miércoles, 9 de marzo de 2016

La Virgen del jilguero

Se nos presenta a la virgen como una mujer de su época, joven, llena de amor, de ternura hacia su hijo y San Juan Bautista que desnudo juegan con un jilguero, mientras que ella sostiene un libro abierto. La anatomía es todavía esa redondez blanda, pero que denota un gran conocimiento de la anatomía humana. Los colores son claros, suaves, transparentes, con dominio de lo cálido. Toda la composición se llena de un notable equilibrio y serenidad. La Virgen sostiene un libro, lo que permite identificarla como Sedes Sapientiae («Asiento de la Sabiduría»). El jilguero es un símbolo de la futura muerte violenta de Cristo. San Juan ofrece el jilguero a Cristo como advertencia en relación con su futuro.

En su etapa florentina, Rafael se fija en el estilo de los dos grandes maestros, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel, tomando del primero la técnica del sfumato y del segundo sus poderosos modelados, la disposición en profundidad y el enlace de los cuerpos entre sí. De sus obras de esta etapa se deduce ya el potencial que ofrece como artista, destacando sobre todo por pintar una serie de “Madonnas”, realizadas al óleo sobre tabla. En estas “Vírgenes con Niño” se funde en un perfecto equilibrio el sentido renacentista de la belleza con el idealismo neoplatónico y la devoción cristiana. En ellas Rafael se muestra como un perfecto ejemplo del equilibrio clasicista del siglo XVI, con gran sentido de la medida, la simetría y la claridad compositiva, la plasmación de la belleza ideal, las luces diáfanas y el encanto en el uso del color.

La Virgen del jilguero (en italiano Madonna del cardellino) es una pintura del artista renacentista italiano Rafael Sanzio, datada hacia 1505. Es una pintura al óleo sobre tabla con unas dimensiones de 107 centímetros de alto y 77 cm. de ancho. Se conserva en la Galería Uffizi de Florencia, Italia. Es una Virgen con Niño y san Juanito ejecutada durante la estancia de Rafael en Florencia. La Virgen fue un regalo de bodas de Rafael a su amigo Lorenzo Nasi. El 17 de noviembre de 1548 la casa de Nasi quedó destruida por un terremoto, y la pintura se partió en diecisiete fragmentos. Escribe en el año 1568 Giorgio Vasari: «Encontraron las piezas entre el mortero de las ruinas, fueron donde Battista, hijo de Lorenzo, muy amante del arte, para que la rehiciera de la mejor manera que pudiese». Fue restaurada poco después, pero el daño aún resulta visible. Los análisis con rayos X permitieron ver las fracturas entre las piezas, rellenas por nueva pintura. La esquina inferior izquierda fue completamente rehecho, así como un rectángulo correspondiente a la pierna de Jesús. Entre el año 2000 y el 2002 se han hecho investigaciones para una nueva restauración, terminada en 2008.  

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