viernes, 11 de marzo de 2016

Carlos V, vencedor de Mühlberg

Nos encontamos ante una obra pictórica, donde podemos emcontrar el retrato cuestre de un jefe militar, que se encuentra vestido con una brillante armadura y portando una lanza con su mano diestra, a lomo de un caballo negro, vestido de gala y con un "casco" en la cabeza.
El retrato se encuentra dentro de un entorno paisajístico, donde podemos observar numerosos árboles y una llanura o valle. Para el caballero, utiliza colores cálidos(verde o marrón), brillantes(plateado) y vivos(rojo), como el plateado de la armadura y sus muescas doradas o el rojo del "plumero" del casco y la banda en la armadura. Además, lo representa con un rostro serio y sereno. En el caballo utiliza un negro intenso, mezclado con el rojo de su "vestimenta" y "plumero" o el plateado del casco.En el paisaje utiliza una mezcla de colores apagados con otros mas vivos, como se observa en el cielo tormentoso, el bosque verde y marrón frondoso o la mezcla de colores verdes y marrones en el suelo.

Aplicando la teoría, podemos observar que se trata de la obra pictórica y retrato ecuestre de Carlos V en Mühlberg. Es un cuadro pintado al óleo sobre lienzo por el pintor veneciano Tiziano Vecellio en 1548. Mide 335 cm de alto y 283 cm de ancho. Se exhibe actualmente en el Museo del Prado de Madrid.
El artista veneciano lo realizó para representar al emperador del Sacro Imperio Romano y rey de España, Carlos I, como triunfador en la batalla de Mühlberg (24 de abril de 1547). Es un cuadro de extraordinario valor histórico y que ejerció gran influencia en la época barroca.

Historia: El cuadro conmemora la victoria de Carlos V en la batalla de Mühlberg, acaecida el año anterior. Muestra al emperador a caballo, detenido frente al río Elba; detrás de él, sólo un bosque. Tanto la luz como los colores son cálidos, rojos, ocres. El rostro del emperador está serio e impasible. Tiziano fue muy hábil, al suavizar los rasgos menos agraciados del monarca (el prognatismo).
En este retrato ecuestre, el emperador se nos muestra como un «soldado de Cristo» en defensa de la cristiandad atacada desde su propio interior por el protestantismo. Lleva una larga lanza, que recuerda a San Jorge (quien según la leyenda mató a un dragón, bestia asociada a la herejía) y una pistola de rueda en el arzón. De todas formas, la pintura no quiso hacer énfasis en la derrota militar, y el paisaje del fondo es plácido, sin tropas ni representación alguna de los enemigos derrotados.
En esta obra, Tiziano resume los antiguos ideales caballerescos de Borgoña, que el emperador conocía, junto con abundantes referencias al mundo clásico. Carlos V solía ser llamado Cesar Carolus, en un afán por relacionarlo con los emperadores romanos. Tiziano combina los estereotipos de caballero medieval y de caudillo imperial, y crea de esta manera el mejor resumen de una imagen pública tan compleja como fue la de Carlos V, quien tenía que gestionar y mantener unido un imperio transoceánico con múltiples lenguas y culturas.
Parece que el cuadro no fue encargado por el monarca, sino por su hermana María de Hungría. Una anécdota repetidamente contada es que el lienzo fue derribado por el viento mientras se secaba, resultando dañado en la grupa del caballo. La grieta, cuentan, fue reparada por otro artista, Christoph Amberger. Las radiografías confirman la existencia de tal daño.
Conservado en los diferentes palacios reales que el rey se hizo construir en España, el cuadro sufrió el incendio del Alcázar de Madrid en 1734. Se atribuye a ese siniestro el oscurecimiento de la zona inferior, donde los colores de la tierra y la hierba se ven quemados y reducidos a un ocre oscuro. Afortunadamente, las partes esenciales se conservan mejor y actualmente se aprecian en todo su esplendor, gracias a una restauración efectuada en 2000-01. La obra pasó, con una parte importante de la colección real española, al Museo del Prado en el siglo XIX, donde en la actualidad se exhibe.
"Zoom" del fondo y el caballo
"zoom" de Carlos V





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