un templo griego; la entrada es una entrada con apariencia de templo octástilo en la base inferior y tetrástilo en la parte superior; además tiene un frontón (como todos los templos clásicos) sin decoración alguna.

El Escorial, como podemos comprobar, es un edificio monumental y es uno de los más importantes de la época de la arquitectura del arte del Renacimiento. El Escorial se compone de: 

-Patio de los reyes; es el primer lugar al que se accede tras cruzar la puerta principal.
-Biblioteca; a la derecha del patio de los reyes (en la primera imagen).
-Palacio de los Borbones; es la torre rectangular de la izquierda en el edificio central.
-Colegio; en la parte izquierda principal de El Escorial.
-Salas capitulares; todo el ala derecha (en la primera imagen).
-Panteón; en el edificio central; etc.

Algunas webs que pueden ayudar a nuestra explicación de la división de El Escorial son:


El monasterio de San Lorenzo el Real; El Escorial, es una de las obras arquitectónicas más importantes del arte del Renacimiento español; se encuentra en El Escorial, Madrid, España. Fue realizado y planeado por Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera; en épocas distintas pero consecutivas; el más importante de los dos autores fue sin duda Juan de Herrera.

Este edificio mide 207 x 162m. El Escorial ha servido de inspiración para muchas construcciones posteriores.

miércoles, 9 de marzo de 2016

La Asunción de la Virgen 


La Asunción que Tiziano pintó para la iglesia de Santa María dei Frari en Venecia es una de sus obras más espectaculares. Supone el primer encargo de importancia para el artista en un año en el que es nombrado pintor oficial de la Serenísima República de Venecia (1516), poniéndose en contacto, además, con el duque de Ferrara, su primer cliente importante.

Asunción
En la iglesia veneciana, Tiziano desarrolla una de sus obras más sorprendentes y revolucionarias. Sus fuentes de inspiración serían Mantegna y Giovanni Bellini, aunque el maestro las perfecciona abandonando el realismo para otorgar al asunto la sobrenaturalidad necesaria. 

La composición se divide en tres espacios: la zona superior, con Dios Padre esperando a recibir a María en su seno; la central, con la Virgen María siendo ascendida por una gran corte de querubines; y la inferior, donde los apóstoles contemplan el episodio. Pero Tiziano ha conseguido unir las tres zonas de manera espectacular a través de diferentes elementos como son el color rojo que afecta a las tres zonas; la luz, al iluminar de igual manera la zona terrenal y la celestial, sin hacer variaciones entre ambas; los gestos de las figuras, que ponen en contacto los diferentes planos el brazo levantado del apóstol de espaldas, el querubín que aparece a su lado, la mirada hacia arriba de la Virgen o Dios Padre mirando hacia abajo, la unidad compositiva, al recurrir a una pirámide para la zona terrenal y un círculo en la celestial, participando la Virgen en ambos mundos lo que indica su calidad de intercesora para el ser humano en su salvación. 

Las figuras empleadas por el maestro son de gran tamaño, destacando las posturas movidas que otorgan mayor veracidad. Recurre a una doble perspectiva de gran originalidad al mirar de arriba a abajo en los apóstoles y de abajo a arriba en la Virgen y Dios Padre. La intensidad del colorido y el brillo de la luz dorada forman parte de la cuidadosa puesta en escena seguida por Tiziano, quien había calculado hasta los más mínimos detalles de emplazamiento ya que el lienzo se sitúa al final de un gran altar gótico y en un difícil contraluz, contrarrestado por la maravillosa luminosidad que emana de la obra. De esta manera se pone de manifiesto el deseo del maestro por agradar a sus clientes.


Comentario
La Asunción que Tizian
La Virgen del jilguero

Se nos presenta a la virgen como una mujer de su época, joven, llena de amor, de ternura hacia su hijo y San Juan Bautista que desnudo juegan con un jilguero, mientras que ella sostiene un libro abierto. La anatomía es todavía esa redondez blanda, pero que denota un gran conocimiento de la anatomía humana. Los colores son claros, suaves, transparentes, con dominio de lo cálido. Toda la composición se llena de un notable equilibrio y serenidad. La Virgen sostiene un libro, lo que permite identificarla como Sedes Sapientiae («Asiento de la Sabiduría»). El jilguero es un símbolo de la futura muerte violenta de Cristo. San Juan ofrece el jilguero a Cristo como advertencia en relación con su futuro.

En su etapa florentina, Rafael se fija en el estilo de los dos grandes maestros, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel, tomando del primero la técnica del sfumato y del segundo sus poderosos modelados, la disposición en profundidad y el enlace de los cuerpos entre sí. De sus obras de esta etapa se deduce ya el potencial que ofrece como artista, destacando sobre todo por pintar una serie de “Madonnas”, realizadas al óleo sobre tabla. En estas “Vírgenes con Niño” se funde en un perfecto equilibrio el sentido renacentista de la belleza con el idealismo neoplatónico y la devoción cristiana. En ellas Rafael se muestra como un perfecto ejemplo del equilibrio clasicista del siglo XVI, con gran sentido de la medida, la simetría y la claridad compositiva, la plasmación de la belleza ideal, las luces diáfanas y el encanto en el uso del color.

