EL MOISÉS DE MIGUEL ÁNGEL.
El “Moisés” es una escultura de bulto redondo realizada en mármol blanco de
Carrara que se encuentra en posición sedente. Es la representación del
liberador del pueblo de Israel de la esclavitud a que lo tenían sometido los egipcios
y el hombre elegido por Dios para entregarle las Tablas de la Ley. Miguel Ángel
elige para representarle el momento en que, descendiendo del Monte Sinaí con
las Tablas, contempla como su pueblo se encuentra adorando al becerro de oro
(símbolo de paganismo). Se trata de una representación del movimiento en
potencia, vemos por la posición de su cuerpo que está dispuesto a levantarse,
ya que está poseído por la furia, la rabia y la cólera que le genera esa visión
impía.
La fuerza de su expresión abandona ya la idea de equilibrio propia del
Renacimiento, puesto que toda la escultura es un ejercicio de fuerza y
grandiosidad. Su cuerpo es titánico, una masa escultórica compacta, sólida, con
una anatomía robusta, con fortísimos brazos desnudos, de los que se marcan
músculos, venas y tendones, lo mismo que de sus piernas. Se produce una total
dislocación de la postura clásica, con la cabeza totalmente girada, el
contrabalanceo de las piernas y el brazo cruzado por delante. La expresión es
tremebunda, las barbas encrespadas, la mirada furiosa, con los ojos taladrando
como rayos (con el iris excavado, para que al penetrar la luz genere claroscuro
e intensifique la arrolladora mirada), los labios entreabiertos, los dedos
crispados sobre las barbas rizadas, retorcidas, etc. Esta tremebunda expresión
a través de la grandiosidad formal y de la tremenda fuerza expresiva, el poner
todos los recursos al servicio de la fuerza interior del personaje, es lo que
se conoce como “terribilitá” miguelangelesca, que aparecía anunciada en el
“David” y ahora en el “Moisés” se muestra en todo su vigor. Cuando Miguel Ángel
se encuentra realizando la obra se descubre la estatua helenística del
“Laoconte y sus hijos”, que impresiona grandemente al artista y le influye
decisivamente en esta obra.
Se ha querido ver en esta estatua el símbolo de los elementos cósmicos. Así
la barba sería el agua (por ello se mueve), el cabello, el fuego (de su ira a
punto de estallar) y el fortísimo cuerpo simbolizaría la tierra.
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