Nos
encontramos ante una obra arquitectónica, perteneciente al
Renacimiento, concretamente con la portada de la basílica de Santa
María Novella, situada en Florencia.
Esta
gran obra fue realizada por Leon Battista Alberti, finalizándola en el 1470. Fue uno de sus
primeros trabajos, consistente en remodelar un edificio medieval,
enmascarándolo con una portada renacentista, caracterizada por ser
una fachada de proporciones perfectas, dotada de sentido musical y asumiendo como módulo compositivo el cuadrado.
Tanto la idea de armonía que domina todo el conjunto como la utilización de elementos clásicos (frontones, órdenes, óculos...) nos sitúan esta obra en el primer Renacimiento (Quattrocento), aún con recuerdos góticos en la parte inferior.
Junto con Brunelleschi, Alberti es el gran arquitecto del Quattrocento italiano, tanto en el plano constructivo como en el teórico, trabajando en varias cortes italianas, entre ellas también en Florencia. Su figura, preocupada por múltiples facetas, representa fielmente al humanista típico del periodo.
En
cuanto a las formas arquitectónicas, esta obra se encuentra
delimitada por un triángulo equilátero formado por tres cuadrados.
La planta inferior, más ancha (dos cuadrados) consta de tres puertas
y además nos recuerda a la Capilla Pazzi de Filippo Brunelleschi. La superior se reduce a la mitad y se une visualmente a la inferior a
través de alerones laterales (corrección óptica al modo griego),
abriéndose un gran óculo central. Esta parte nos recuerda a un
templo griego. Ambos pisos se separan por un ancho entablamento y
todo el conjunto se remata con un frontón clásico.
En
general podemos observar una tendencia a la horizontalidad y el
equilibrio proporcionado conseguido a través del módulo generado
por el intercolumnio central y el fuerte componente geométrico del
conjunto. El material utilizado es el mármol en dos colores, verde y
blanco, que continúa la tradición toscana.
Los
elementos constructivos visibles son las columnas de orden corintio y
pilastras de escaso resalte en el resto. Sobre ellos se voltean arcos
de medio punto en gran parte de la construcción, aunque aún se
conservan en la zona baja arcos apuntados con alternancia cromática
en las dovelas pertenecientes al estilo gótico en el que fue
iniciada esta fachada.
Predomina
el muro sobre el vano, aunque aliviado visualmente por la decoración
policromada. La decoración se adapta rigurosamente a la idea de
proporción ya comentada. Es de carácter geométrico (rectángulos,
cuadrados, círculos), sin apenas resalte, confiándola a la
policromía de los mármoles verdes. Su origen podemos rastrearlo
desde el mundo románico de la ciudad.
La
luz posee muy poca influencia en la fachada al ser escasamente
articulada, tan sólo en la puerta central y ambos laterales que, más
que utilizar la luz sirven para centrar la mirada del espectador y
crear una estructura cerrada típica del Renacimiento.
La
fachada sirve como pantalla de la obra gótica, respetando su idea de
tres naves, con la central más elevada e iluminada por el óculo. Además, su
relación con el entorno se realiza fundamentalmente a través de la
policromía que era típica de la zona florentina.
Finalmente, aquí os dejo un interesante vídeo que nos explica de forma clara y precisa las formas arquitectónicas de la fachada de la basílica de Santa María Novella:
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