La Virgen del jilguero (en italiano Madonna del cardellino) es una pintura del artista renacentista italiano Rafael Sanzio, datada hacia 1505. Es una pintura al óleo sobre tabla con unas dimensiones de 107 centímetros de alto y 77 cm. de ancho. Se conserva en la Galería Uffizi de Florencia, Italia. Es una Virgen con Niño y san Juanito ejecutada durante la estancia de Rafael en Florencia. La Virgen fue un regalo de bodas de Rafael a su amigo Lorenzo Nasi. El 17 de noviembre de 1548 la casa de Nasi quedó destruida por un terremoto, y la pintura se partió en diecisiete fragmentos. Escribe en el año 1568 Giorgio Vasari: «Encontraron las piezas entre el mortero de las ruinas, fueron donde Battista, hijo de Lorenzo, muy amante del arte, para que la rehiciera de la mejor manera que pudiese». Fue restaurada poco después, pero el daño aún resulta visible. Los análisis con rayos X permitieron ver las fracturas entre las piezas, rellenas por nueva pintura. La esquina inferior izquierda fue completamente rehecho, así como un rectángulo correspondiente a la pierna de Jesús. Entre el año 2000 y el 2002 se han hecho investigaciones para una nueva restauración, terminada en 2008.  
La Piedad

Nos encontramos ante una obra escultórica de arte renacentista, concretamente la Piedad florentina, del Cinquecento italiano, esculpida en mármol por Miguel Ángel entre el 1550 y el 1555.

Se dice que el Maestro la había pensado para su propia tumba, y como en otras ocasiones aparece también aquí el "non finito", la obra inacabada. Quizá accidental, quizá efecto buscado. El momento contado por la obra está una vez más entre el "descendimiento" y "La Piedad": Nicodemo (la figura encapuchada), ha descendido a Cristo de la cruz y lo sostiene al tiempo que María (a la derecha) lo apoya en su regazo. A la izquierda María Magdalena también contribuye a sostenerlo. Vuelve aquí Miguel Ángel a la estructura piramidal, pero a diferencia de la Piedad del Vaticano, el cuerpo de Cristo no se encuentra en posición horizontal sobre el regazo de María, ni vertical sostenido por Nicodemo, sino formando una S muy marcada, sobre todo por el ángulo que dibuja su pierna derecha. Algunos biógrafos de Miguel Ángel sostienen que la obra fue abandonada y parcialmente destruída por el maestro por diversas causas (mármol de mala calidad, frustración por algún error irreparable), pero lo cierto es que no sólo quedó sin terminar el rostro de María y la parte inferior del grupo, sino que la figura de Magdalena está realizada por otra mano, la de su alumno Tiberio Calcagni que la tuvo en su estudio. El dato más curioso es que, bajo la apariencia de Nicodemo está el autorretrato de Miguel Ángel, según nos cuenta Giorgio Vasari.

La coronación de la Virgen


Nos enocontramos ante una pintura al fresco de arte renacentista, concretamente La coronación de la Virgen, hecho por Beato Angelico en el convento de San Marcos en Florencia, durante el periodo de tiempo que transcurre entre los años 1438 y 1450. Sus dimenciones son de 184 x 167 cm.

En la imagen vemos como la Virgen esta siendo coronada, y en un plano inferior aparecen arrodillados Santo Tomás de Aquino, San Benito, Santo Domingo de Guzmán, San Francisco de Asís, San Pedro Mártir y San Marcos. Observamos el detalle del nimbo dorado que posee la Virgen, como símbolo de divinidad.

La Coronación de María es uno de los temas más desarrollados dentro de la iconografía de Fra Angelico. Pero si en otras representaciones primaba la opulencia del acontecimiento, con enorme utilización del fondo de oro y de motivos decorativos de todo tipo, este fresco de San Marcos se presenta de forma mucho más simplificada, pero con el elemento de la luz como gran componente del episodio divino de la Coronación de la Virgen. María y Jesucristo se sitúan en el ámbito celestial, rodeados de una aureola de color verdoso muy difuminado.

Las figuras, vestidas con túnicas de color blanco, se sitúan sobre un banco y un escabel de nubes, lo que acentúa el carácter sobrenatural donde tiene lugar el acontecimiento. Todo el conjunto queda recorrido por un fuerte sentido evanescente e irreal, configurado por la fuerte luminosidad de la escena. Los colores también ayudan en el carácter vaporoso de la representación, predominando suaves colores blancos y amarillos.

En la parte terrenal, abajo, un grupo de santos se dispone en semicírculo, siguiendo la línea compositiva del suceso de arriba. San Benito, Santo Tomás de Aquino y Santo Domingo, a la izquierda, San Pedro Mártir, San Marcos y San Francisco, a la derecha, contemplan en actitud de reverencia la escena de la Coronación de María.

