miércoles, 9 de marzo de 2016

La Asunción de la Virgen 


La Asunción que Tiziano pintó para la iglesia de Santa María dei Frari en Venecia es una de sus obras más espectaculares. Supone el primer encargo de importancia para el artista en un año en el que es nombrado pintor oficial de la Serenísima República de Venecia (1516), poniéndose en contacto, además, con el duque de Ferrara, su primer cliente importante.

Asunción
En la iglesia veneciana, Tiziano desarrolla una de sus obras más sorprendentes y revolucionarias. Sus fuentes de inspiración serían Mantegna y Giovanni Bellini, aunque el maestro las perfecciona abandonando el realismo para otorgar al asunto la sobrenaturalidad necesaria. 

La composición se divide en tres espacios: la zona superior, con Dios Padre esperando a recibir a María en su seno; la central, con la Virgen María siendo ascendida por una gran corte de querubines; y la inferior, donde los apóstoles contemplan el episodio. Pero Tiziano ha conseguido unir las tres zonas de manera espectacular a través de diferentes elementos como son el color rojo que afecta a las tres zonas; la luz, al iluminar de igual manera la zona terrenal y la celestial, sin hacer variaciones entre ambas; los gestos de las figuras, que ponen en contacto los diferentes planos el brazo levantado del apóstol de espaldas, el querubín que aparece a su lado, la mirada hacia arriba de la Virgen o Dios Padre mirando hacia abajo, la unidad compositiva, al recurrir a una pirámide para la zona terrenal y un círculo en la celestial, participando la Virgen en ambos mundos lo que indica su calidad de intercesora para el ser humano en su salvación. 

Las figuras empleadas por el maestro son de gran tamaño, destacando las posturas movidas que otorgan mayor veracidad. Recurre a una doble perspectiva de gran originalidad al mirar de arriba a abajo en los apóstoles y de abajo a arriba en la Virgen y Dios Padre. La intensidad del colorido y el brillo de la luz dorada forman parte de la cuidadosa puesta en escena seguida por Tiziano, quien había calculado hasta los más mínimos detalles de emplazamiento ya que el lienzo se sitúa al final de un gran altar gótico y en un difícil contraluz, contrarrestado por la maravillosa luminosidad que emana de la obra. De esta manera se pone de manifiesto el deseo del maestro por agradar a sus clientes.


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La Asunción que Tizian

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