Observamos la utilización de colores rutilantes y el fondo dorado. Las imágenes se encuentran estilizadas y existe una luz que invade por igual toda la composición, tratándose esta de la luz divina, que a su vez, también presta al cuadro una atmósfera primaveral.

Por otro lado,  vemos la representación de una Luz divina acompañada de las manos de Dios, que simboliza el Espíritu Santo. Representa un marco arquitectónico ficticio en el cual observamos un cielo estrellado color azul, cuyo color simboliza la pureza de María y las estrellas la universalidad de la encarnación de Cristo.

Los ropajes y las reverberaciones de la luz, que les llega por la derecha, confieren corporeidad a las figuras que, materializadas y mucho más vivas de color, los sitúa en el plano terrenal, muy diferente a la caracterización del acontecimiento de la Coronación

Como característica importante, nos encontramos con la línea de rompimiento de gloria, que separa el mundo espiritual del terrenal, en los cuales, en el primero se encuentra en un plano superior y está representado por la Virgen y Jesucristo, mientras que en la representación del mundo terrenal en la parte inferior, se encuentras representados los seis santos.

El nombre de su autor, Beato Angelico, es un título puramente secular, que concedieron los contemporáneos al fraile dominico Giovanni da Fiesole después de morir. Su vida pictórica estaba ungida por la inspiración divina y sus obras son herederas del gótico internacional.

Entra sus obras destaca el retablo de La Anunciación, pintado en 1430 para la iglesia de Santo Domingo de Fiesole. Esta se encuentra en el Museo del Padro, Madrid. Sus dimensiones son de 1430x1432 y se trata de un temple sobre tabla. En ella se representa en un primer plano a la izquierda la concesión Inmaculada de Cristo, y en un plano secundario a la derecha el pecado capital protagonizado por Adán y Eva.

Sepulcro del cardenal Rinaldo Brancacci



Nos encontramos frente a una obra escultórica de arte renacentista, concretamente el sepulcro del cardenal Rinaldo Brancacci, que fue esculpido por Donatello y Michelozzo en mármol, en el periodo de tiempo transcurrido entre los años 1427 y 1428. Se enccuentra en la iglesia de Sant'Angelo a Nilo, Nápoles. Esta es una de las más importantes obras de arte renacentista en Nápoles. Es parcialmente dorada y policromada, con una altura de 11,60 metros, y una profundidad de 4,60 metros.

Es uno de los trabajos realizados por la asociación de los artistas florentinos Michelozzo y Donatello, cuyo taller fue activo desde 1425 hasta finales de los años treinta. La obra fue encargada en vida del cardenal Brancacci. Existe una carta del 5 de junio de 1427 anunciando que el grupo escultórico se encontraba en una cuarta parte de ejecución. Desde el año 1426 los dos artistas habían alquilado especialmente un taller en Pisa, desde donde fue fácil enviar las piezas del monumento por el mar. Al estar la ciudad de Pisa cercana a las canteras de mármol de Carrara, permitió un considerable ahorro en los costes de transporte. La obra terminada fue entregada en su destino en 1428.
El monumento fue colocado inicialmente a lo largo de una pared de la iglesia y ahora es visible a la derecha del altar principal.

Para albergar la tumba se compuso una una especie de palco escénico. Por encima de un zócalo se sostienen dos columnas que sobre sus capiteles se forma un arco decorado en el tradós por dos tondos o medallones y unas dobles pilastras acanaladas. En lo alto se encuentra la cúspide de estilo gotizante, en el centro hay un medallón con la figura del Redentor y querubines en ambos lados en acción de tocar unas trompetas con clara alusión al despertar de los muertos.
La tumba en sí se encuentra en la parte baja de esta construcción arquitectónica, y está apoyada sobre tres cariátides. En el frente del sarcófago se encuentran dos escudos de armas, al lado del relieve en schiacciato de la Asunción de la Virgen, sin duda obra de Donatello. Sobre este sarcófago la imagen yacente del fallecido, que aparece como dormido, y dos ángeles en pie recogiendo las cortinas que cuelgan del arco, acercándolas a los capiteles de las columnas. En el fondo de este piso se encuentra un bajo relieve de la Virgen con Niño entre dos santos.

La obra marcó una evolución en el modelo de una tumba con dosel de desarrollo vertical, como se había realizado en la tumba del antipapa Juan XXIII en el Baptistero de San Juan en Florencia, diseñado por los mismos autores en 1422-1428. El baldaquino tenía una larga tradición en el gótico y estaba muy arraigado en el arte napolitano.

Al igual que con el monumento de Florencia, también en este caso es difícil establecer una frontera entre las contribuciones de Donatello y Michelozzo. Algunos reconocen la mano de Donatello en las cariátides, y sin duda en el relieve de la Asunción. Probablemente también el retrato de Brancacci.